La calma antes de la tempestad

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Luego de salir de la habitación de Taehyung y aprovechando la confusión que se armó en el castillo, Jungkook se escabulló hasta su alcoba y rápidamente redactó una pequeña enmienda que selló con su anillo. Minutos más tarde bajó hasta los jardines y con pasos seguros pero algo temerosos se acercó hasta aquel hombre y solicitó su atención. 

—Alteza, Hyung Sik. ¿Me concedería un momento?

El príncipe, que se hallaba rodeado de su corte, no necesitó que se lo pidiesen por segunda vez. Excusándose, se alejó un momento de sus coterráneos y complacido se reunió con Jungkook.

—No quisiera incomodarlo, alteza —comenzó a hablar el rey Joseoneano, sacando el sobre de dentro de su túnica. —Sé que durante el viaje de retorno, usted y sus hombres deben pasar por mi reino, muy cerca a la capital principal. ¿Me preguntaba por tanto si no le incomodaría desviarse un poco más y hacerle llegar este mensaje a Eun Woo, el primer ministro de Joseon?...Si pudiera dárselo en sus propias manos, sería lo mejor.

—¿Pasa algo grave, majestad? —Hyung Sik se acercó un poco más a él, y en un momento de descuido, lo tomó de sus manos enguantadas.
—Suena muy serio.

—No. —Con una sonrisa Jungkook trató de restarle importancia al asunto.
—Realmente no es nada grave, pero si es urgente y usted me pareció muy confiable y responsable. Además — añadió,
—aprovecho que pasaran por allí y así no molesto a nadie más con viajes innecesarios.

Hyung Sik sonrió. No estaba muy convencido de las palabras de Jungkook pero disimulándolo bien, tomó el sobre, rozando levemente los dedos del doncel. Sintió con aquella pequeña caricia, como su corazón empezaba a desbocarse ¿Qué rayos tenía ese hombre para cautivar a todos de esa manera?, se preguntó mientras lo miraba con interés. Aun no lo sabía, pero lo descubriría... Por Latiffa que lo descubriría.

En uno de los principales salones del concejo real de Koryo se encontraban reunidos el rey Jung Hyung y Yoongi

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En uno de los principales salones del concejo real de Koryo se encontraban reunidos el rey Jung Hyung y Yoongi. Junto a ellos se encontraban algunos miembros del concejo y por supuesto, el príncipe Taehyung. Los kaesonginos se habían ido a otra torre luego del vergonzoso y público rechazo de Jimin al príncipe Hyung Nil y al parecer, los extranjeros del reino de las arenas del desierto, tenían intensiones de marcharse esa misma tarde.

El salón en que se hallaban, era un inmenso recinto rectangular, decorado con pinturas sobre escenas de caza y guerra. Al final de los catorce pilares que sostenían la estructura, sobresalían adornos en forma de cabezas de leones y del conjunto de doble altura, que era el techo, se desprendían como un montón de estalactitas doce inmensas lámparas que lo iluminaban todo. Apenas si habia despuntado la mañana por lo que por las treinta ventanas de aquel salón no entraba ni el más mínimo rayo de sol.

Cuando uno de los consejeros reales finalmente llegó con noticias sobre el príncipe, todos los presentes se pusieron de pie de inmediato.

—Su alteza, el príncipe Jimin, pasó una buena noche y no peligra en lo absoluto —informó el hombre con una gran sonrisa. Era un sujeto alto y delgado como un saltamontes. Sus ojos también eran saltones como los de un bicho. Jung Hyung agradeció volviendo a su asiento, y con él, los demás. El concejero fue hasta su lado y ocupando su puesto sacó un pequeño pergamino de uno de los bolsillos de su chaleco.

El tesoro de SiKje (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora