Nic Sheff

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Tipo: Romántico

Contaba las horas para poder salir de aquel castigo llamado instituto, dentro de poco serían las anheladas vacaciones de verano y yo ya quería ir a celebrarlo a la playa. Intercambiaba miradas con mis amigas quienes estaban tan ansiosas como yo; mis ojos se iban de tanto en tanto al gran reloj detrás de la profesora que nos hablaba de la importancia de la célula en el cuerpo humano. No tenía ganas de pensar en los contenidos que vimos durante el año, todo lo que quería era salir de vacaciones y no preocuparme por nada. Había recibido muchas llamadas de distintas universidades.

Todas ellas me ofrecían beca completa por deportes, si había algo en lo que me destacaba era en el surf; en la playa era conocida como la reina de la olas. Yo solo me quería divertir haciendo lo que más me gustaba, había ganado casi todas las competencias de surf en las que participé durante este tiempo; así fue como conseguí muchas becas, además de mantener mi cuerpo en una forma saludable. El reloj parecía avanzar cada vez más lento, me desesperaba cada vez que veía como el segundero casi ni se movía, solo diez minutos más y sería libre.

El suplicio no duró mucho y el timbre sonó anunciando las vacaciones de verano, rápidamente mis compañeros recogieron sus cosas y salieron del salón. Caminé hasta el puesto de mis amigas y me senté en la mesa, "¿Cuál es el plan?" dije sonriendo "Playa" gritaron ambas; las tres éramos fanáticas del surf por lo que cada vez que salíamos de clase íbamos a la playa a surfear un rato, ya después nos íbamos a casa para hacer los deberes, pero hoy no había deberes que hacer. La ceremonia de graduación sería en unas semanas, por lo que nada nos impedía pasar la tarde entera surfeando.

Pasamos al baño del instituto para ponernos los trajes de baño y así estar listas para divertirnos toda la tarde. No tardamos mucho en llegar a la playa, pues estaba a unos cuantos minutos del instituto y en el auto de Lagoona no nos demorábamos mucho. Se estacionó y junto con Alia bajamos corriendo en dirección a la playa; un par de chicos nos saludaron con la mano, yo los ignoré pues ya había alguien que me interesaba y justamente ese chico no estaba en la playa en ese momento, decidí que no me torturaría más pensando en él y entraría al agua.

Me quite la falda del informe del instituto junto con la blusa blanca, mostrando mi bikini que consistía en un brasier rosa y un short del mismo color. Amarré mi cabello rubio con mechones rosa en una coleta, tomé mi tabla y me metí al agua; comencé a nadar hasta que la ola se empezó a formar. Una vez que me monté en la ola pude ver toda la playa y algo me llamó la atención, mi hermoso chico junto a su familia se estaban instalando muy cerca de donde estábamos con las chicas.

Fue una pasada sin acrobacias pues solo quería divertirme un rato antes de ponerme a practicar para la competencia que se llevaría acabo dentro de una semana. Sentía un poco de presión pues era la campeona local y me enfrentaría a la campeona de Santa Mónica, nadie podía comprender lo presionada que me sentía; todos pensaban que era muy fácil mantener el titulo de campeona, además un visitador de Stanford vendría a verme a la competencia, por lo tanto, tenía que ganar; quería entrar en esa universidad porque estaba muy cerca de casa, ni siquiera tendría que estar como interna.

La verdadera razón por la que no me quería ir a otra universidad como interna se llamaba Nic Sheff, aquel chico me volvía loca con su actitud misteriosa y desinteresada. Se rumoreaba que era un adicto a las drogas, sinceramente su pasado no me importaba; solíamos ser amigos y sabía muy bien el problema que tenía. Su padre era amigo del mío y le había comentado que estaba avanzando mucho, llevaba cinco años completamente limpio y tenía muchas ganas de retomar su vida.

Siempre que le invitaba a salir me rechazaba, no me iba a rendir, aunque eso significara cambiar por completo de estrategia. Un día me pidió salir, pude ver como sus amigos estaban atrás de él por lo que rechacé su invitación y entré al agua para seguir surfeando. Aquello había requerido de mucha fuerza de voluntad, desde la cresta de la ola podía ver su cara completamente desencajada, desde ese día me hacía la difícil con Nic.

Noté como sus ojos me miraban desde la orilla, en su rostro había una sonrisa y negaba con la cabeza; vi cómo le decía algo a su hermanito, quien rápidamente se volteó y fue a buscar su tabla de surf. Juntos entraron al agua, pero no muy lejos ya que Jasper aún era muy pequeño y debían ser precavidos, de un momento a otro Nic llegó al lado mío. Me guiñó un ojo mientras me sonreía de manera coqueta, negué con la cabeza e hice una acrobacia con la tabla; me regaló un silbido de aprobación por la pirueta. Ya para cuando bajé de la ola, me senté en mi tabla para descansar un poco. No pasó mucho cuando Nic nadó con su tabla hasta donde yo estaba.

- Te hago una apuesta linda -dijo sonriendo.

- Me llamo Merlía-dije rondando los ojos- Te escucho.

- Una carrera entre los dos, el primero que llega a la playa gana -dijo él.

- ¿Qué vamos a apostar? -dije mirando sus ojos.

- Una cita el viernes por la noche -dijo él.

- Si tú ganas -dije riendo- Si yo gano me ayudarás a practicar para el campeonato.

- Vete preparando para la cita -dijo él nadando hacia la ola.

Comenzamos la carrera, lo que Nic no sabía era que compito ya sea en una pequeña apuesta lo doy todo de mí para ganar. Su cara de frustración fue muy graciosa cuando me vio llegar primero a la playa, no por nada era la reina de las olas; le dije que empezaba el entrenamiento al día siguiente a las tres de la tarde. Me acerqué a mis amigas quienes no paraban de reír, me preguntaron por qué habíamos competido en aquella carrera. "Que pena que perdiera, deberían salir en una cita" dijo Lagoona mientras que Alia le daba la razón. "Chicas mi única preocupación ahora es el campeonato, el entrenador de Stanford vendrá y necesito estar cien por ciento concentrada".

Ambas asintieron y seguimos disfrutando de la tarde, los hermanos de Nic se me acercaron para saludarme. Daisy me preguntó si estaba muy nerviosa por el campeonato y le dije que solo un poco, que lo principal siempre era divertirse; Jasper me miraba con los ojos brillantes diciendo que cuando fuera mayor le encantaría participar en competencias y torneos como yo. La pequeña de Sheff me dio un fuerte abrazo para después decirme "Deberías salir con mi hermano Nic, a él le gustas mucho".

Justo en ese instante Nic había venido a buscar a sus hermanos, se puso colorado cuando escuchó hablar a su hermanita; tomo de la mano a ambos niños y se fue por donde mismo vino. Mis amigas no paraban de molestarme y una idea se me vino a la cabeza, después del campeonato no tenía ninguna otra preocupación. Quizás ya era hora de dejar de hacerse la difícil, los roles se habían invertido y ahora solo hacía falta un movimiento de mi parte para ser completamente feliz.

A la mañana siguiente desperté muy inquieta, le dejé una nota a mis padres y salí a trotar a la orilla de la playa. Mi mente estaba en distintas partes y todas ellas me llevaba a los mismos dos caminos; el campeonato y Nic, no sabía cómo sacármelo de la cabeza. Detestaba aquella mágica sonrisa que me hacia temblar las piernas o la mirada cansada de sus ojos que me hipnotizaba con tan solo un pequeño avistamiento de sus ojos, como si el destino me estuviera jugando una mala pasada me encontré con Nic sentado en la arena.

Se acercó a mi a paso decidido, "¿Cuándo comenzamos con los entrenamientos?" dijo al llegar a mi lado, "A las tres" dije tratando de no ver sus ojos, fue en ese momento que me decidí a arriesgarme de una vez por todas con Nic.

- Te propongo algo -dije mirando sus ojos.

- Tu dirás -dijo él sonriendo.

- Si gano el campeonato, saldré contigo-dije mordiendo mi labio inferior.

- Creo que me iré preparando para la cita -dijo él con una brillante sonrisa- No hay manera que la reina de las olas pierda. Además, si vamos a entrenar juntos, tu victoria está más que asegurada.

Los días pasaron y el campeonato llegó, los nervios me estaban volviendo loca. Tenía mucho por lo que ganara, principalmente porque quería esa cita con Nic; di lo mejor de mí en aquella competencia y creo que todos lo notaron. La competencia en sí no era muy difícil, solo tenía que mantenerme sobre la tabla más tiempo que los demás, pero me excedí un poco haciendo una piruetas antes de llegar a la orilla de la playa coronándome con la ganadora.

Nic fue el primero en acercarse a mí y con una radiante sonrisa me tomó entre sus brazos y me robó un beso. No me molesté en absoluto, pues era algo que venía anhelando con todo mi corazón, al final todo había salido bien.

One shots de Timothée ChalametDonde viven las historias. Descúbrelo ahora