🌹La Princesa & El Ladrón🌹

🌹 Capítulo 94🌹

Los días transcurrieron en una rutina monótona para Sakura, quien permanecía encerrada en su habitación, ajena a los preparativos frenéticos para su compromiso con Sasuke. El rey Kizashi y Mebuki intentaban todo lo posible para animarla y hacer que saliera de su encierro, pero Sakura ignoraba todos sus intentos, su corazón y mente aún atrapados en la devastación que sentía por la pérdida de Kakashi.

Cada mañana, Mebuki traía flores frescas y trataba de entablar conversación, pero Sakura solo respondía con miradas vacías y monosílabos. La madre de Ino, fiel a su promesa de proteger al bebé de Sakura, le llevaba comidas nutritivas y trataba de mantenerla saludable, aunque la joven comía muy poco.

Un día, Kizashi decidió intentar una táctica diferente. Ordenó organizar una pequeña reunión en el jardín, invitando a músicos y actores para entretener a Sakura. Esperaba que, al menos, la distracción pudiera aliviar algo de su tristeza.

— Sakura, querida, hemos preparado algo especial para ti en el jardín.— Dijo Kizashi con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.— Quisiera que vinieras y disfrutaras un poco del aire fresco.

Sakura lo miró por un momento, una chispa de algo, tal vez irritación, brillando en sus ojos antes de apagarse de nuevo. Se levantó lentamente, siguiendo a su padre y a Mebuki al jardín, donde los músicos ya estaban preparados.

El jardín estaba lleno de colores vibrantes y la música comenzó a sonar suavemente, creando una atmósfera encantadora. Pero para Sakura, todo se sentía vacío. Se sentó en un banco, observando sin realmente ver, su mente aún enredada en los recuerdos de Kakashi.

Mebuki se acercó y se sentó a su lado, tratando de iniciar una conversación.

— Sakura, todo lo que hacemos es por tu bienestar. Sabemos que estás sufriendo, pero queremos que sepas que siempre estaremos aquí para ti.

Sakura suspiró, cerrando los ojos por un momento. Cuando los abrió, miró a su madre con una expresión de tristeza infinita.

— No pueden arreglar lo que han roto.— Dijo en voz baja, su mirada fija en algún punto distante.

Kizashi, observando desde unos pasos de distancia, sintió una punzada de remordimiento, pero se mantuvo firme en su decisión. Sin embargo, la falta de respuesta de Sakura le estaba resultando cada vez más difícil de soportar.

Sakura regreso a su habitación, ya no era la misma dulce y amable, había perdido su brillo en su mirada y la sonrisa que ella siempre mostraba.

Por otra parte, Kakashi permanecía en coma, sus heridas aún graves y su cuerpo luchando por recuperarse de la pérdida de sangre. La reina de Konoha, profundamente afectada por la posibilidad de haber encontrado a su hijo perdido, decidió tomar medidas para descubrir la verdad. Con la ayuda del rey, buscaron al mejor médico del reino para asegurarse de que Kakashi recibiera la mejor atención posible.

El médico, un hombre de mediana edad con una mirada sabia y manos firmes, llegó al castillo y fue llevado a la habitación donde Kakashi yacía inconsciente. La reina y el rey lo observaban con una mezcla de esperanza y ansiedad mientras el médico examinaba cuidadosamente a Kakashi.

— Majestades, su estado es grave, pero con el cuidado adecuado, hay una posibilidad de recuperación— Dijo el médico, con voz tranquila.— Necesita descanso y atención constante para recuperarse de la pérdida de sangre.

La reina asintió, apretando la mano del rey que estaba a su lado. Mientras el médico preparaba los suministros y medicinas necesarias, uno de los guardias entró en la habitación con información importante.

—Majestad.— Dijo el guardia, inclinándose en señal de respeto.— Hemos investigado y encontrado algunos detalles sobre el hombre herido.

El rey hizo un gesto para que el guardia continuara, ansioso por cualquier información que pudiera arrojar luz sobre la identidad de Kakashi.