Decisiones equivocadas

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Jimin había esperado a Hyung Nil junto a un árbol de almendros, un tanto alejados de los soldados. No consideraba apropiado reunirse con un varón en su tienda ni recibirlo a solas en la suya. A pesar de que en las últimas semanas su comportamiento distara del de un doncel ordinario, había protocolos que no se podía saltar y mantener su reputación era uno de ellos. 

Para su fortuna, Hyung Nil llegó puntual, como lo había hecho las noches anteriores, pues con ésa, era la tercera vez que se reunían a solas. Se acercaba lentamente arrastrando su pesado abrigo y afilando su navaja como solía hacer siempre en las noches. Se saludaron con una inclinación cortés, sin tocarse; ya que la primera noche que se reunieron, había tenido la poca delicadeza de besarlo sin su consentimiento y Jimin se había enojado mucho. Se había visto en la obligación de responderle con una bofetada y decirle que tuviera la bondad de no tocarlo más. Ya no era el doncel soltero que había tratado de cortejar meses atrás en su palacio; ahora era un hombre casado, el rey consorte de Jaén.

Sin embargo, Jimin le debía mucho a Hyung Nil. Había convencido a Namjoon de dejarlo ir en su grupo y le había permitido luchar al frente con él, aunque obviamente sin que su hermano se enterase de eso. Por fin había encontrado a alguien que no lo subestimaba y confiaba por completo en sus capacidades.

No estaba seguro de que eso no fuese una estrategia suya para conquistarlo, pero a él no le importaba. Quería seguir ayudando en la batalla y aunque Hyung Nil le había vuelto a recalcar que no renunciaría a su amor también le había dejado claro que no volvería a intentar propasarse.

—Gracias por aceptar verme de nuevo —le dijo Jimin una vez estuvo frente a él.

—Siempre es un placer gozar de su compañía, Majestad —respondió, —y más, en noches tan bellas como esta.

Jimin asintió al cumplido mirando el cielo estrellado. Dio un pequeño rodeo seguido por su acompañante y luego se recostó de espaldas sobre el árbol.

—Seré directo, —rompió el silencio un momento después, mirando hacia el campamento. —Sé que en una semana llegará un grupo grande de Kaesonginos, y sé también que últimamente muchos Joseoneanos se han enlistado.

— Así es. ¿Y eso que significa? —preguntó
—¿Qué hay con eso?

—Significa que quiero que me ayudes a retomar el control del palacio de Joseon —le soltó Jimin sin titubeos, —Solo no podre hacerlo, pero si tú me apoyas lo lograremos.

—¿Qué? —Hyung Nil tardó varios segundos en asimilar la gravedad de aquella propuesta. Tú has enloquecido, muchacho —terminó soltando casi ofendido. —Jamás apoyaré una empresa tan absurda.

—¡Por Johary bendita! No me digas que tú también estás de acuerdo con esperar y esperar como dicen Namjoon y Jin Goo.

—Vamos bien se defendió —Hyung Nil. —Recuperamos Jinju, la aldea más importante.

—Por eso mismo tenemos que aprovechar —insistió Jimin. —Es ahora o nunca. El camino está despejado para nosotros. Entremos antes de que lo bloqueen de nuevo.

Hyung Nil se llevó las manos a la cabeza y empezó a caminar en círculos.

—No sé, no sé —susurró confundido.

—¡Vamos! Todos estos días he estado pensándolo bien y creo que es el momento adecuado. Tú confías en mi y yo también confió en ti. ¡Juntos vamos a lograrlo!

Hyung Nil miró muy serio a Jimin. Estaba empezando a considerar sus palabras.

—Yo no conozco Joseon tan bien como para atreverme a hacer algo asi —dijo un momento después. —El día de la boda de su Majestad Jungkook contaba con una persona experta que tenía los planos de ese palacio en la mente, pero ahora no. Esa persona no nos apoyará en esta locura.

El tesoro de SiKje (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora