El sol estaba empezando a asomarse sobre San Sebastián en una tranquila mañana de otoño. Mientras Matteo estaba en el colegio y Robin se encontraba en un entrenamiento, Alicia había decidido pasar una mañana relajada en casa. Con el televisor encendido y un café a mano, se acomodó en el sofá para disfrutar de un momento de calma.
De repente, Alicia comenzó a sentir un dolor agudo en el abdomen. Al principio, pensó que era una molestia pasajera, pero el dolor se intensificó rápidamente. Se levantó con dificultad, intentando calmarse y respirar profundamente. Sabía que el parto estaba cerca, pero no esperaba que llegara tan pronto. Aún quedaban semanas para la fecha estimada del parto.
Con la preocupación en aumento, Alicia tomó su teléfono móvil y, con manos temblorosas, marcó el número de Robin. La llamada fue contestada casi de inmediato.
— Robin, creo que el bebé está por llegar. Estoy sintiendo mucho dolor y creo que es mejor que vengas rápido al hospital —dijo Alicia con una voz que intentaba mantenerse tranquila, pero que delataba su ansiedad.
— ¡Voy en camino! —respondió Robin con urgencia. Cortó la llamada y se dirigió rápidamente al vestuario para recoger sus cosas. Sabía que tenía que actuar rápido.
En el vestuario, Robin explicó rápidamente la situación a sus compañeros, quienes le desearon suerte mientras él se apresuraba a salir. La preocupación y la urgencia estaban marcadas en su rostro, y en su mente, no podía evitar pensar en el momento tan esperado de conocer a su hijo.
Mientras tanto, en casa, Alicia se esforzaba por mantenerse tranquila. Aunque el dolor era intenso, trató de preparar todo lo necesario para el hospital. Recogió sus cosas, asegurándose de no olvidar nada importante, y luego se dirigió al coche, con dificultad, para esperar a Robin.
Cuando Robin llegó al hospital, encontró a Alicia esperando en la entrada. Ella se veía cansada pero determinada. Tomó su mano con ternura y la condujo hacia el área de admisión. El personal del hospital actuó rápidamente, llevándola a la sala de partos.
El tiempo parecía detenerse mientras Robin esperaba en la sala de espera, la ansiedad y la emoción mezclándose en su interior. Las horas pasaron lentamente, y cada minuto se sentía interminable.
Finalmente, el personal médico salió de la sala de partos con una sonrisa en el rostro, informándole que Alicia había dado a luz a un niño sano. La emoción y el alivio llenaron el corazón de Robin mientras se preparaba para conocer a su hijo.
Cuando se le permitió entrar a la sala de parto, Robin vio a Alicia en la cama con su recién nacido en los brazos. El pequeño estaba envuelto en una manta y dormía plácidamente. Alicia, a pesar del cansancio, estaba radiante con una sonrisa de alegría.
— Hola, pequeño —dijo Robin con lágrimas en los ojos mientras se acercaba—. Finalmente te conozco.
El bebé, que habían decidido llamar Luka, era un pequeño y adorable niño con mechones de cabello oscuro y una expresión tranquila. Robin se inclinó para tomar al bebé en sus brazos, sintiendo una ola de amor y protección.
Esa noche, mientras Alicia descansaba y se recuperaba, Robin se quedó con Luka en brazos, reflexionando sobre el nuevo capítulo que comenzaba para su familia. La llegada de Luka marcaba un momento de gran alegría y esperanza. A pesar de la ausencia de Leo en ese momento, Robin sentía que la familia estaba completa y que todo iba a salir bien.
Más tarde, Robin llamó a Leo para informarle de la llegada de su hermano y para compartir la emocionante noticia. Aunque Leo estaba en Sevilla y en medio de su campeonato, la alegría en su voz al escuchar sobre el nacimiento de Luka fue evidente.
— ¡Felicidades, papá! —dijo Leo—. ¡Estoy muy feliz por ustedes! No puedo esperar para conocer a mi nuevo hermanito.
La noticia del nacimiento de Luka trajo una nueva ola de emoción y alegría a la familia Le Normand. A pesar de la distancia y la situación, el amor y el vínculo familiar permanecieron fuertes, y todos esperaban con ansias reunirse pronto y celebrar juntos el nuevo miembro de la familia.
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El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia
ContoEn el vibrante mundo del fútbol, donde el césped y el brillo de los focos definen el día a día, es fácil olvidar que detrás de cada figura pública hay historias de amor, sacrificio y esperanza. Este es el relato de Robin Le Normand, un talentoso def...