Hal (Henry V)

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Tipo: Romántico

Me había tomado mucho tiempo, pero finalmente decidí que lo mejor para mi vida era irme del castillo y así rechazar mi título de príncipe. Necesitaba encontrar aquello que me haría sentir completo, cada vez que lo discutía con mi madre su respuesta era la misma "necesitas una esposa Hal". Sabía que para ser rey necesitaba casarme con alguna muchacha de la nobleza, pero aún no estaba listo.

Había hablado con mi padre, quien sorprendentemente me concedió el permiso de irme con la condición de que estuviera en el baile que se realizaría aquella noche, ya para el día siguiente podía irme del palacio. Mi padre se mostró muy comprensivo cuando le expliqué cómo me sentía, mientras que mi madre casi le da un ataque de algo.

Estaba dando una de mis ultimas caminatas alrededor del castillo, cuando vi carruaje parado frente a la entrada; de este bajaba una hermosa chica de cabello castaño, llevaba un vestido color morado. Pude ver a algunos criados sacando el equipaje del carruaje, a lo lejos pude ver a mi padre que se acercaba con una sonrisa, al lado de la muchacha se encontraba el duque Cambridge quien con elegante reverencia saludó a mi padre para luego introducir a la que creo que era su hija.

Fue casi involuntario, mis pies se movieron en su dirección y cuando menos lo noté mi padre me miraba sonriente mientras me presentaba a Alice hija del duque. Me quedé viéndola por un instante, era realmente hermosa; tenía unos ojos azules muy bonitos, una sonrisa que te invitaba a sonreír junto a ella y unos labios que se veían muy suaves, no eran ni muy finos ni muy gruesos, del tamaño perfecto para su boca.

- Lady Alice, ¿le apetecería dar una vuelta conmigo alrededor del palacio? -dije extendiendo mi mano hacia ella.

- Estaré encantada de acompañarlo su alteza -dijo ella con una tímida sonrisa.

Escuché al duque decir que él se encargaría del equipaje de su hija mientras, extendí mi brazo hacia Alice quien lo tomó enseguida y comenzamos a caminar por los alrededores del palacio. Ella parecía maravillada con los jardines y la vasta variedad de flores que había en los invernaderos. Sus ojos se llenaban de brillo con cada nuevo paisaje que le mostraba, "no se debe cansar de estas vistas, ¿verdad su alteza?" dijo ella sonriendo mientras observaba el horizonte.

Le pedí que me llamara simplemente Hal, ella un poco tímida comenzó a llamarme así al mismo tiempo que me pedía que solo le dijera Alice. La dejé en la puerta de sus aposentos y me retiré con una sonrisa, mientras caminaba a mi habitación me encontré con mi padre quien me hizo una seña de acercarme. Quería saber cómo me había ido en el paseo con Alice, le conté un poco sobre nuestra tarde.

Él dejó caer un comentario muy sospechoso, "el duque de Cambridge está buscando esposo para su hija" un sentimiento extraño comenzó a crecer en mi pecho, la sola idea de que Alice pudiera desposar a alguien me daba mucha rabia. Una vez en el baile, pude ver como lo que mi padre había dicho se cumplía el duque le presentaba a cuanto joven noble pasara. Alice lucia realmente incomoda con tanta atención y me comenzaba a molestar la actitud que estaba teniendo el conde Evans.

Me acerqué a ellos rápidamente y tomé la mano de Alice pidiéndole un baile, el duque miró a su hija y ella solamente asintió. Me dio las gracias por salvarla de aquel conde que no dejaba de decir lo linda que era y el buen partido que era él, la miré a los ojos y le prometí que ella no se iba a casar con nadie que no quisiera.

En sus ojos apareció un brillo muy bonito que me hizo perderme en ellos, el baile terminó y Alice se retiró a sus aposentos. Mientras que yo me dirigí directamente al trono donde estaba mi padre.

- Quiero que le prohíbas al duque de Cambridge que case a la fuerza a Alice -dije nada más verlo.

- ¿Con que Alice? Esta mañana si mal no recuerdo la llamabas Lady Alice-dijo mi padre muy tranquilo- Además ¿No crees que esa es una decisión que él debe tomar?

- No quiero que se case con nadie a la fuerza -dije mirando sus ojos.

- No quieres que se case a la fuerza o no quieres que se case con alguien que no seas tu-dijo mi padre con un tono de burla- Te conozco Hal, nunca te ha importado el destino de una muchacha de la corte, ¿Por qué debería importarte ahora?

- No quiero que se case- insistí.

- Bien yo le prohibiré al duque que case a su hija -dijo mi padre con una sonrisa en sus labios- Pero tu quedas en el palacio.

Con esa condición mi padre había revelado su verdadero plan, la razón por la que al principio se mostró tan comprensivo con la idea de dejarme ir, porque no era real. Por un momento quise mandar al demonio su chantaje, mas la promesa que le hice a Alice llegó a mi mente; le había dado mi palabra de que no desposaría a nadie que no quisiera, que la cuidaría. A regañadientes acepté las condiciones de mi padre.

Así fue como dos meses después de esa charla me encontraba escondido entre los pasillos del palacio esperando el momento en que Alice pasara en dirección a la biblioteca. Había tenido pequeños encuentros con ella y para ser honesto no dejaba de pensar en ella; desde que abría los ojos hasta que los cerraba. Su sonrisa inundaba mi mente cada día de mi vida desde que la conocí.

Aquel día Alice pasaba como siempre camino a la biblioteca cuando de la nada comenzó a acercarse a mi escondite, "llevo dos semanas viéndote ahí escondido Hal, ¿hay algo que quieras decirme?" dijo ella acercando su rostro al mío. En vez de decir algo la tomé de la cintura y estrellé mis labios contra los de ella, el beso duro un largo rato hasta que nuestros pulmones comenzaron a pedir oxígeno. Ese mismo día fue donde el duque para pedir la mano de su hija, al parecer quedarme en el palacio no fue una mala decisión.

One shots de Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora