La mañana de Navidad en la casa de los Le Normand comenzó con un aire de emoción y anticipación. La casa estaba decorada con luces brillantes y adornos festivos que llenaban el ambiente de alegría navideña. El árbol de Navidad, con sus ramas cargadas de decoraciones y cintas, se alzaba orgulloso en la sala de estar. Abajo, cuidadosamente colocados, estaban los regalos envueltos en papeles coloridos, esperando ser descubiertos.
La familia Le Normand había planeado un día perfecto. Alicia y Robin querían asegurarse de que los niños tuvieran una Navidad mágica, llena de sorpresas y alegría. Así que, después de una deliciosa cena navideña y de disfrutar de la compañía de los cuatro, se aseguraron de que Matteo y Leo se fueran a la cama temprano. El objetivo era tener tiempo suficiente para colocar todos los regalos debajo del árbol sin que los niños los viesen.
Con todo listo y el silencio de la noche envolviendo la casa, Alicia y Robin se pusieron a trabajar. Colocaron cuidadosamente los regalos debajo del árbol, asegurándose de que todo estuviera perfecto para la mañana siguiente. También se aseguraron de colocar un pequeño regalo para cada uno de ellos bajo el árbol, como siempre lo hacían, para mantener la tradición familiar.
El reloj marcaba las 7:00 de la mañana cuando el sonido de pequeños pasos corriendo por el pasillo empezó a resonar. Leo y Matteo se habían despertado temprano, llenos de entusiasmo por la Navidad. A pesar de los intentos de dormir un poco más, era imposible mantener a los niños en la cama cuando la promesa de abrir regalos estaba a la vuelta de la esquina.
Alicia y Robin, aún somnolientos pero con sonrisas en el rostro, bajaron las escaleras con los niños. La vista del árbol de Navidad lleno de regalos hizo que los ojos de Leo y Matteo se iluminaran. Ambos se lanzaron a la sala de estar, emocionados por descubrir qué les esperaba.
— ¡Mamá, papá, miren todos los regalos! —exclamó Leo, mientras señalaba las montañas de paquetes bajo el árbol.
Primero, la familia se dirigió a la cocina para disfrutar de un desayuno navideño especial. Alicia había preparado una mesa llena de deliciosos manjares, desde croissants frescos hasta frutas y chocolate caliente. Era una oportunidad para disfrutar de la comida en familia antes de sumergirse en la apertura de los regalos.
Después de desayunar, los niños, impacientes pero educados, comenzaron a abrir sus regalos. Matteo fue el primero en recibir su regalo, y sus ojos se abrieron de par en par al descubrir una pelota de fútbol nueva. Era una pelota de colores vibrantes, con el logo de la Real Sociedad estampado en ella. Además de la pelota, Matteo recibió varios juguetes y equipaciones de fútbol que había estado esperando con ansias: una camiseta de portero del Athletic Club para apoyar a su tío Unai y una camiseta de la selección española.
— ¡Miren, es la camiseta del Athletic! —dijo Matteo, con una sonrisa radiante al ver su regalo favorito.
Leo, por su parte, recibió una variedad de regalos. Entre ellos había varios juegos de mesa, ropa nueva, una mochila para sus entrenamientos de fútbol y una camiseta de la selección española. Cada regalo era recibido con alegría y entusiasmo, mostrando su gratitud con abrazos y sonrisas.
Alicia abrió su regalo primero. Era una delicada cadena con las iniciales de cada miembro de la familia: A para Alicia, R para Robin, L para Leo y M para Matteo. La joya era un símbolo de la unidad y el amor de su familia, y Alicia se emocionó al ver el detalle.
Finalmente, Robin abrió su regalo. Era una caja cuidadosamente envuelta, y al abrirla, descubrió una serie de ecografías y pruebas de embarazo. Junto a ellas había una nota que decía: "Feliz Navidad, futuro papá". El corazón de Robin latió con fuerza al darse cuenta de lo que significaban esos regalos. Alicia lo miraba con una mezcla de nerviosismo y alegría, esperando su reacción.
Robin miró a Alicia con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa de asombro en su rostro. No podía creer lo que veía. Su sueño de ampliar la familia estaba a punto de hacerse realidad.
— ¿Es en serio? —preguntó Robin, su voz temblando de emoción.
Alicia asintió con una sonrisa radiante.
— Sí, Robin. Estamos esperando otro bebé.
La familia se abrazó con lágrimas de felicidad. El momento estaba cargado de emoción, y el ambiente festivo se llenó aún más de alegría con la noticia de que iban a ser padres nuevamente.
Con el corazón lleno de amor y gratitud, la familia Le Normand continuó disfrutando del día de Navidad. La mañana se llenó de juegos, risas y momentos especiales que atesorarían para siempre. La llegada del nuevo bebé trajo una nueva capa de alegría a sus vidas, y el espíritu navideño nunca había sido tan brillante para la familia.
Mientras el día se desvanecía en la noche, Alicia y Robin se sentaron junto al árbol de Navidad, rodeados por sus dos hijos y con la noticia del próximo miembro de la familia en sus corazones. Sabían que la Navidad de ese año sería inolvidable, no solo por los regalos, sino por el amor y la esperanza que llenaban su hogar.
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El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia
Short StoryEn el vibrante mundo del fútbol, donde el césped y el brillo de los focos definen el día a día, es fácil olvidar que detrás de cada figura pública hay historias de amor, sacrificio y esperanza. Este es el relato de Robin Le Normand, un talentoso def...