Mi cuerpo entero se siente tenso y la necesidad me hace temblar mientras observo nuestro reflejo en el espejo. Anthony deja caer la cabeza hacia atrás con cuidado, evidentemente sufriendo por mi petición.
Sé que es un poco arriesgado, pero por alguna razón no me importa. Quiero disfrutar de mi sexualidad sin tener malos recuerdos. Empujo mi trasero contra su erección, admitiendo que la visión del hombre detrás de mi es jodidamente sexy y provocativa. Anthony gruñe y me rodea con sus brazos depositando besos en mi cuello mientras juega con mis pechos, enviando mil sensaciones por mi cuerpo.
— Por favor — Pido, necesitando más. Él succiona la piel sensible de mi cuello antes de deslizar su mano entre mis piernas, inhala profundamente al sentir mi humedad, sus dedos son grandes y tocan mis puntos sensibles con facilidad — Tony
— Me vas a matar, mujer — Se queja, jadeo al sentir la forma en que acaricia mi clitoris en circulos lentos y precisos. Aplicando la presión suave para masturbarme.
— Te necesito — Me quejo, conteniendo un gemido y apoyando mis manos contra el espejo en busca de apoyo. Había algo especialmente obsceno en ver mi propio reflejo excitado, y de esta forma tengo acceso a la expresión excitada de Anthony
— No es buena idea — Se queja él, deslizando sus dedos entre mis pliegues y enviando un escalofrío por mi espina vertebral — ¿Estás...estás tomando la pildora?
Asiento, la había conseguido tan pronto lo habíamos hecho por primera vez, aunque no es de mis cosas favoritas en el mundo, al menos consigue que se relaje un poco, aún dudando.
— ¿Por favor? — Pregunto, usando el tono de voz más provocativo que puedo, porque realmente estoy desesperada y necesito sentirlo dentro de mi, de una manera que nunca creí posible. Anthony es como una especie de droga para mi, su aroma, su su cuerpo, su sonrisa...Dios es como si no pudiera tener suficiente.
Él maldice antes de besar mi hombro de nuevo y acariciar mi espalda hasta depositar sus manos en mi trasero, él es gentil y dulce en su contacto pero muevo mi trasero, consiguiendo un pequeño azote en el culo que envía escalofríos por mi cuerpo.
— Solo para que conste — Murmura abrazandome y mirandome en el reflejo — Nunca lo he hecho sin condón — Admite, lo que me hace reir tontamente.
— ¿Theo apareció por arte de magia? — Me mofo, ganandome otro azote lígeramente más fuerte esta vez
— Evidentemente no son completamente seguros — Se queja, delsizando su mano de nuevo hasta mi entrepierna, usando sus dedos largos para esparcir mi humedad y acariciar mi clítoris con el más suave de los roces — Es la primera vez que no uso uno.
— Bien, también lo es para mi — Le recuerdo, él suspira y me obliga a girarme antes de tomarme por la cintura. Amo la forma facil en la que me carga con cuidado antes de depositarme sobre el tocador de mármol junto a mi espejo, que es básicamente mi estación de maquillaje y "camerino" como solía decir el día en que pedí a papá rediseñar mi habitación. Siento mis mejillas arder al ver el espejo del otro lado de la pared.
Había olvigado que tengi tantos espejos en la habitación. Y una parte de mi entiende por qué Anthony quiso venir aquí. Jadeo con sorpresa cuando me levanta mis rodillas y ajuata mis pies de forma que estot completamente sentada y abierta de piernas para él.
— Dios, eres preciosa — Se queja besandome. Es un beso largo y profundo mientras acaricia mi centro, uso mis manos para apoyarme contra la encimera cuando desliza una mano contra mi pecho, su mirada es caliente y llena de deseo, lo que me hace sentir absolutamente deseada y hermosa.
— ¿Lista? — Pregunta con voz ronca mientras se acaricia a sí mismo y la visión es completamente excitante. Su torso ancho y sus pectorales marcados con su tatuaje, sus brazos musculosos moviendose de forma ritmica. Cuando acerca su erección a mi, su erección dura y caliente se siente especialmente caliente. Observo su expresión, la forma en que ciérra los ojos a medida que me penetra y deja escapar un gemido másculino. Sentirlo y verlo entrar en mi, llenandome es completamente excitante. Deja escapar una maldición antes de comenzar a moverse, sus caderas estableciendo un ritmo rápido pero firme. Sus manos se sostienen de mis caderas con cada estocada, tirando de mí más cerca con cada movimiento.
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Maldita Princesa - Una historia de Maldita Pelorroja
RomanceMaddison Francesca Zdorogzarkovitchdorv-Hyde. La hija preciada de uno de los hombres más ricos del mundo, la joya de la corona, según los medios, la consentida de los Zdorogzarkovitchdorv. La princesa mimada que siempre obtenía lo que quería. Era...