Pesadilla

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Un poco antes del mediodía, Jungkook le dio los últimos retoques al plan que había labrado con ayuda de Jin Goo. Había sido difícil volver a templar sus nervios luego de la tremenda noticia que recibió horas antes, pero lo había logrado. Decidió que se dedicaría a solucionar un problema a la vez o terminaría por volverse loco y de momento, el principal problema era recuperar a Taehyung.  

Sus manos, enfundadas en unos guantes, tomaron el último alfiler que se encontraba sobre la mesa y lo clavaron en una porción del mapa que se extendía sobre esta; un lugar titulado en letras negras como "Cheongug", que en Hangul significaba paraíso.

—¿Estás seguro de que los Yurchianos intentarán sacar al príncipe Taehyung por esa ruta? —preguntó Jin Goo un tanto escéptico. Jungkook asintió.

—Si —respondió señalando el mapa. —Estas tres vías, "Cheongug", "Yeon-og" y "Jiog", son las más cercanas a la capital de Kaesong, y entre ellas "Cheongug" tiene los terrenos más planos. "Yeon-og" es demasiado escarpada para los Yurchianos y  "Jiog" los obligaría a tomar una vía marítima. Si, estoy seguro, saldrán por Cheongug.

—¿Sabes que te arriesgas a todo o nada aquí, verdad? —Jin Goo estiró los brazos, colocando una mano a cada lado del sitio señalado en el mapa. Su mirada caía sobre la de Jungkook con la frialdad de un glaciar Yurchiano. Si se decidían a seguir aquel plan, en unas siete horas estarían en Cheongug, y no tendrían tiempo de llegar hasta ningún otro lugar en caso de haber elegido mal.

Un tenue asentimiento de cabeza fue la primera respuesta de Jungkook.

—Lo sé. Estoy consciente de los riesgos; sé perfectamente que es más factible que esto acabe en un desastre —contestó un poco más convencido, —pero en estos momentos no veo más salidas. —De golpe se retiró de la mesa, había una resolución evidente en su voz, tan marcada que hizo a Jin Goo alzar el rostro para mirarlo con atención. Frente a él estaba nuevamente ese muchacho calculador, metódico, infalible y milimétricamente certero, cual hoja de bisturí. Ante sus ojos tenía de nuevo a la leyenda hecha carne, al inquebrantable "Tesoro de SiKje".

—Jin Goo, antes de que partamos, quiero hablarte de otra cosa que me preocupa.

—Te escucho.

—Se trata de lo que te conté acerca del libro de las Diosas ¿lo recuerdas? —Jin Goo asintió.

—¿Crees que nuestros enemigos ya lo encontraron?

—No, no lo creo, pero justamente eso es lo que me inquieta. Creo que esa gente no ha tenido éxito en su búsqueda en Kaesong, y es por eso que han estado husmeando por Joseon.

—Pero yo creía que habían entrado a Joseon sólo para buscarte —replicó Jin Goo.

—Yo también lo creí, sin embargo, ¿recuerdas que la noche del secuestro de Taehyung, cuando me impediste abandonar el castillo de Koryo, te dije que una de nuestras aldeas peligraba? ¿Recuerdas que de inmediato mandaste hombres a custodiarla y finalmente nada pasó?

Jin Goo asintió.

—Pues eso. Los Yurchianos escogieron una de las aldeas más cercanas a Kaesong y no creo que la hayan escogido al azar. Creo que Yoongi tenía razón acerca de que buscan algo en Kaesong, el problema es que no lo han encontrado y mientras no lo hagan continuaran buscando por todos los demás reinos si es preciso. No van a detenerse a menos que los detengamos. —Jungkook tomó la vaina de su espada y de un golpe introdujo el arma dentro de ella. —Los Yurchianos no van a detenerse a menos de que los detengamos y por este niño que crece en mi, juro que voy a detenerlos.

En la voz de Jungkook parecía escucharse un gran odio, y aquello alarmó un poco a Jin Goo. Iba a decir algo pero en ese mismo momento se escucharon dos toques secos en la puerta. Un soldado entró con un objeto entre manos.

El tesoro de SiKje (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora