El palacio de Kaesong sufría la invasión Yurchiana con ferocidad. La familia real estaba bajo la custodia de los invasores, presos en su propio castillo, como ratas.Hyo Seop estaba feliz. Sus planes le estaban saliendo a la perfección. Haber vuelto a la vida, a través del poder de la amatista de plata, había sido más divertido de lo que había pensado. Ahora necesitaba encontrar ese libro... ese maldito libro que no aparecía por ningún lado y sin el cual haber revivido no le serviría de nada.
Las puertas del salón del trono se abrieron y el prisionero fue colocado a los pies de Hyo Seop. Era el príncipe Hyung Sik, principe heredero de Kaesong. Los días de cautiverio habian hecho mella en él. Estaba pálido y sucio, pero totalmente lúcido.
—Hyung Sik —dijo Hyo Seop mirándolo desde el trono donde estaba sentado. ¿Sabes quién soy?
Hyung Sik negó con la cabeza. Era casi un niño en la época que murió, y pocas veces lo había visto. No lo recordaba.
Hyo Seop sonrió y se paró del asiento que usurpaba. Sus hombres pusieron de pie a Hyung Sik y lo acercaron hasta su señor. Hyo Seop lo tomó del mentón y lo miró fijamente.
—¿Por qué hacen esto, Yurchianos? Mi patria es amable y pacifica. ¡¿En que los ofendimos?!
—No nos han ofendido en nada. Por lo menos no a mi —sonrió con maldad. —Yo busco algo que usted, Alteza, puede ayudarme a encontrar.
Hyung Sik alzó sus ojos y miró fijamente al doncel que le hablaba. La duda bailoteaba en sus ojos.
—¿Qué buscan?
Hyo Seop sonrió. Su sonrisa era mordaz y tenebrosa. De repente comenzó a carcajearse, como un loco, y cuando el ataque de risa pasó volvió a mirar a Hyung Sik con total seriedad, como si nunca hubiera ni siquiera sonreido.
—Quiero el libro de las Diosas, niño. Tú sabes dónde está y quiero que me lo digas.
¡Con que era eso! Hyung Sik arrugó el ceño. A diferencia de su hermano Hyung Nil, quien tenia el poder de ver y alterar el futuro, a él se le daba bien ver el pasado. Era por eso que tenía el poder de traer objetos del pasado o cambiar hechos, por supuesto ninguno de los gemelos usaba sus poderes ya que cambiar el presente o el pasado podría tener horribles consecuencias.
"El libro de las Diosas" era un libro antiquisimo que había sido abandonado en un lugar muy especial antes de las guerras que precedieron al "Gran Pacto". Se hablaba de que era un libro prohibido, herético y blasfemo. Un libro aberrante.
—¿Quieres el libro de las Diosas?
—Así es —respondió Hyo Seop.
—¿Qué me darás a cambio?
—¿Qué quieres? —Hyo Seop sintió ganas de degollarlo en ese mismo instante, sin embargo, se contuvo. Si ese hombre podía ayudarlo a encontrar el libro, cumplirle un deseo podía ser mejor que torturarlo quien sabe por cuantos días. A pesar de esto, el doncel se quedó de piedra al escuchar el pedido de su prisionero. Aquello si que no se lo esperaba.
—Quiero a Jungkook, el rey de Joseon —respondió Hyung Sik, con resolución. —Entrégamelo y te daré el libro que quieres.
Eso había sido todo. Estos acontecimientos sucedieron casi un día antes de que Jungkook y Taehyung se encontraran en el templo de SiKje.
Hyo Seop dio la orden de encontrar vivo a Jungkook y llevarlo a Kaesong. De inmediato, sus soldados repartieron notas de aviso, dejándolas regadas por todos los bosques de Joseon. Una de esas notas fue la recogida por Taehyung, esa que ni él ni Jungkook pudieron entender. Era por eso que sin saberlo, en ese momento, era el hombre más buscado de los cinco reinos.
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El tesoro de SiKje (Taekook)
FantasyJungkook es el rey del poderoso reino de Joseon, cuya misión es custodiar una mágica y misteriosa joya, debe mantener un voto de castidad perpetuo con la Diosa a la que fue consagrado desde el momento mismo de su nacimiento, pero su secuestro y la d...