La mañana era fresca y luminosa, un presagio del verano que se acercaba. Como ya era tradición en la familia Le Normand, Robin se preparaba para su primer entrenamiento con la Real Sociedad tras el nacimiento de Luka. Alicia había decidido llevar a los niños, Matteo y Leo, al entrenamiento para que todos pudieran disfrutar del momento y presentar al nuevo miembro de la familia.
— ¡Vamos, chicos! —dijo Alicia mientras ayudaba a Leo a ponerse las zapatillas y aseguraba a Luka en su cochecito—. Es hora de ver a papá en acción.
Matteo saltaba de emoción, mientras Leo, con una sonrisa de oreja a oreja, ayudaba a su madre a cargar algunas cosas al coche. El trayecto al Reale Arena estaba lleno de risas y conversaciones animadas sobre el nuevo hermanito y la emoción de verlo en su primer entrenamiento.
Al llegar, el ambiente en el estadio era vibrante. Los jugadores ya estaban en el campo calentando, y los aficionados, aunque pocos debido a la naturaleza del entrenamiento, aplaudían y animaban desde las gradas.
— Ahí está papá —dijo Leo, señalando a Robin que trotaba en el campo.
Robin, al ver a su familia, levantó una mano y sonrió ampliamente. Los niños corrieron hacia la barandilla para saludarlo. Alicia empujó el cochecito con Luka hasta la línea de visión de Robin, y este no pudo evitar sentir una ola de orgullo y felicidad al ver a su familia unida.
Después de unos minutos, el entrenamiento comenzó y Alicia se sentó en las gradas con Luka en brazos, mientras Leo y Matteo observaban con atención cada movimiento de su padre. Robin, concentrado en sus ejercicios, robaba miradas a su familia de vez en cuando, su corazón lleno de amor y gratitud.
Tras una sesión intensa y productiva, el entrenamiento llegó a su fin. Robin, sudoroso pero radiante, se dirigió hacia su familia. Los otros jugadores se acercaron también, curiosos y emocionados por conocer al nuevo integrante de los Le Normand.
— ¡Hola, campeón! —dijo Alex Remiro, el portero del equipo, al ver a Luka—. Ya vestido de blanquiazul, como debe ser.
— Claro, hay que empezar desde pequeños —respondió Robin, riendo.
Matteo y Leo estaban en el cielo, rodeados de los héroes del fútbol que veían cada semana en la televisión.
— ¿Puedo jugar al fútbol ahora, papá? —preguntó Matteo, tirando de la camiseta de Robin.
Robin se agachó a la altura de su hijo y le sonrió.
— Pronto, Matteo. Estás creciendo rápido, y antes de que te des cuenta, estarás en el campo con tu hermano y conmigo.
Leo, que siempre había sido el más calmado y observador, se acercó y puso una mano en el hombro de su hermano menor.
— Te ayudaré a entrenar, Matteo. Serás un gran jugador.
Alicia, observando la escena, sintió una profunda felicidad al ver la unión y el amor entre sus hijos y su esposo. Robin se levantó y tomó a Luka en brazos, mostrando al bebé a sus compañeros de equipo.
— Este es Luka, el más joven de los Le Normand —dijo con orgullo.
Los jugadores rodearon a Robin, admirando al bebé y haciendo comentarios cariñosos.
— Definitivamente tiene pinta de futbolista —dijo Oyarzabal—. Tiene que haber salido a su padre.
El bebé, con ojos curiosos y una sonrisa tímida, miraba a su alrededor, ajeno a la importancia del momento pero sintiendo el amor y la calidez que lo rodeaban.
— Vamos a jugar un poco —dijo Robin, dejando a Luka con Alicia y tomando un balón—. Venid, chicos.
Leo y Matteo corrieron hacia el campo, emocionados por tener la oportunidad de jugar con su padre. Durante los siguientes minutos, el campo se llenó de risas y gritos de alegría mientras Robin, Leo y Matteo jugaban al fútbol. Alicia observaba desde las gradas, sintiendo una profunda satisfacción al ver a su familia tan feliz y unida.
— ¡Papá, mírame! —gritó Matteo mientras intentaba emular un movimiento que había visto en la televisión.
— Lo haces genial, hijo —respondió Robin, animándolo.
Después de un rato, se reunieron con Alicia y Luka en las gradas. Matteo, aún con la pregunta en mente, volvió a insistir.
— Papá, ¿cuándo puedo empezar a jugar al fútbol de verdad?
Robin miró a Alicia y luego a sus hijos.
— Muy pronto, Matteo. Prometo que hablaremos con tu madre y veremos cuándo puedes empezar. Pero lo más importante es que sigas divirtiéndote y aprendiendo.
Matteo sonrió, satisfecho con la respuesta. Alicia se acercó y besó a Robin en la mejilla.
— Tienes una familia maravillosa, Robin.
— Y todo gracias a ti —respondió Robin, con una sonrisa de amor.
La familia Le Normand se preparó para volver a casa, disfrutando de la calidez del sol y la proximidad del verano. A pesar de los desafíos y los cambios, sabían que juntos podían enfrentar cualquier cosa. Y mientras caminaban hacia el coche, con Luka en brazos y Matteo y Leo saltando de alegría, Robin y Alicia sabían que estaban construyendo recuerdos que durarían toda la vida.
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Se me olvido subir este cap en su momento 🥲😅
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El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia
Historia CortaEn el vibrante mundo del fútbol, donde el césped y el brillo de los focos definen el día a día, es fácil olvidar que detrás de cada figura pública hay historias de amor, sacrificio y esperanza. Este es el relato de Robin Le Normand, un talentoso def...