Natasha

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— Mami

La voz suave de Anastasia me hace despertar sobresaltada. Me incorporo como puedo, mi cuerpo entero dolía a causa del cansacio y el estrés. Pero suspiro aliviada al ver a mi nenita con expresión aún medio adormilada mientras subirse a mi pecho.

- Buenos días, traviesa - Murmuro sonriendo al ver a mi niña, sus rizos recogidos en una trenza que su padre les había hecho durante la visita al hospital, el hombre probablemente sabía como manejar su cabello más que yo, y mis niñas adoraban la atenicón de su padre. 

Luego de...todo lo que había pasado, uno creería que es más fácil recuperarse, sin embargo la sosobra de que uno de mis hijos podría morir...Me obligo a mi misma a tomar una respiración profunda y evitar las lágrimas. Matt estaba sobre mi como un halcoón, si notaba que había estado llorando de nuevo no podría quitarmelo de encima todo el día. 

Me incorporo, cargando a Anastasia conmigo hasta el exterior de la habitación. La nueva casa se sentía un poco...vacía, extraña y de alguna forma me hacía sentir completamente perdida, y traía recuerdos no precisamente pacenteros. La ultima vez que nos mudamos había sido poco después de mi parto y de todo lo que había sucedido con el padrastro de Harold....Luego de que Frank volvió y finalmente  salimos del que ahora es el departamento de Marcus, hace quince años.

El tiempo se había ido volando y apenas lo había notado, soy abuela de diez preciosos niños (Sí, aunque Viktor lo odie, claro que incluyo a los gemelos y a la pequeña Alexandra. Y ahora, Theo se había incluído a la lista) y sigo teniendo a dos pequeñas niñas a mi cuidado, pero pasamos  quince años en la antigua casa, es la casa en la que mis quintillizos crecieron, la casa en la que habían crecido mis gemelas, la casa en la que Matt había entrenado para sus primeros partidos...La casa donde Kharan había aprendido finalmente a hablar inglés...era nuestro hogar. Tener que dejarlo nuevamente se sentía casi como escapar, pero el fuego había destruido demasiadas cosas, demasiados recuerdos. Y con todo lo que sucedía, era bueno mantener a los niños algo distraídos con la mudanza y remodelar sus habitaciones.

La nueva casa es una mansión clásica (Francis no permitiría menos para sus hijos) con adiciones que le daban un estilo suficientemente moderno para ser agradable, lo que me resulta un poco chistoso teniendo en cuenta que cuando conocí a Frank todo era moderno y casi impersonal, ahora los pasillos de roble pulido están llenos de cajas y cosas de mis niños. Aunque ellos están más que contentos de finalmente tener su propia habitación y ya que no tenemos  una casa para el personal como antes, la mayoría del trabajo de limpieza les correspondería a ellos.

Max y Anthony habían tomado la habitaicón principal mientras que Frank seguía en el hospital ( Para iniciar sus tratamientos)  y yo realmente no me sentía a gusto usando aún la cama grande sin mi esposo a mi lado. Así que yo estaba usando la habitación de las gemelas como propia.  Son cerca de las cuatro de la mañana, lo que significa que no tendría mucho tiempo para dormir si las niñas despertaban ahora. Anastasia se arrecuesta sobre mi pecho, dejando escapar un suspiro profundo.

- ¿Papi? - Pregunta mi niña levantándo la cabeza y frotando sus ojos -- Quiero a papi - Dice haciendo un puchero adorable.

- ¿No es lo que queremos todos? - Pregunta una voz ronca desde la cocina, consiguiendome hacer saltar

- Marcus, por Dios - Me quejo, llevando una mano a mi pecho, Aurora se ríe ante mi susto, evidentemente encantada con ver a su hermano mayor en la cocina

- Papiii - Dice mi niña extendiendo los brazos hacia Marcus. Y no puedoe vitar sentir una punzada en el pecho, mi hijo se parecía a su padre, todos lo sabemos, pero en la ligera penumbra de la cocina, y habiendo dejado crecer su barba en la ultima semana...

Maldita Princesa - Una historia de Maldita PelorrojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora