Lee

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Tipo: Smut
|LEE|

La primera vez que vi a TN, fue como si un rayo me atravesara. Estábamos en una pequeña tienda de abarrotes, y Maren y yo ya habíamos conseguido una presa. Pero al verla, me olvidé de todo. Sus ondas castañas, esos ojos azules intensos que parecían mirar directamente a mi alma. Llevaba una falda plisada cuadrillé rosada, corta y coqueta, y unas pantis de lana blancas que cubrían sus largas piernas. El beatle ajustado blanco destacaba su busto, tentándome a descubrir cómo se sentiría mi piel contra la suya. No podía apartar los ojos de ella. Algo en su presencia me tenía hechizado.

Maren lo notó, claro que lo notó. Siempre notaba cuando mi atención se desviaba. Me preguntó si aquella chica sería nuestra próxima presa, pero no pude contestarle. Solo podía seguirla con la mirada mientras salía de la tienda. Desde ese momento, no dejé de buscarla en cada rincón del pueblo. Estaba decidido a no irme sin encontrarla de nuevo.

Una noche, decidí salir de fiesta sin Maren. Necesitaba despejar mi mente, aunque sabía que eso era casi imposible. Me acerqué a la barra para pedir una bebida, y entonces la vi. Era ella. TN. Llevaba una pomposa falda de tul negra, medias negras, tacones blancos, un top ajustado blanco y una chaqueta de cuero negra. Parecía una diosa oscura, un ser de otro mundo. Escuché a sus amigas llamarla TN, y saboreé su nombre en mis labios.

Pero entonces lo vi. Un hombre estaba coqueteando con ella, y TN se veía incómoda. Algo dentro de mí estalló. No soportaba ver a nadie más acercándose a ella. Intervine sin pensarlo dos veces. El hombre me llevó hasta un callejón junto al club, listo para pelear. La oscuridad era mi aliada, y no perdí tiempo en atacarlo. Sentí su sangre caliente en mi boca, escurriéndose por mi cuello. Pero entonces un sonido me alertó.

TN estaba allí, mirándome con asombro. Pero no había miedo en sus ojos, sino deseo, interés y fascinación. Ella me sonrió, mordiéndose el labio.

—Vuelvo enseguida —dijo antes de regresar al club.

Me quedé petrificado. ¿No se suponía que debía gritar y estar horrorizada? No entendía por qué no actuaba asustada. TN volvió con una botella de agua y papel de baño. Comenzó a limpiarme.

—No se supone que deberías tener miedo —dije.

—¿Por qué debería? —respondió ella—. Ese hombre me estaba incomodando y tú me defendiste.

—¿Sabes que lo maté? —dije, sintiendo la urgencia de que comprendiera la gravedad.

—Si quieres que te tenga miedo —dijo TN, mirándome a los ojos con una sonrisa traviesa—, no funcionará.

Después de limpiar todo rastro de sangre, TN me ofreció su mano.

—Aún quiero divertirme —dijo—. Más ahora que encontré con quién hacerlo.

De vuelta en el club, en la pista de baile, había un duelo de miradas entre nosotros. Nos provocábamos mutuamente. TN pasaba las manos por su cuerpo, invitándome a acercarme.

—Me encanta esa mirada —dijo TN.

—¿Cuál mirada? —pregunté, acercándome más, pasando mis manos por su cintura.

—Como si me quisieras devorar —susurró ella, deslizando sus manos por mi cuello.

Bajé mi mano hasta tomar una de sus nalgas, recorriendo su cuello con mi nariz. Le susurré al oído:

—¿Quién te dijo que no quiero hacerlo?

La música vibraba a través de la pista de baile, envolviéndonos en una atmósfera cargada de energía y deseo. Las luces intermitentes iluminaban brevemente los rostros sudorosos y cuerpos en movimiento a nuestro alrededor, pero para mí, solo existía TN. Sus movimientos eran hipnóticos, seductores, y cada vez que nuestras miradas se cruzaban, sentía una descarga eléctrica recorriéndome el cuerpo.

One shots de Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora