Prologo.

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Las vegas.

Hace tres meses. Anthony.

Hago una mueca al sentir el alcohol bajar por mi garganta, quemandome  mientras que el familiar calor se extiende por mi cuerpo. Las vegas es más divertido de lo que pensé.

Lo admito, cuando Marcus me llamó en medio de la noche para una escapada a la ciudad del pecado, había parecido una idea excelente. Podría simplemente emborracharme  y relajarme de una vez por todas. Las cosas en casa están....tensas.

La mayoría del tiempo, mantengo mis problemas familiares bajo control,  llevar el pan a la mesa  se había convertido en mi responsabilidad hace mucho, entrar al ejército para conseguir mis papeles había sido un movimiento arriesgado, pero tenía dieciocho y hambre de escapar de casa. Solo eramos mi padre, Hugo, un imigrante Hondureño con mal caracter, mi madre Farah, una inmigrante Pakistaní terca como una mula y orgullosa como ninguna.

Y mi hermano menor Amir, quien me había seguido al ejercito un par de años después, solo para regresar en una bolsa.

Theo había llegado de sorpresa, mis padres ni siquiera me habían dicho que mamá estaba embarazada,  probablemente con la muerte de Amir las cosas se habian complicado, un día partí de casa con la esperanza de volver a una mejor vida solo para regresar y encontrar un hermano muerto y un niño de dos años al que tenía que llamar hermano.

Sé que no tiene la culpa de lo que pasó antes que él, pero durante un tiempo fue...dificil, Amir y yo habiamos crecido juntos, corriendo en las calles de Honduras e imaginando todo lo que hariamos al irnos a vivir a America. Ninguno de esos sueños se hicieron realidad, pero eran nuestros.

Theo era un extraño, una nueva responsabilidad que mis padres no parecían muy dispuestos a aceptar.

Hay días en los que considero la posibilidad de mudarme de casa, de conseguir mi propio lugar y hacerme un santuario, tal vez llevar a Theo conmigo. Pero a duras penas puedo mantener a mis padres. Papá es recolector de basura y gracias a una herida que casi le cuesta la vida,  realmente no puede hacer mucho más que eso, sin mencionar que tiene problemas del corazón, lo que solo lo vuelve más cascarrabias.

Mi madre es...bueno, tan dulce como puede serlo una mujer que lidia con mi padre todo el tiempo,  es algo intensa, sobre protectora incluso, pero realmente estricta. 

Hay días buenos, cuando se llevan bien y podemos tener una jodida cena sin discutir. Pero hoy no había sido uno de esos días, el motivo de discusión: Mi inexistente vida amorosa.

Especialmente ahora que tenemos vecinos con una hija "perfectamente respetable" deacuerdo a mi madre.
Mis padres realmente son bastante más...tradicionales de lo que uno pensaría, sus respectivas religiones definitivamente habían formado un hogar conservador.

No que yo realmente crea en la mitad de las reglas de modestia y honor de mi madre. Pero cuando los unicos momentos de paz se convierten en quejas sobre yo siendo un irresponsable por dejar la escuela de leyes (Sí, quería ser abogado luego de volver del ejercito, intentar ayudarlos a conseguir sus papeles legalmente)  y sobre como he arruinado mi vida...

El viaje a Las Vegas era justo lo que necesitaba.

El plan era relajarme, hasta que veo a Max salir de su habitación con ese estúpido vestido de seda. Nuestro papel esta noche es de testigos y padrinos. Así que mientras Marcus va por Anna, teniendo su momento privado antes de la boda, yo...bueno, tomo un trago, intentando mantener mis pensamientos puros. Hasta que la preciosa rubia que ha hecho mi mundo dar vueltas me dedica una sonrisa tímida.

— Es-estás hermosa — Es lo único que consigue salir de mi boca, trago con fuerza cuando ella entra y se acerca a mi, su aroma a rosas es como siempre, jodidamente intoxicante.

Maldita Princesa - Una historia de Maldita PelorrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora