Las ruinas de un reino

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El templo mayor de Ditzha, Diosa del amor y el placer, había sido el escogido para llevar a cabo las honras fúnebres del rey In Guk.

El lugar estaba lleno a reventar y las campanas de sus torres no habían dejado de sonar en todo el día, provocando un ensordecedor lamento que martillaba pesadamente en la cabeza de Hyunjin.

Los príncipes se hallaban sentados en la primera banca debajo de la gran plataforma central sobre la que se hallaba el féretro. La parte más alta de la edificación, donde se hallaban las campanas, alcanzaba casi los cincuenta metros, y desde allí, empinados hacia delante, a cada lado de las magníficas paredes talladas en piedra marina, sobresalían miles de faroles que producían el efecto de mil soles.

Las bancas, de más de siete puestos, se hallaban dispuestas en forma circular recortando su recorrido por sendos postes, los cuales, ascendían hasta una cúpula decorada con las figuras mitológicas de hombres mitad humanos, mitad peces, los cuales, jugaban con su Deidad cepillándole los cabellos y enjuagando sus piernas con la bruma del océano.

El rey In Guk lucía sereno después de muerto. Le habían vestido con una túnica bordada en oro y llevaba una capa del mismo material, tejida de un largo tan apabullante que rodeaba casi los tres metros que media la plataforma sobre la que se hallaba ubicado. Sus hijos lo observaban desde la parte baja mientras los sacerdotes impregnaban el cuerpo de incienso, y en lo alto, en las galerías del coro, se entonaba un canto lúgubre.

Las pestañas de Hyunjin se veían más largas delineadas por las lágrimas; su llanto incontrolable era contenido por el abrazo tierno de su hermano. Yoongi sabía que ese temblor de Hyunjin no era solo de tristeza y tenía razón.

Hyunjin estaba furioso, consigo mismo y  con su padre muerto. Durante toda su vida la relación entre ambos había sido muy tensa y terrible, pero Hyunjin siempre había conservado la esperanza de que pudiesen solucionar las cosas. En el fondo de su corazón el príncipe siempre había deseado poder demostrarle a su padre su valía, ganarse aunque fuese una gota de su cariño, pero jamás lo había logrado.

Ahora In Guk se había ido a un lugar donde él no podía encontrarlo. Era como si ambos hubiesen estado toda la vida jugando un macabro juego y de repente, su padre se hubiese ido dejando la partida inconclusa. Hyunjin se sentía así y una parte de él, había muerto con su padre. 

—Hyunjin, tienes que calmarte. Toda la corte está aquí. —Yoongi intentó a medias secar las lágrimas de su hermano con su pañuelo de lino. Hyunjin se recompuso un momento pero se veía tan agitado que Yoongi dudó que se conservara sereno durante todo lo que durara la ceremonia. El desfile de nobles era cada vez mayor y todos, como era de esperarse, querían saludarlos a ellos primero.

Hyunjin viró el rostro hacia la entrada del templo y se sintió mareado al ver la gran fila de gente que aun esperaba para mostrarles sus condolencias a él y a su hermano. Por más grande que fuera el templo, con tanta gente, el calor de la mañana se estaba colando y el ambiente allí adentro era como el de mil hornos.

Ambos príncipes sudaban bajo sus túnicas y sus capas; el incienso que los sacerdotes usaban para el ritual se expandía cada vez más y más, formando una especie de niebla penetrante que dificultaba incluso, la respiración. Yoongi se separó un momento de Hyunjin y este comenzó a ver borroso, sentía unas gotas de sudor rodándole por la espalda y por la frente. El canto del coro le empezó a parecer lejano y las campanas ya no martilleaban tanto en su cabeza. Vio como un hombre se le acercaba pero no escuchó nada de lo que este le dijo; su visión se tornó tan blanca y borrosa como el incienso frente a él, y lo último que sintió fue su cuerpo girando en un espiral que le hizo caer en un profundo vacío.

—¡Por las Diosas, el príncipe se ha desmayado! —gritó la voz de un doncel. Yoongi, que volvía a su lugar otra vez, empujó al gentío que rodeó a Hyunjin y de prisa lo tomó en sus brazos.

El tesoro de SiKje (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora