029.La despedida

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El día que Leo debía partir hacia Barcelona había llegado, y la casa estaba llena de una mezcla de emoción y nerviosismo. Era el primer gran viaje de Leo con la categoría inferior de la Real Sociedad, y aunque estaba emocionado por la oportunidad, también sentía un poco de tristeza por separarse de su familia, aunque solo fuera por dos semanas.

A primera hora de la mañana, Alicia y Robin estaban ocupados preparando las últimas cosas para el viaje de Leo. La maleta de Leo estaba llena de ropa deportiva, artículos personales y todo lo que podría necesitar durante su estadía en Barcelona. Alicia había incluido una nota especial en la maleta, con un mensaje de amor y ánimo para Leo.

— No olvides llevarte todo lo que necesitas —dijo Alicia, revisando la maleta por última vez—. Y asegúrate de llamar cuando puedas.

— Lo haré, mamá. Gracias por todo —respondió Leo, con una sonrisa nerviosa.

Robin estaba en la sala, ayudando a Leo a asegurarse de que no se olvidara de nada importante. A pesar de su entusiasmo por el viaje, Robin no podía evitar sentir una punzada de tristeza al pensar en la ausencia de Leo en casa durante las próximas dos semanas.

— ¿Tienes todo, campeón? —preguntó Robin, ajustando la mochila de Leo.

— Sí, papá. Tengo todo lo que necesito —respondió Leo—. Estoy listo para irme.

El grupo se dirigió al coche con las maletas, y Mateo estaba en su silla de auto, mirando a su hermano mayor con curiosidad. Aunque Matteo no entendía del todo lo que estaba sucediendo, parecía captar la energía del momento.

Al llegar al punto de encuentro donde se reunirían con el resto del equipo, Robin y Alicia ayudaron a Leo a sacar sus cosas del coche y a prepararse para el viaje. El entrenador y los compañeros de equipo ya estaban allí, listos para partir.

— ¡Leo, qué bien que llegaste a tiempo! —dijo el entrenador, saludando a Leo con una sonrisa—. Vamos a hacer un buen viaje a Barcelona.

Leo se despidió de sus padres con un abrazo fuerte.

— ¡Te vamos a extrañar, Leo! —dijo Alicia, con los ojos un poco húmedos.

— Yo también los voy a extrañar. Pero prometo llamarlos todos los días —respondió Leo, con una sonrisa reconfortante.

— ¡Disfruta del viaje y aprende mucho! —añadió Robin, dándole una palmada en el hombro.

Con una última mirada a su familia, Leo se unió al grupo del equipo. Subieron al autobús que los llevaría al aeropuerto, y Alicia y Robin se quedaron en el andén, observando cómo el autobús se alejaba lentamente.

— Se ve tan emocionado —dijo Alicia, apretando la mano de Robin.

— Sí, estoy orgulloso de él —respondió Robin—. Solo espero que disfrute cada momento y aprenda mucho durante estas dos semanas.

Una vez que el autobús se perdió de vista, Alicia y Robin decidieron pasar el día ocupándose de algunas tareas en casa y preparándose para la ausencia de Leo. A pesar de la tristeza de la separación, estaban decididos a mantener el espíritu alto y a disfrutar del tiempo que pasarían juntos con Matteo.

Durante la semana, Alicia y Robin se mantuvieron ocupados con sus actividades diarias y el cuidado de Matteo, pero se aseguraron de hacer videollamadas diarias con Leo para escuchar sobre sus experiencias y asegurarse de que estuviera bien. Leo, a su vez, compartió historias de los entrenamientos y de las ciudades que exploraba con su equipo, transmitiendo su entusiasmo y su alegría.

Finalmente, después de dos semanas llenas de crecimiento y aprendizaje, llegó el día en que Leo regresaría a casa. Alicia y Robin estaban en el aeropuerto esperando ansiosos, con Matteo en brazos y una gran pancarta de bienvenida que habían preparado para la ocasión.

Cuando Leo apareció por la puerta de llegada, su rostro se iluminó al ver a su familia. Corrió hacia ellos, y Alicia y Robin le dieron un abrazo cálido, mientras Matteo reía feliz al ver a su hermano mayor.

— ¡Leo, te extrañamos mucho! —dijo Alicia, abrazando a Leo con fuerza.

— ¡Yo también los extrañé! —respondió Leo—. Pero el viaje fue increíble. Aprendí mucho y conocí a muchos jugadores geniales.

Robin sonrió, viendo a su familia reunida y feliz.

— Estamos muy orgullosos de ti, Leo —dijo Robin—. Vamos a casa y cuéntanos todo sobre tu experiencia.

El viaje de regreso a casa estuvo lleno de historias y risas. Leo compartió detalles de los partidos, de las nuevas amistades que había hecho y de las impresiones que tuvo de Barcelona. Alicia y Robin escucharon atentamente, emocionados por la experiencia de Leo y felices de tenerlo de vuelta.

El tiempo lejos había sido una oportunidad valiosa para Leo, y para Alicia y Robin, había sido una oportunidad para apreciar aún más los momentos juntos. La familia estaba de nuevo completa, lista para enfrentar cualquier desafío y disfrutar de cada momento que compartían juntos.

El gol del corazón: La historia de Robin y Alicia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora