14. Anthony

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Cuando accedí a una reunión con la madre de Max realmente no me esperaba algo tan...casual. Especialmente no teniendo en cuenta la situación.

Es viernes por la mañana y han pasado un par de días desde mi cita con Max, ella ha tenido clases y yo un montón de trabajo en el taller por lo que realmente no nos hemos visto demasiado. Aunque intento responder sus mensajes en mis ratos libres, disfruto de sus ocasionales fotografías  haciendo las cosas más sencillas. Me envia fotos de su comida, de Princesa, quien  es probablemente la perra más mimada del mundo. Incluso tiene una tiara y solo come una dieta especial. Me envia fotos de una pequeña serpiente de maiz albina que al parecer se llama Bob.

— ¿Tienes una serpiente de mascota? — Había preguntado al ver al animal por primera vez, era tarde y yo estaba en el club haciendo un par de horas extra, por lo que estabamos haciendo llamada de video durante mi descanso y para mi sorpresa la mujer tenía una serpiente en el cuello.

— Se llama Bob — había informado ella  — Y es ciega, así que sé gentil

— ¿Por qué tienes un animal venenoso de mascota? — Pregunté, entre extrañado y fascinado con la forma en que la mujer tomaba la serpiente y esta se enrollaba en su brazo, medía poco más de medio metro, con escamas blancas y rosas en parches. Max le dió un beso en la cabeza

— No es venenosa, y no es mi primera serpiente — Asegura — he tenido....tres. Señora Boa quien creció demasiado y Marcus la adoptó por un tiempo pero ahora vive en el Zoologico de la ciudad, voy a visitarla dos veces al mes — Informa — Y también estába Inés, pero ella escapó por culpa de los quintillizos y papá no me dejó tener otra hasta que compré a Orpheus

— Creí que se llamaba Bob — Apunto,  fascinado

— Es un mote de cariño  — Se queja ella — ¿Qué piensas? Es guapo ¿verdad?

— Es una serpiente rosa — Me quejo aún sorprendido. Solo Max tendría una jodida serpiente rosa como mascota.

— Sí, y es nuestra bebé, así que sé bueno — Se había quejado ella

Eso había sido sorprendente,  así que ahora al parecer soy el "padre" de una serpiente rosa llamada Bob y una Perra llamada Princesa.

Y ahora tengo una reunión con mi suegra sobre la posibilidad de trabajar con ella. Me ha citado en un café cerca del departamento por lo que he salido directamente desde casa sintiendome un poco nervioso. La mujer es agtadable de eso no tengo duda, sé que sus hijos la adoran y que es una mujer severa pero justa. Pero realmente nunca he tenido una interacción privada con ella y me hace sentir algo inquieto.

Está sentada en la cafetería, su cabello pelirrojo es definitivamente algo que llama la atención,  es una mujer elegante y puedo ver de donde sacó Max parte de sus gestos mientras veo a la mujer despachar a un camarero con un asentimiento y un leve movimiento de muñeca.

Max se parece más a su madrastra de lo que ella probablemente de crédito, pienso mientras veo a la mujer mirar el reloj en su muñeca, que usa de forma particular,  en el interior de la muñeca.

Igual que Max.

— Señora Z — Llamo, anunciando mi llegada ella se gira y me mira con una sonrisa amigable

— Anthony,  llegas justo a tiempo, ven, desayuna conmigo — Pide señalando el asiento junto a ella. Sintiendome algo nervioso me acerco, sentandome justo donde me indicó. Le tiendo la mano a modo de saludo y ella la toma con familiaridad — ¿Como están Theo y tu madre? ¿Como se sienten en el departamento? — Pregunta,  abriendo la conversación de forma fácil y rápida.

— Están mejor que nunca — Digo con sinceridad — No he tenido la oportunidad de agradecerle en persona

Ella me asegura que no hay problema con un gesto de muñeca, que de nuevo, consigue recordarme a Max

Maldita Princesa - Una historia de Maldita PelorrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora