Tipo: Triste
Desearía tanto poder ser una muchacha normal y no tener esta condición que lentamente me iba matando. Desde que tenía seis años y me caí mientras trataba de aprender a patinar supe que algo andaba mal en mí, no era normal que por una caída tan pequeña mis rodillas sangraran como si me hubiera cortado con el hielo. Mi padre no dudó en llevarme al hospital de urgencia, los criados de la estancia trataron de hacer un torniquete para que mis rodillas no sangraran tanto, pero fue inútil y comenzaba a marearme por la perdida de sangre. No tenía ganas de llorar, me sentía demasiado cansada como para hacerlo.
Al llegar al hospital mi madre explicó al doctor lo sucedido y rápidamente me llevaron para atenderme, el doctor me hablaba para que me mantuviera despierta, pero era muy difícil poder enfocar la vista en él y el cansancio me estaba ganando. Cuando sentí mi cuerpo recostado en la camilla cerré los ojos y dejé que el sueño me llevara con él; para el momento en que desperté mis padres estaban junto a mí con rostros muy tristes, mamá sollozó cuando me vio despertar y comenzó a llenarme de besos no entendía qué estaba pasando.
El doctor entró y nos dio el diagnostico completo, una extraña condición llamada "debilitación de tejido arterial" era padecida por un muy pequeño numero de personas, menos del uno porciento de la población mundial. En pocas palabras tanto mis venas, arterias y piel eran demasiado delicadas como si se trata de una fina capa que me protegiera. Al ser tan débiles provocaban que la menor de las caídas se sintiera o tuviera consecuencias de una herida mayor, por eso aquella pequeña caída al tratar de patinar había terminado con mis rodillas sangrando. Para aquella condición no había tratamiento y la expectativa de vida no era muy alentadora.
Lo único que podían hacer mis padres era procurar que tuviera un lugar totalmente seguro para poder evitar la mayor cantidad de accidentes posibles. Una vez que llegamos a casa, pensé que mis padres me encerrarían en mi habitación y que me dejarían de lado, pero me había equivocado. Mamá decía que dios no ponía pruebas así de difíciles para quienes no pudieran soportarlo, me dijo que no me preocupara que podría vivir como una chica normal solo que teniendo mucho más cuidado que el resto y por supuesto evitando muchas actividades, como patinar.
A medida que iba creciendo lo único que podía hacer que era totalmente inofensivo era leer, o eso pensaba antes de cortarme el dedo con una hoja provocando que este comenzara a sangrar rápidamente, desde ese día tenía que usar guantes para todo. Casi no podía salir de casa a no ser que fuera un evento oficial que requiriera mi presencia, como un baile de alta sociedad, de esos en los que las muchachas se arreglan mucho para encontrar un marido que les pueda dar una vida llena de lujos y privilegios.
Tenía mucha suerte que se celebraran en lugar que tenían segunda planta ya que desde ahí arriba podía ver a todos los invitados y al mismo tiempo podía cuidarme de sufrir algún accidente. Me quedaba por largas horas viendo desde la baranda soñando despierta con el día en que un chico guapo me pidiera bailar y estuviera abrazada a él envueltos en un vals por horas, pero eso nunca pasaría, no desde aquí arriba teniendo miedo del mundo y de todo lo que pudiera dañarme. Eso no era vida, pero el modo en que podría seguir viviendo; sentía que solo extendía mi sufrimiento, sabía muy bien que no me casaría ni tendría una familia.
Un día vi como un muchacho de hermoso cabellos rizados oscuros entraba en el salón, podía ver sus ojos de un maravilloso color esmeralda. Así pasé meses observándolo desde la segunda planta, no solía bailar con muchas muchachas y por lo general se mantenía oculto; hasta que un día todo cambio, empecé a verlo en compañía de una chica rubia, con la que al parecer iba a todas partes. Decir que aquello no me dolió sería mentir, me había enamorado de Theodore desde el primer momento en que lo vi y soñaba con el día en que él se fijara en mí; aun así, le deseaba lo mejor, pues su felicidad era la mía. Lo veía sonreír tan alegre que era contagioso para mí, tenía muchas ganas de bajar y saludarlo, pero sabía que eso era imposible yo solo iba a estos bailes porque era lo único que mis padres me dejaban hacer fuera de casa. Era el único momento en que podía ser libre y disfrutar todo lo que esta condición me prohibía.
![](https://img.wattpad.com/cover/233293428-288-k563809.jpg)
ESTÁS LEYENDO
One shots de Timothée Chalamet
FanfictionHola! Aquí encontraras mini historias donde su protagonista será Timothée Chalamet o alguno de los personajes que ha interpretado en sus distintas películas. Estas historias tendrán características más maduras con contenido sensible y erótico. Con c...