Jin Young era el rey de Yurchen. Era un sujeto ruin y cruel, despreciable. Tenía un rostro de facciones déspotas, sumado a una sonrisita cruel que en esos momentos adornaba su rostro.
Jin Young se había auto nombrado el nuevo rey de Kaesong. Su ejército había arrasado en pocos días con los Kaesonginos y el poder de la piedra que se hallaba entre sus manos, lo convertiría pronto en el monarca absoluto de los cinco reinos.
Ayudar a Hyo Seop fue el mejor negoció que hubiese realizado jamás, pensaba en esos momentos. Por fin, su pueblo podría salir de esa tierra congelada a donde el gran pacto los había arrojado. Sus antepasados podían haber aceptado aquel trato, pero él no. Con el poder de la amatista de plata, Yurchen saldría de su tumba de hielo y por fin brillaría como el reino grande y poderoso que era. El territorio de los cinco reinos se repartiría nuevamente. No, no se repartiría de nuevo, todos se arrodillarían ante él.
Recordó el día en que vio a Hyo Seop por primera vez, luego de que éste hubiera revivido. El doncel era sobrino suyo por segunda línea de sangre, hijo de un primo por parte de padre. Sin embargo, Jin Young sabía que había muerto hacía más de veinte años en Jaén. No podía ser posible que lo estuviese buscando ¡Tenía que ser una absurda broma!.
Cuando Hyo Seop se presentó ante él, con la amatista de plata, la joya que lo había devuelto a la vida, colapsó, pero luego se rindió ante el poder de esa piedra. Jin Young se había unido a Hyo Seop y juntos planeaban crear un nuevo mundo, uno donde ambos pudieran reinar.
Ahora, la amatista de plata reposaba en sus manos. Hyo Seop se la había dado, como pago por su lealtad y su ayuda para ayudarle a encontrar el libro de las diosas.
Jin Young sonrió.
El poder absoluto era una sensación tan cercana al éxtasis, y él podía sentirla, podía palparla entre sus dedos.
—¿Cómo va la búsqueda del libro de las Diosas? —preguntó Hyo Seop, que se encontraba a su lado. Estaban tirados en el suelo sobre unos almohadones de hilo y unos tapetes cálidos de gruesa fibra. A los Kaesonginos les gustaba mucho tirarse en medio de los suaves tapetes, y ahora descubría, el por qué. El suelo de aquél reino era cálido. Tan diferente a Yurchen que se sentía como la muerte, tan frío...
—Aún no tengo nada, ni la más ligera pista. Pero eso va a cambiar. Apenas llegue “El tesoro de SiKje”, estoy seguro de que Hyung Sik me dirá donde está. Pronto tendremos la dicha de ver en persona al famosísimo rey Jungkook. ¿Qué te parece?
Jin Young hizo un gesto vulgar de desprecio. Odiaba con todas sus fuerzas a Jungkook y a Joseon. Los Joseonanos de la época del gran pacto habían sido los culpables de despojar a Yurchen de sus tierras más fértiles, habían sido los culpables de que todo el esplendor y la vida de Yurchen quedara muerta y congelada en aquellas tierras de hielo. Los Joseonanos eran un pueblo maldito y despreciable. ¡Debían desaparecer!
—¿Cuándo podré usar la amatista de plata? —preguntó. —¿Cuándo podré constatar su poder?
—En un mes —le mintió con una inocente sonrisa pintada en los labios. —Solo hasta dentro de un mes, cuando la piedra haya recuperado la energía que perdió al devolverme la vida.
Hyo Seop sonrió de nuevo. En su bolsillo se encontraba la verdadera amatista de plata. Engañar a ese rey estúpido había sido aburridamente fácil; la ambición le había cegado y lo había vuelto increíblemente confiado. Le había entregado la falsificación, la replica que el joyero de Joseon le había fabricado.
No pensaba entregarle la amatista de plata por nada del mundo. Según sus planes, una vez que se convirtiera en Dios, y ascendiera al paraíso de las Diosas, debía destruirla. No podía correr el riesgo de que alguien con sus mismas ansias de poder, se le ocurriera arrebatarle su reinado eterno.
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El tesoro de SiKje (Taekook)
خيال (فانتازيا)Jungkook es el rey del poderoso reino de Joseon, cuya misión es custodiar una mágica y misteriosa joya, debe mantener un voto de castidad perpetuo con la Diosa a la que fue consagrado desde el momento mismo de su nacimiento, pero su secuestro y la d...