El resplandor del sol matutino se colaba a través de las cortinas de la habitación, marcando el inicio de un nuevo día en San Sebastián. El día anterior había sido un desafío para Leo; su equipo había enfrentado al Real Madrid en un partido que había terminado con una derrota ajustada. Aunque el resultado no había sido el esperado, Leo había jugado con pasión y esfuerzo, y eso era motivo de orgullo para sus padres.
Alicia y Robin se despertaron temprano, decididos a hacer que el día de Leo fuera especial, a pesar de la derrota. Habían estado esperando el momento adecuado para dar una noticia importante a su hijo y a Unai, el hermano de Alicia, que estaba de visita en San Sebastián. Unai estaba en la ciudad para prepararse para el próximo enfrentamiento entre su equipo, el Athletic Club, y la Real Sociedad de Robin.
En la cocina, Robin preparaba un desayuno especial: panqueques con frutas frescas y jugo de naranja, algo que siempre lograba levantar el ánimo de Leo. Alicia se unió a él, con una sonrisa que intentaba ocultar su nerviosismo por la noticia que estaba a punto de compartir.
— Buenos días, campeón —dijo Robin, sirviendo un plato de panqueques frente a Leo—. ¿Cómo te sientes hoy?
— Un poco cansado, papá, pero estoy bien —respondió Leo, mirando el desayuno con entusiasmo.
— Me alegra escuchar eso. Hoy será un día especial, ¿verdad? —dijo Alicia, tratando de mantener la conversación ligera y alegre.
Leo asintió, y el desayuno se convirtió en un momento de alegría familiar. Mientras comían, Robin aprovechó la oportunidad para felicitar a Leo por su desempeño en el partido.
— Aunque no ganamos, estoy muy orgulloso de cómo jugaste —dijo Robin—. Tienes un gran futuro por delante y estás mejorando cada día.
— Gracias, papá. Quiero seguir mejorando —dijo Leo, con una sonrisa de determinación.
Una vez que terminaron el desayuno, Robin y Alicia decidieron que era el momento adecuado para dar la noticia. Se dirigieron a la sala de estar, donde Leo se sentó en el sofá, y Robin tomó la mano de Alicia con una mirada de complicidad.
— Leo, hay algo importante de lo que queremos hablar contigo —dijo Robin, con una sonrisa cálida.
— ¿Qué pasa? —preguntó Leo, curioso.
— Bueno, antes que nada, queríamos decirte que estamos muy orgullosos de ti por cómo jugaste ayer —dijo Alicia, con una sonrisa—. Y también queríamos compartir algo más.
Robin asintió y continuó.
— Alicia y yo hemos estado hablando, y hemos decidido que es el momento de contarte una gran noticia. Vamos a tener un bebé —dijo Robin, mirando a Leo con ternura.
Leo los miró con sorpresa, sin poder creer lo que estaba escuchando. Sus ojos se abrieron de par en par mientras procesaba la noticia.
— ¿De verdad? —preguntó Leo, su voz llena de asombro y emoción.
— Sí, de verdad —confirmó Alicia, abrazando a Leo—. Vas a tener un hermano o una hermana. Estamos muy emocionados por esto, y queríamos que lo supieras antes que nadie.
Leo miró a sus padres con una sonrisa amplia. La noticia le llenó de alegría, y se imaginaba cómo sería tener un nuevo miembro en la familia.
— ¡Esto es increíble! —exclamó Leo—. No puedo esperar para conocer a mi hermano o hermana.
Robin y Alicia se sintieron aliviados y felices al ver la reacción positiva de Leo. El ambiente en la casa se llenó de entusiasmo y expectativas por el futuro.
Después del desayuno, Robin y Alicia decidieron que era un buen momento para contarle a Unai sobre el bebé. Unai estaba en San Sebastián para prepararse para el partido que se jugaría en unos días, así que se reunieron en la casa de Alicia para compartir la noticia.
Cuando Unai llegó, fue recibido con abrazos y sonrisas.
— ¡Qué bueno verte, Unai! —dijo Robin, abrazándolo—. Te presento a Alicia.
— Hola, Unai, encantada de conocerte —dijo Alicia, dándole la mano.
— Igualmente, Alicia. ¿Cómo están todos? —preguntó Unai, mirando a su alrededor.
— Estamos muy bien —respondió Alicia—. Pero teníamos algo importante que compartir contigo.
Unai los miró con curiosidad, y Alicia tomó la palabra.
— Bueno, la noticia es que Robin y yo estamos esperando un bebé —dijo Alicia, con una sonrisa—. Queríamos que lo supieras y que lo compartas con tu familia también.
Unai se quedó en silencio por un momento, procesando la noticia. Luego, una amplia sonrisa se formó en su rostro.
— ¡Felicidades! —exclamó Unai, dándoles un abrazo—. Esto es maravilloso. Estoy muy feliz por ustedes.
— Gracias, Unai —dijo Robin, agradecido—. Queríamos que supieras primero antes del partido. Queremos que estés al tanto de todo.
Unai asintió, contento con la noticia y dispuesto a compartirla con su familia. La visita de Unai se convirtió en un momento de celebración y alegría, y todos compartieron risas y expectativas sobre el futuro.
La tarde se llenó de conversaciones animadas y planes para el futuro. Alicia y Robin, aliviados por haber compartido su noticia, se sintieron más cerca que nunca. La familia estaba emocionada por lo que vendría y por la llegada de un nuevo miembro a sus vidas.
A medida que el día llegaba a su fin, Alicia y Robin se sintieron agradecidos por el apoyo de Unai y por la felicidad de Leo. La rutina diaria había cambiado, pero la promesa de nuevas aventuras y alegrías llenaba sus corazones. Con el futuro a la vista, la familia estaba lista para enfrentar los próximos desafíos con amor y unidad.
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El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia
Short StoryEn el vibrante mundo del fútbol, donde el césped y el brillo de los focos definen el día a día, es fácil olvidar que detrás de cada figura pública hay historias de amor, sacrificio y esperanza. Este es el relato de Robin Le Normand, un talentoso def...