🌹 Capítulo 99🌹

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En el castillo de la aldea de la Hierba, Sakura se había aislado por completo. La desesperación la había consumido, y sus días transcurrían en una monotonía sombría, negándose a comer y bebiendo solo lo necesario para sobrevivir. La habitación en la que se refugiaba, una vez luminosa y decorada con flores y cortinas coloridas, ahora parecía un espacio vacío y oscuro, reflejo de su estado emocional.

Mebuki y Kizashi Haruno, sus padres, estaban preocupados, pero su preocupación no era por el bienestar de su hija, sino por la imagen y el futuro del reino. Habían decidido que la única forma de restaurar el honor de la familia era organizar el matrimonio de Sakura con Sasuke. Creían que esto no solo la obligaría a retomar su rol como princesa, sino que también fortalecería las alianzas políticas necesarias para mantener su poder.

En el jardín del castillo, Kizashi se encontraba discutiendo los preparativos con varios nobles y sirvientes. Había ordenado que se preparara un evento grandioso, con la esperanza de distraer a la gente de los recientes escándalos y reafirmar su control sobre la aldea. Mientras tanto, Mebuki intentaba convencer a Sakura de salir de su habitación.

—Sakura, por favor, abre la puerta.— Suplicaba Mebuki, con una voz que intentaba sonar compasiva pero que no ocultaba del todo su desesperación.— Entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero necesitas ser fuerte. Tu matrimonio con Sasuke es lo mejor para todos nosotros.

Dentro de la habitación, Sakura se encontraba sentada en el suelo, abrazando sus rodillas y con la mirada perdida. Las palabras de su madre no hacían más que aumentar su deseo de desaparecer. Solo quería estar con Kakashi, y cada día sin él la sumía más en la desesperación.

—Déjame en paz.— Respondió con voz apagada, sin siquiera moverse de su posición.— No quiero escuchar nada sobre ese matrimonio. Prefiero morir antes que casarme con Sasuke.

Mebuki suspiró, frustrada por la resistencia de su hija. Decidió cambiar de táctica y dejar que Sakura reflexionara sola por un tiempo. Cerró la puerta y se alejó, pensando en cómo lograr que su hija aceptara el destino que le habían preparado.

Mientras tanto, en otra parte del castillo, Sasuke estaba siendo preparado para el matrimonio. Aunque no mostraba el mismo entusiasmo que los padres de Sakura, comprendía la importancia del enlace y estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para asegurar el futuro del reino. Sin embargo, en el fondo, se sentía incómodo con la idea de casarse con alguien que claramente no quería estar con él.

La madre de Ino, quien había estado vigilando a Sakura discretamente, estaba cada vez más preocupada por la joven princesa. Sabía que no podía interferir directamente, pero sentía que debía hacer algo para ayudarla. Decidió que encontraría una manera de darle esperanza y apoyo a Sakura, aunque eso significara arriesgar su propia seguridad.

Esa misma noche, mientras el castillo dormía, la madre de Ino se escabulló hasta la habitación de Sakura. Tocó suavemente la puerta y susurró.

—Sakura, soy yo, la madre de Ino. Necesito hablar contigo.

Sakura levantó la mirada, reconociendo la voz. Se acercó lentamente a la puerta y la abrió un poco, lo suficiente para ver el rostro amable de la mujer que siempre había intentado ayudarla.

—¿Qué pasa?— Preguntó, su voz apenas un susurro.

—Necesito que seas fuerte, Sakura.— Dijo la madre de Ino con determinación.— Sé que todo parece oscuro ahora, pero no puedes rendirte. Debes mantener la esperanza.

Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas, pero asintió lentamente. Aunque su corazón estaba destrozado, la pequeña chispa de esperanza que le ofrecía la madre de Ino le daba la fuerza suficiente para seguir adelante, al menos por un día más.

—Gracias...— Murmuró Sakura, sintiendo una ligera oleada de gratitud.

La madre de Ino sonrió con calidez y sacó una pequeña bandeja de comida que había traído consigo.

—Sakura, sé que no has comido mucho últimamente. Entiendo que no tengas apetito, pero necesitas mantener tus fuerzas. Al menos intenta comer un poco, por favor.

Sakura miró la bandeja, viendo un cuenco de sopa caliente y un pequeño plato de frutas frescas. El olor le recordó vagamente a tiempos más felices, pero su apetito seguía ausente.

—No tengo hambre.— Respondió débilmente.

La madre de Ino se arrodilló a su lado, tomando una cuchara de la sopa y acercándola suavemente a los labios de Sakura.

—Solo un poco, por favor. No lo hago solo por ti, sino también por tu futuro. Piensa en mantenerte fuerte para cualquier oportunidad que pueda surgir.

Sakura cerró los ojos, dejando que las palabras de la madre de Ino se hundieran en su mente. Después de unos momentos, abrió la boca y permitió que la mujer le diera un poco de sopa. El sabor caliente y reconfortante le recordó que aún había cosas por las que valía la pena luchar.

—Bien.— Dijo la madre de Ino con una sonrisa de alivio.— Así está mejor. Poco a poco, Sakura. Recuperarás tus fuerzas, y cuando llegue el momento adecuado, estarás lista para luchar por tu libertad.

Sakura asintió, tomando otro bocado de sopa. Aunque su corazón seguía dolido, la esperanza que le había brindado la madre de Ino le daba la fuerza necesaria para seguir adelante, paso a paso. Sabía que el camino sería difícil, pero con el apoyo de la mujer que la cuidaba, estaba decidida a no rendirse.

A pesar del esfuerzo de la madre de Ino por darle esperanza, su corazón aún estaba cargado de dolor y desesperación. Mientras tanto, la rutina del castillo continuaba, y una noticia inesperada llegó para alterar el orden de las cosas.

Ese mismo día, Mebuki había entrado en labor de parto. La noticia se propagó rápidamente por el castillo, generando un ambiente de expectativa y ansiedad. Kizashi estaba al tanto de la situación y, aunque preocupado por el bienestar de su esposa, veía en el nacimiento de un hijo varón una oportunidad para asegurar su legado y el futuro del reino.

La madre de Ino, al enterarse del parto, se apresuró a la habitación de Mebuki para ofrecer su ayuda. Sabía que su presencia era necesaria tanto para asistir en el parto como para vigilar cualquier intento de Mebuki de interferir en los planes que tenía para ayudar a Sakura.

Horas de trabajo de parto pasaron y, finalmente, los gritos de dolor de Mebuki dieron paso a los llantos de un recién nacido. Era un niño, y su nacimiento fue recibido con júbilo por Kizashi y los sirvientes del castillo.

Kizashi, entrando a la habitación con una sonrisa triunfante, levantó al niño en sus brazos y declaró con orgullo:

—Este niño será el futuro heredero al trono, el próximo rey del país de la Hierba. Con su nacimiento, aseguramos el legado de nuestra familia y la prosperidad de nuestro reino.

Los nobles y sirvientes presentes aplaudieron, aunque muchos lo hicieron más por obligación que por auténtica alegría. La madre de Ino, observando la escena, sabía que esto solo complicaría aún más la situación de Sakura. Sin embargo, no podía permitir que la desesperanza la venciera. Debía mantenerse firme y seguir buscando una manera de ayudar a Sakura.

Mientras tanto, en la habitación de Sakura, el eco de los festejos le llegaba débilmente. Aunque sus padres y el reino celebraban, ella solo podía pensar en la promesa de la madre de Ino y en la posibilidad de encontrar una forma de escapar. Ahora más que nunca, debía aferrarse a esa pequeña chispa de esperanza.

Continuará......🌹

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