No estaba preparado para la animosidad de Max en esta ocasión, y la mujer está matandome. Intentar contener la uegencia de follar su boca hasta venirme profundo en su garganta es jodidamente difícil, pero ver sus labios perfectamente enrojecidos rodearme, sus ojos azules dandome la mirada de "follame" Dios y la forma en que gime lígeramente mientras me tiene en su boca.
Aparto su cabello de su frente, su expresión completamente llena de deseo cuando la obligo a apartarse, necesitando más. Ella hace un puchero cuando me posiciono sobre ella.
- Quería hacerte terminar en mi boca - Se queja, como si sus palabras no significaran exactamente lo que me moría por hacer.
- Luego - Murmuro tomando sus labios hinchados y deshaciendome de mis boxers en tiempo record - Necesito saborearte - Le recuerdo, mordiendo su labio y haciendo mi camino por su cuello, succionando su piel pálida y disfrutando de las marcas que quedan en su piel, llego a sus pechos con ansias. Max es delgada y sus pechos son pequeños pero jodidamente sensibles, y perfectos en la palma de mi mano.
Ella se arquea y jadea mientras succiono y mordisqueo sus pezones, primero uno y luego el otro, saboreando su piel dejando un camino de besos humedos en su vientre. Ella tira lígeramente de mi cabello, aún avergonzada de abrir sus piernas para mi.
Sin embargo, finalmente cede con el rostro enrojecido y yo suspiro satisfecho al ver su carne húmeda y enrojecida. Las cicatrices en sus muslos un recordatorio de mal gusto, pero las beso una por una, lamiendo lígeramente sus pliegues empapados de su excitación. La mujer es extremadamente sensible, por lo que disfruto de jugar con ella, succionando y lamiendo por cada gemido, cada reacción y cada pequeño movimiento de caderas hasta que está completamente deshecha.
No mentí cuando decía que me muero por follarla duro, tenerla completamente a mi mercerd. Pero debo obligarme a ir con cuidado, ser demasiado agresivo podría asustarla.
Sin embargo, cuando la pongo boca abajo y beso su trasero, me sorprende arqueandose lígeramente y empujandose contra mi rostro. Palmeo su trasero con fuerza, mordisqueando el cachete de su culo con gusto.
- Por favor - Jadea ella moviendose contra mi. Usando mi lengua de nuevo me aseguro de tenerla completamente empapada antes de incorporarme por un condón en la mesa de noche. Mientras me incorporo, disfruto de la vista, su cabello rubio está perfectamente disperso sobre sus hombros y su espalda arqueada enseñandome su trasero.
Me pongo el condón con cuidado antes de acariciar su entrada con mis dedos, haciendola quejarse lígeramente e intentar acercarse. Tomo su cadera y tiro de ella hasta el borde de la cama.
- ¿Lista, Shahzadi? - Pregunto, ella asiente lígeramente, mirandome por encima de su hombro y luciendo como una jodida diosa. Ubico mi erección en su entrada, deslizandome lentamente dentro de ella, cierro los ojos mientras me empujo a mi mismo en su interior, embriagandome en su calor, ella se retuerce lígeramente
- Oh, Dios - Se queja, un gemido escapando de ella con cada movimiento de mis caderas, sin poder evitarlo palmeo su trasero haciendola jadear a causa de la sorpresa, encantado al ver la forma que su piel enrojece con la marca de mi mano, tiro de ella hasta ponerla en posición vertical, deslizando mi mano sobre su vientre hasta encontrar su clitoris y usando la otra para sostenerla contra mi pecho, acunando uno de sus pechos en mi palma.
- Eres jodidamente preciosa - Murmuro en su oído y haciendola ver nuestro reflejo en el espejo, su expresión de placer y sorpresa es perfecta, y sus ojos conectan con los míos en el reflejo, acelero el ritmo de mis estocadas, trayéndola al climax con un movimiento de mis dedos sobre ella. Su grito se vuelve demasiado alto así que tapo su boca en un intento de amortiguarlo o tendria a mi madre tocando la puerta pronto. Max jadea y muerde lígeramente mi mano mientras su interior se estremece, intentando ordeñarme con fuerza.
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Maldita Princesa - Una historia de Maldita Pelorroja
RomanceMaddison Francesca Zdorogzarkovitchdorv-Hyde. La hija preciada de uno de los hombres más ricos del mundo, la joya de la corona, según los medios, la consentida de los Zdorogzarkovitchdorv. La princesa mimada que siempre obtenía lo que quería. Era...