Laurie (Theodore Laurence)

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Tipo: Romántico

|LAURIE/THEODORE|


¿Podía existir una chica así de hermosa?

¿Será real?

¿La estoy imaginando?

¿Estaré muy borracho? 

Desde que la había visto entrar en aquel salón, mis ojos no se apartaron de ella. Era tan bella que me parecía que fuera un sueño, no podía creer que en este mundo existiera una mujer así de hermosa. 

Tenía una altura promedio, lo que la hacía perfecta para ser envuelta entre mis brazos. Estaba seguro de que si la abrazaba contra mi pecho, mi mentón quedaría apoyando en su cabeza; de esa forma ella podría escuchar los latidos de mi corazón, que solo le pertenecerán a ella. 

Su cabello era corto, llegaba hasta su mentón. Aquellos pequeños mechones castaños caían en delicados risos a ambos costados de su cabeza, me preguntaba qué tan suave era su cabello. Me daban ganas de pasar mis dedos por ahí y dejar tiernas caricias mientras ella descansa sobre mi pecho. 

Sus ojos eran de un hermoso color azul, llegaba a pensar que quizás el zafiro provenía de aquellos luceros. Me bastó verlos por una sola vez para sentirme completamente hipnotizado, me preguntaba cuánto tiempo podría estar viéndolos sin aburrirme. 

Sus labios, sus labios me tentaban a querer besarlos. Su labio superior tenía los arcos en la forma de un hermoso corazón y su labio inferior era grande, tentador a la vista; además de su exquisita forma, eran de un atractivo rojo cereza. Incluso llegué a preguntarme si ese sería el sabor de sus labios.

Usaba un hermoso vestido color morado, con delicados detalles en negro. Era grande y falda muy pomposa, el corsé del torso hacía que su cintura se viera muy pequeña; sin duda me gustaría pasar mis manos por ahí mientras nos sumimos en un intenso baile. 

Me di cuenta de que no era el único en observarla, si quería conocerla tenía que actuar rápido. Vi a un mozo llevar una bandeja con copas, me acerqué a tomar dos y caminé hacia ella; miraba a todos lados, como si buscara algo pero a la vez no buscara nada.

Vi que otro hombre se le iba a acercar por lo que apresuré mi paso.

– Disculpe señorita – la llamé, obteniendo su atención – Nunca he hecho esto, y debo admitir que estoy muy nervioso. 

Sus ojos brillaron con curiosidad y una hermosa sonrisa se entendió por sus labios, le extendí la copa y ella la acepto. 

– Solo en caso de que diga que sí – me acerqué un poco más a ella – Me gustaría saber si tiene planes para después del baile. Quizás ya tenga a un caballero esperando por usted, pero si es que llega a estar disponible... me gustaría invitarla a bailar.

– Buenas noches, gallardo caballero – dijo ella haciendo una pequeña reverencia– Respondiendo a su pregunta, no. No tengo planes para después del baile; tampoco he venido con algún caballero o ni me espera nadie. 

– Quizás le parezca extraño, porque no conoce mi nombre – dije sonriendo– Pero la he estado viendo desde que llegó.

Dio un sorbo a su copa y la dejó sobre la mesa más cercana que encontró, volteó a verme y con una sonrisa coqueta y divertida sacó la copa de mi mano y la dejó junto a la suya. Tomó mi mano con la suya, en ese momento sentí como una corriente eléctrica. 

– También me gustaría bailar con usted – dijo ella subiendo su mano por mi brazo. 

Caminamos hasta el centro del salón, puse una de mis manos en su cintura; teníamos la suerte de que estaban tocando un vals. Su cintura se sentía tan pequeña bajo mi mano, requirió de todo mi autocontrol el no darle un pequeño apretón. 

One shots de Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora