044. Gran prix

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Después de semanas de preparación, el tan esperado fin de semana en Barcelona finalmente llegó. Leo, emocionado por el regalo de cumpleaños que había soñado durante mucho tiempo, se preparó para un viaje lleno de aventuras en el mundo de la Fórmula 1. Alicia, debido a su avanzado estado de embarazo, se quedó en casa con Matteo, lo que permitió que Robin y Leo disfrutaran de un fin de semana de padre e hijo.

Al llegar a Barcelona, Robin y Leo se dirigieron al lujoso hotel en el que se alojarían durante su estancia. El ambiente en el hotel estaba impregnado de la emoción que precede a un Gran Premio, con decoraciones temáticas y un bullicio de aficionados de la Fórmula 1.

— ¡Mira, Leo! —dijo Robin mientras se registraban en el hotel—. ¡Estamos a punto de comenzar una aventura increíble!

Leo estaba tan entusiasmado que apenas podía contener su emoción. Después de dejar las maletas en la habitación, se dirigieron al paddock del circuito de Barcelona-Cataluña. La experiencia comenzó con un recorrido guiado por las instalaciones del paddock, donde Leo pudo ver de cerca todos los rincones del circuito y la preparación para el Gran Premio.

El hospitality de McLaren, donde disfrutaron de una comida gourmet, era impresionante. Leo estaba en la gloria, rodeado de la atmósfera vibrante y la emoción que solo un evento de Fórmula 1 puede ofrecer. Robin, mientras tanto, no perdía la oportunidad de capturar cada momento en fotos, que compartía con Alicia por mensajes.

— ¡Esto es increíble, papá! —exclamó Leo mientras observaba las actividades en el paddock.

El día siguiente prometía aún más emoción. Zak Brown, el CEO de McLaren, recibió a Robin y Leo y les dio un tour privado por el box de McLaren. Leo estaba particularmente emocionado por conocer a los pilotos de McLaren, Lando Norris y Oscar Piastri. La introducción a los pilotos fue el momento culminante del día para Leo.

— ¡Hola, Leo! —saludó Lando Norris, extendiendo la mano para un apretón—. He oído mucho sobre ti. ¡Feliz cumpleaños!

Leo, emocionado y casi con lágrimas en los ojos, abrazó a ambos pilotos. El encuentro fue más de lo que Leo había imaginado. Durante la conversación, Leo habló sobre su amor por la Fórmula 1 y su admiración por el equipo McLaren.

Oscar Piastri también se mostró muy amable y atento. Ambos pilotos se tomaron el tiempo para firmar autógrafos y tomarse fotos con Leo. La felicidad en el rostro de Leo era evidente mientras Robin tomaba fotos de su hijo junto a sus ídolos.

Después, se dirigieron al box donde se guardaba el monoplaza de Lando Norris. Bajo la atenta mirada de los pilotos, Leo tuvo la oportunidad de subirse al monoplaza de Fórmula 1. La emoción de Leo al sentarse en el asiento del piloto era palpable, y Robin no perdía la oportunidad de capturar cada momento con su cámara. Las fotos fueron rápidamente enviadas a Alicia, quien las recibió con una mezcla de orgullo y nostalgia.

— ¡Mira a tu hijo, Alicia! —escribió Robin en un mensaje—. ¡Está viviendo su sueño!

La carrera del Gran Premio comenzó más tarde en el día, y Leo y Robin se acomodaron en el box para disfrutar del evento. Tuvieron acceso exclusivo a la radio de Lando Norris, lo que les permitió escuchar las comunicaciones del piloto en tiempo real. La carrera fue emocionante, y el ambiente en el box era eléctrico.

Con gran alegría, Lando Norris ganó la carrera, y Leo estaba extasiado. La victoria del piloto fue celebrada con entusiasmo por todos, y el hecho de que Leo estuviera presente en el box para ver la victoria hizo que el día fuera aún más especial.

— ¡Eso fue increíble! —dijo Leo, saltando de emoción—. ¡Lando ganó la carrera!

Con el fin de la carrera, Robin y Leo regresaron al hotel, exhaustos pero felices. A pesar de estar cansados, Leo no dejaba de hablar sobre todo lo que había vivido ese fin de semana.

— Gracias por todo, papá —dijo Leo antes de irse a dormir—. Este ha sido el mejor cumpleaños de mi vida.

Robin, con una sonrisa de satisfacción, abrazó a su hijo y le deseó buenas noches. El fin de semana en Barcelona había sido un éxito rotundo, lleno de experiencias inolvidables para ambos.

Al día siguiente, el viaje de regreso al País Vasco comenzó temprano. Mientras se dirigían al aeropuerto, Robin y Leo recordaban los momentos especiales del fin de semana y estaban ansiosos por compartir las historias y fotos con Alicia y Matteo al regresar a casa. El viaje había sido todo lo que Leo había soñado y más, y la conexión entre padre e hijo se había fortalecido aún más a través de esta experiencia compartida.

El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora