🌹 Capítulo 109🌹

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Durante varios días, Sakura permaneció inconsciente, pero su estado comenzó a mostrar mejoría gracias al medicamento administrado por Kakashi. Cada noche, Kakashi se mantenía al lado de su cama, velando por ella con una mezcla de esperanza y ansiedad. Su madre y el Dr. Haruto lo asistían, asegurándose de que todo se llevara a cabo correctamente.

Finalmente, en una tarde tranquila, Sakura comenzó a despertar. Sus párpados se abrieron lentamente, revelando unos ojos llenos de confusión y debilidad. Al mirar alrededor, no reconoció el lugar en el que se encontraba. No había señales de Kakashi, y el entorno era completamente desconocido para ella, lo que aumentó su inquietud. Pensaba que tal vez su padre la había llevado a otro lugar.

Con mucho esfuerzo, se incorporó lentamente, sus piernas temblorosas al soportar su peso. Se dirigió hacia la puerta, apoyándose en las paredes para mantener el equilibrio. El castillo en el que se encontraba era hermoso, con grandes ventanales que dejaban entrar la luz del sol y decoraciones elegantes que adornaban cada rincón.

Sakura caminó por los pasillos, observando cada detalle con asombro y desconcierto. A medida que avanzaba, su cuerpo se sentía cada vez más débil, pero su determinación la impulsaba a seguir adelante. Al llegar a unas amplias escaleras, se detuvo un momento para recuperar el aliento, observando el majestuoso salón que se encontraba abajo.

Mientras descendía las escaleras, su mente luchaba por aceptar lo que estaba viendo. Pensó que había estado alucinando sobre Kakashi, que todo había sido un sueño desesperado en medio de su sufrimiento. Sin embargo, la realidad parecía tan vívida y tangible que comenzó a dudar de sus propias percepciones.

En el gran salón, Kakashi estaba conversando con sus padres. Su voz era grave y llena de preocupación, pero al mismo tiempo, había una chispa de esperanza en sus ojos. Al levantar la mirada, vio a Sakura en la cima de las escaleras. Sus ojos se encontraron y, en ese instante, ambos sintieron una oleada de emociones.

Sakura, al ver a Kakashi, sintió sus fuerzas desvanecerse. Sus piernas cedieron y cayó de rodillas, incapaz de mantenerse en pie. Kakashi, con el corazón acelerado, corrió hacia ella, ignorando todo lo demás. La abrazó con fuerza, sosteniéndola con ternura y desesperación.

— Sakura...— Murmuró Kakashi, su voz quebrándose mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.— Pensé que jamás iba a despertar.

Sakura también lloraba, sintiendo el calor y la seguridad de los brazos de Kakashi a su alrededor.

— Pensé que estabas muerto...— Dijo con voz débil, aferrándose a Kakashi como si su vida dependiera de ello.— Pensé que había estado alucinando...— Decia entre llanto de alegría.

— Nunca te volveré a dejar sola, Sakura— respondió Kakashi, acariciando su cabello con suavidad.

Ambos lloraban mientras estaban abrazados en el suelo, felices de por fin estar juntos otra vez.
Sakumo y la madre de Kakashi observaban la escena con lágrimas en los ojos, sintiendo el profundo amor y la conexión entre los dos jóvenes.

—Ven cariño, dejémoslos a solas, tienen mucho de qué hablar.— Dijo Sakumo, conmovido.

—Sí... — Respondió la reina, con la voz temblorosa.

Los dos se alejaron en silencio, dejando a la feliz pareja en su reencuentro tan esperado.  La sala se llenaba de una sensación de alivio y esperanza, mientras Kakashi y Sakura se aferraban el uno al otro, prometiéndose en silencio que nunca más se separarían.

Kakashi y Sakura permanecieron abrazados en el suelo durante un largo momento, sin querer soltarse, como si temieran que la realidad volviera a separarlos. Finalmente, Sakura levantó la mirada, sus ojos aún llenos de lágrimas.

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