Timothée Chalamet

1.5K 79 27
                                    

Pedido de ari_909

Tipo: Romántico y Smut

Daddy Ink

|TIMOTHÉE CHALAMET|

Miré el techo de mi habitación, observando cómo las sombras de la noche danzaban con la luz tenue de la lámpara. Maya estaba a mi lado, su respiración suave y tranquila indicaba que ya estaba dormida. Era una escena tan familiar y, sin embargo, todo se sentía diferente para mí.

Desde que cumplí 28 años, una sensación de insatisfacción había comenzado a crecer en mi interior. La relación de amigos con beneficios que mantenía con Maya desde los 20 había sido emocionante y gratificante durante muchos años, pero ahora, cada vez que la veía dormir a mi lado, sentía un anhelo profundo por algo más. 

Quería despertarme cada mañana sabiendo que Maya no era solo mi amiga y amante ocasional, sino mi compañera de vida.

Me giré para mirarla. Incluso en la penumbra, podía ver la curva de su sonrisa y la forma en que su cabello caía desordenadamente sobre la almohada. Maya siempre había sido mi confidente, mi apoyo incondicional. Recordé el día que la conocí, cuando ambos teníamos 13 años.

Estábamos en el primer día de secundaria, y yo, nervioso como nunca, me encontraba perdido en el laberinto de pasillos. Fue entonces cuando vi a una chica de cabello castaño y ojos vivaces que parecía saber exactamente a dónde iba.

—¿Necesitas ayuda?— preguntó con una sonrisa amigable.

Asentí, agradecido. 

—Sí, estoy un poco perdido. ¿Sabes dónde está el salón 3B?—

—Claro, sígueme. También voy para allá— sonrió ella.

A partir de ese momento, nos volvimos inseparables. Compartimos risas, lágrimas y un sinfín de secretos. 

Pero había un recuerdo en particular que siempre volvía a mi mente con una claridad impresionante: nuestra primera vez juntos, en más de un sentido.

Tenía 20 años y acabábamos de salir de una fiesta de la universidad. Habíamos bebido un poco, pero no lo suficiente como para no saber lo que estábamos haciendo. 

Nos encontrábamos en mi dormitorio, y la atmósfera estaba cargada de una tensión que nunca antes habíamos sentido.

—Maya— susurré, mi voz apenas audible. —¿Estás segura de esto?—

Ella asintió, sus ojos reflejando el mismo deseo y nerviosismo que sentía yo. Nos acercamos lentamente, y cuando nuestros labios se encontraron por primera vez después de mucho tiempo, ya que ella había sido mi primer beso, fue como si el mundo se detuviera. 

Sentí una oleada de emociones: excitación, miedo, y una profunda conexión que nunca antes había experimentado. Cada caricia, cada beso, nos acercaba más, y esa noche fue el comienzo de algo que, aunque no entendíamos completamente, ambos sabíamos que era especial.

Volviendo al presente, suspiré. Había tanto en juego ahora. Podía perder la amistad más valiosa que había tenido si las cosas no salían bien. 

Pero el miedo de no intentarlo era aún mayor. Decidí que encontraría el momento adecuado para hablar con Maya, para decirle cuánto había cambiado para mí, y lo que realmente quería de ella.

El cumpleaños de Maya estaba muy cerca, y quería hacer algo muy especial para ella. Había planeado una sorpresa que esperaba que le mostrara cuánto significaba para mí. 

One shots de Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora