19. Max

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Una vez que habia tomado mi decisión de pasar la noche en casa de Anthony  no habia vuelta atrás.  Me había hecho esa promesa a mi misma al menos,  deseando finalmente encontrar el valor suficiente para admitirme a mi misma lo que quería.

Quiero ser capaz de decidir sobre mi propio cuerpo.

Richard habia tomado mucho más de mi de lo que habia creído en un principio.  Así que el dia anterior luego de que mamá y Anthony salieran al trabajo, papá me habia cuestionado sobre mis planes

— ¿Por qué eres malo con él? — Pregunto en cambio — Me gusta, y me trata increíble ¿no debería bastar?

— Soy tu padre, es mi trabajo darle lios a tu novio — Asegura antes de añadir — Y no estoy precisamente encantado con que sea mayor que tu.

— ¿Como tu eres mayor que mamá?

Él gruñe negando

— Sabía que algún día tendria que pagar por eso — Suspira — Pero tu madre me hizo prometer mantenerme fuera de esto así que...solo asegurate de tener cuidado ¿está bien? Odiaría ver que te rompen el corazón

— ¿Como tu a mamá? — Pregunto solo para atormentarlo, Papá suspira y presiona el puente de su nariz.

— Y pensar que decidí tener dos más, con algo de suerte estas dos no me matan de un infarto antes de los noventa — Se queja, haciendome reir.

Le preparo el desayuno  antes de que despierten los quintillizos, y beso su mejilla. Al volver a mi habitación, llamo a la tía Alenna, que como siempre,  responde al primer tono.

— ¿Maddison? ¿Qué sucede? ¿Estás bien? — Pregunta,  lígeramente preocupada igual que siempre.

— Estoy bien — Le aseguro — En realidad  quería saber si....bueno, podemos hablar, sobre...mi.

Ella tarda un segundo en responder

— Claro, no hay problema — Asegura — Tengo una cita con Aurora a las cuatro, puedes pasar antes si deseas.

— Perfecto — Aseguro antes de colgar y dejarme caer en la cama pensando en las posibilidades.  Mañna estaria con Anthony todo el día. A solas.

Mi corazón se acelera ante la idea, mi mente evocando recuerdos de sus manos cálidas contra mi piel, sus dedos callosos enviando mil sensaciones a la vez, sus besos haciendo que me derrita completamente contra él, sus brazos firmes y duros llenos de tatuajes que me moría por explorar...

El recuerdo de su erección caliente presionando contra mi trasero esa noche en el banco evocaba una exttaña mezcla de sentimientos. Pero el miedo habia conseguido pasar a segundo plano.

Son embargo tenía que hablar con la única persona que sé me entendería completamente. 

Así que llego treinta minutos antes de las cuatro, sintiendome ansiosa pero decidida. La tía Alenna tiene una pequeño consultorio en el sur de la ciudad, donde atiende bajo el nombre de Lara Parks, usando su título de psicologa infantil.

Sé que se especializa en abuso infantil, pero también ayuda a chicos y chicas mayores, que como yo realmente nunca aprendiemos a procesar las cosas de la forma adecuada.

Al tocar la puerta, es algo extraño ver a "Lara" en lugar de la tía Alenna. Siempre utiliza un sueter de mangas largas con cuello de tortuga,  su cabello negro está suelto y con pequeñas ondas, incluso usa un poco de maquillaje que la hace ver menos...severa, sus ojos grises sin embargo siguen siendo inquietantes.

— ¿A qué debo esta visita? — Pregunta ella abrazandome y escaneando mi rostro — Tu padre dijo que tenías novio ahora ¿Te ha hecho daño?

Me río lígeramente,  porque es  increible como durante tanti tiempo estuve aterrada de decir una palabra, cuando mi familia entera estaba lista para saltar a la garganta de cualquiera que me lastimara.

Maldita Princesa - Una historia de Maldita PelorrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora