015.un dia para nosotros

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Era una mañana fresca y soleada en Bilbao cuando Unai llegó a la casa de sus padres con una gran sonrisa en el rostro. Había hecho planes especiales para pasar el día con Leo, dándole a Robin y Alicia la oportunidad de disfrutar de un día romántico juntos. Leo, emocionado por la perspectiva de pasar tiempo con su tío, saltó de la cama y se preparó rápidamente.

— ¡Tío Unai, estoy listo! —dijo Leo, corriendo hacia la puerta con una energía contagiosa.

Unai rió y se agachó para abrazar a su sobrino.

— Vamos, campeón. Tenemos un gran día por delante.

Alicia y Robin observaron la escena con sonrisas en el rostro. Sabían que Leo estaba en buenas manos y se sentían agradecidos por el apoyo de Unai. Una vez que Leo y Unai se marcharon, Alicia y Robin se miraron, conscientes de que tenían un día entero para ellos solos.

— ¿Qué te gustaría hacer hoy, mi amor? —preguntó Robin, tomando la mano de Alicia.

— Me encantaría explorar la ciudad contigo y luego quizás disfrutar de una cena romántica —respondió Alicia, mirándolo con ojos brillantes.

Comenzaron su día con un paseo tranquilo por el casco viejo de Bilbao. Las calles adoquinadas y los edificios históricos creaban un ambiente encantador. Visitaban tiendas locales, probaban dulces tradicionales y se detenían a observar a los artistas callejeros. La mano de Robin nunca soltaba la de Alicia, y ambos disfrutaban de la compañía del otro sin preocupaciones.

Después de recorrer las calles del casco viejo, se dirigieron al funicular de Artxanda. El viaje hasta la cima de la colina les ofreció vistas espectaculares de la ciudad. En la cima, caminaron por los senderos y disfrutaron de las impresionantes vistas panorámicas. Se tomaron fotos juntos, capturando momentos especiales que atesorarían para siempre.

— Es increíble estar aquí contigo —dijo Robin, mirando a Alicia mientras el viento acariciaba su cabello.

— Sí, este lugar es hermoso, pero lo es aún más porque estoy contigo —respondió Alicia, abrazándolo con fuerza.

Después de descender de la colina, se dirigieron al Museo de Bellas Artes de Bilbao. Ambos compartían un amor por el arte, y la visita al museo fue una oportunidad perfecta para admirar las obras y discutir sus impresiones. Caminaban de la mano por las galerías, disfrutando de la tranquilidad y la belleza del arte.

Por la tarde, tomaron un paseo en bote por la Ría de Bilbao. La brisa fresca y las vistas del agua los relajaron mientras conversaban sobre sus sueños y planes futuros. Robin, sintiéndose inspirado, miró a Alicia y le dijo:

— Sabes, este viaje me ha hecho darme cuenta de lo afortunado que soy de tenerte a ti y a Leo en mi vida. Quiero que sepas que siempre estaré aquí para ustedes.

Alicia, conmovida por las palabras de Robin, lo besó suavemente.

— Nosotros también somos afortunados de tenerte, Robin. Eres una parte fundamental de nuestra familia.

La tarde se desvaneció lentamente, y decidieron regresar al centro de la ciudad para prepararse para la cena. Alicia había reservado una mesa en un restaurante romántico con vistas a la ciudad. Se tomaron su tiempo para arreglarse, queriendo hacer de esta noche algo especial.

Al llegar al restaurante, fueron recibidos con una cálida bienvenida y conducidos a su mesa. La cena fue una experiencia inolvidable: platos exquisitos, un vino delicioso y la compañía del otro. Rieron, hablaron y se miraron a los ojos, disfrutando de cada momento.

Mientras tanto, Unai y Leo también estaban teniendo un día memorable. Unai llevó a Leo al Aquarium de Getxo, donde Leo quedó fascinado con las diferentes especies marinas. Luego, pasaron tiempo en el parque de atracciones, donde Leo se divirtió en los juegos y montañas rusas. Unai, con su espíritu protector, se aseguró de que Leo estuviera seguro y disfrutara de cada actividad.

— Gracias, tío Unai, por este día tan genial —dijo Leo mientras disfrutaban de un helado al final de la jornada.

— De nada, Leo. Siempre es un placer pasar tiempo contigo —respondió Unai, sonriendo.

Al final del día, Unai y Leo regresaron a casa justo cuando Robin y Alicia también llegaban. Leo corrió hacia sus padres con una sonrisa radiante.

— ¡Mamá, papá, fue un día increíble con el tío Unai!

Alicia y Robin se agacharon para abrazar a Leo, sintiendo una inmensa felicidad.

— Nos alegra mucho que te hayas divertido, campeón —dijo Robin, levantando a Leo en sus brazos.

— Y nosotros también tuvimos un día maravilloso —añadió Alicia, mirando a Robin con amor.

Unai, viendo la felicidad en los rostros de su hermana y su sobrino, se sintió satisfecho. Había sido un día especial para todos, y la conexión familiar se había fortalecido aún más.

Esa noche, mientras se preparaban para dormir, Alicia y Robin reflexionaron sobre el día. Sentían que su amor había crecido aún más, y estaban agradecidos por la oportunidad de haber pasado tiempo juntos.

— Te amo, Robin —dijo Alicia, acurrucándose a su lado.

— Yo también te amo, Alicia —respondió Robin, abrazándola con fuerza.

El día en Bilbao había sido perfecto, y sabían que, juntos, podían enfrentar cualquier cosa. Su amor y su familia eran lo más importante, y estaban decididos a atesorar cada momento juntos.

@Unaisimon hace 10 minutos

@Unaisimon hace 10 minutos

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El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora