🌹 Capítulo 102🌹

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El castillo de la aldea de la Hierba estaba más animado de lo habitual, con sirvientes y modistas yendo de un lado a otro, todos ocupados en los preparativos para la boda de Sakura y Sasuke. Aunque los arreglos avanzaban lentamente debido a la reciente llegada del nuevo miembro de la familia real, los eventos importantes seguían su curso. Hoy era el día de la prueba del vestido de boda de Sakura.

Mebuki, la madre de Sakura, se dirigió a la habitación de su hija con pasos decididos, pero con el corazón pesado. Sabía que la relación con Sakura era tensa y complicada, pero esperaba que el evento de hoy pudiera ser un pequeño paso hacia la reconciliación.

— Sakura, es hora de la prueba del vestido.— Dijo Mebuki, tocando suavemente la puerta antes de abrirla.

Sakura estaba sentada en su cama, mirando fijamente un punto en la pared, sin mostrar ninguna reacción al escuchar a su madre. Su indiferencia era palpable, y su silencio era más elocuente que cualquier palabra.

— Cariño, por favor, tenemos que irnos.— Insistió Mebuki, entrando en la habitación con una expresión de preocupación en el rostro.

Sakura no se movió, ni siquiera para mirar a su madre. Permaneció inmóvil, como si la presencia de Mebuki no existiera. La tensión en el aire era densa, y la frialdad de Sakura era un recordatorio doloroso de las heridas aún abiertas.

Mebuki suspiró, sintiendo una mezcla de frustración y tristeza.

— Sé que estás molesta conmigo, Sakura, pero esto es importante.— Dijo con voz temblorosa.— Por favor, solo ven y probemos el vestido. Quiero que al menos veas cómo te queda.

Sakura finalmente giró la cabeza para mirar a su madre, sus ojos vacíos y sin emoción. Se levantó lentamente, sin decir una palabra, y caminó hacia la puerta, pasando junto a Mebuki sin mirarla.

— Vamos.— Dijo con una voz fría y distante.

La indiferencia de Sakura era como una daga en el corazón de Mebuki, pero ella sabía que no podía forzar una reconciliación. La acompañó en silencio, guiándola hacia la sala donde los modistas ya esperaban con el vestido de novia. El ambiente en la habitación era solemne, con todos conscientes de la tensión entre madre e hija.

Sakura se dejó vestir y ajustar sin protestar, pero también sin mostrar ningún interés o emoción. Los modistas trabajaban en silencio, ajustando el vestido a la perfección, pero la ausencia de cualquier reacción por parte de Sakura hacía que el ambiente se sintiera aún más tenso.

Finalmente, cuando el vestido estuvo completamente ajustado, uno de los modistas se apartó para permitir que Mebuki admirara el resultado.

— Sakura, te ves hermosa.— Dijo Mebuki, con lágrimas en los ojos.— Eres una novia maravillosa.

Sakura no respondió. Simplemente se miró en el espejo, su expresión sin cambios. El vestido era magnífico, pero no había brillo en sus ojos ni sonrisa en su rostro. Era como si el peso de sus pensamientos y recuerdos la mantuviera distante de todo lo que la rodeaba.

Después de un rato, Sakura se dio la vuelta y miró a los modistas.

— ¿Hemos terminado?— Preguntó con frialdad.

Los modistas asintieron en silencio, y Sakura comenzó a desvestirse con la misma indiferencia con la que se había puesto el vestido. Una vez que estuvo de nuevo con su ropa habitual, se dirigió hacia la puerta sin mirar a su madre.

— Sakura, por favor...— Intentó decir Mebuki, pero su voz se quebró.

Sakura se detuvo un momento en la puerta, sin volverse.

— Gracias por el vestido, madre.— Dijo con una voz que apenas ocultaba su dolor.— Pero nada cambiará lo que siento.

Y con esas palabras, salió de la habitación, dejando a Mebuki sola, luchando contra las lágrimas y el dolor de ver a su hija tan distante y fría.

Sakura caminó por los pasillos del castillo, tratando de mantener la compostura, pero con cada paso que daba, los recuerdos comenzaban a inundar su mente. No podía evitar pensar en Kakashi y en los momentos que habían compartido juntos. La prueba del vestido de novia, que debería haber sido un momento de felicidad y emoción, solo había servido para recordarle todo lo que había perdido.

Al llegar a un rincón tranquilo del jardín, Sakura se dejó caer en un banco, incapaz de contener más sus emociones. Cerró los ojos y dejó que los recuerdos la envolvieran.

Recordó la segunda vez que Kakashi le había propuesto matrimonio. A pesar de que no era un día especial, pero el pequeño momento si, en el que ambos se habían escapado hacia la cabaña del cazador donde se refugiaron unos días. Allí, entre los árboles y bajo la luz del sol, Kakashi había tomado su mano con una mezcla de nerviosismo y determinación.

Recuerdo:

— Sakura, cuando nos casamos la primera vez, lo hice para salvarte, sin amor, solo por obligación.— Comenzó, su voz llena de sinceridad.— Pero ahora, después de todo lo que hemos vivido juntos, he llegado a amarte profundamente. Quiero que tengamos una boda simbólica, una que represente lo que realmente sentimos el uno por el otro.

Sakura había sentido una oleada de felicidad y emoción. Kakashi, sonriendo con ternura, le había ofrecido un anillo de compromiso hecho de flores silvestres, cuidadosamente entrelazadas.

Recuerdo:

Sakura se quedó sin palabras, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad. Tomó el anillo de flores con manos temblorosas, sin poder contener una sonrisa.

— Kakashi, yo también te amo.— Dijo, su voz emocionada.— Acepto casarme contigo nuevamente.

Sakura había aceptado sin dudarlo, lanzándose a los brazos de Kakashi.

Ahora, ese recuerdo solo le traía un dolor insoportable. Sakura se abrazó a sí misma, tratando de contener los sollozos que amenazaban con escapar. Pero la tristeza y la pérdida eran demasiado grandes, y pronto las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

— Kakashi...— Susurró entre lágrimas, su voz rota por el dolor.— ¿Por qué tuviste que irte? ¿Por qué no pudimos estar juntos?

La soledad y la desesperación la envolvieron, y Sakura se dejó llevar por el llanto, sin preocuparse por quién pudiera escucharla. El peso de todo lo que había perdido y todo lo que había sufrido la aplastaba, y en ese momento, se sintió más sola que nunca.

Mientras Sakura lloraba en el jardín, notó algo en su mano: el anillo de flores que Kakashi le había dado. Las flores estaban marchitas, un reflejo de su propio corazón roto. El anillo, que una vez había simbolizado su amor y esperanza, ahora era un recordatorio doloroso de lo que había perdido.

Sakura sostuvo el anillo marchito contra su pecho, dejando que sus lágrimas cayeran sobre él.

— Kakashi, te extraño tanto.— Susurró, su voz temblorosa.— No sé cómo seguir adelante sin ti.

En ese momento, la presencia de Mebuki, que la había seguido en silencio, pasó desapercibida para Sakura. Mebuki observaba a su hija desde la distancia, su corazón roto al ver el profundo dolor de Sakura. Aunque no sabía cómo ayudarla, sabía que debía darle espacio y tiempo para sanar.

Sakura, aún envuelta en su dolor, permaneció en el jardín, dejando que sus lágrimas cayeran libremente. Los recuerdos de Kakashi seguían vivos en su corazón, y aunque el dolor era inmenso, también encontraba consuelo en saber que había sido amada profundamente.

El futuro seguía siendo incierto, pero en ese momento, Sakura se permitió sentir y llorar, sabiendo que el amor que había compartido con Kakashi siempre sería una parte de ella, sin importar lo que el destino le deparara.

Continuará.......🌹

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