Cap 10 "Una enemiga poderosa"

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Después de llorar y contarles entre lágrimas lo que me sucedía me quedé quieta recostada en las piernas de Eri donde cerré los ojos descansando de mi agónico sufrimiento.

Me quedo pensando ¿Acaso hice lo correcto? Como yo lo veo, he perdido más de lo que he ganado. Aún así intento relajar mi mente y volver a dormir.

Horas más tarde despierto y me abrazo a mis piernas al notarme sola en la cabaña. Ellos aparecieron con leña para reavivar el fuego para la comida y se sentaron extendiéndome un té. Lo tomé y comencé a tomar. Saqué la lengua al sentir que me quemaba. Olvidé que ahora soy un gata demonio...

Bueno... Una semi-gata demonio.

Eso me hizo pensar en algunas cosas y decidí que era hora de hacer preguntas.
- Contéstenme a algo - pido llamando la atención de los dos - ¿Por qué mi transformación no es completa?
- Eso es porque eres una princesa mitad demonio. Eres hija de un ser sobrenatural y una humana, ello impide que puedas convertirte en un gato más como los demás.
- Mmm supongo. ¿Eso de alguna manera me imposibilita mis poderes?
- Para nada - fue el turno de Eri - posees poder demoníaco y espiritual. Es mucho más grande que el de tu padre y mío combinados.

Me quedé un poco sorprendida por eso. Desde mi punto de vista yo no era más que una semigata con habilidades mediocres que recientemente perdía a sus amigas y dejaba su vida atrás para recomenzar una vida que había dejado a la mitad.

Lo sé.

Me estoy dejando consumir por mis emociones...

Suspiro y sigo tomando el té una vez que está un poco frío.
- Y... ¿Este colgante? ¿Qué es exactamente?
- Tú padre y yo lo hicimos para ti cuando eras pequeñita - sonrió Eri.
- Pero no te confundas, la perla que lleva es mágica y posee poderes inconmensurables. Tanto así que no conocemos exactamente el alcance de su poder - comentó Adlet.

Ok, eso también me sorprendió bastante. Me quedé mirando la perla y el leve resplandor puro que emitía. Una calidez emanaba de ella, y me sentí protegida, contaba con la protección de esta joya, y llegado el momento, me propondría conocer a fondo su poder.

Se escuchan árboles caer; graznidos y algarabía venir de los animales. La atmósfera se tornó pesada y se oscureció el cielo de una manera para nada subestimable. Eri y Adlet salieron de la cabaña y tras ellos lo hice yo.

Percibí un olor a monstruo junto con el del fuego que se esparcía por el viento en algunos árboles. Corrí hasta el sitio junto con Adlet que de los dos era quien podía igualar mi velocidad.

Armé un arco con una rama fuerte y una liana resistente. Tomé algunos palitos como flechas y disparé tres de ellos, envueltos con mi energía espiritual hacia la causante de todo el revuelo.

Una de ellas alcanzó a dañar la espalda de una mujer y las otras dos su pierna derecha. Ella se giró completamente cabreada para saber quién había sido su atacante.
- Maldita sea, ¿Cómo te atreviste? - gritó ella con el rostro deformado por el dolor que debieron causarle mis flechas.

Aparte de ser palos finos caído de los árboles, el poder espiritual es veneno para los demonios. Pude notar que era una mujer de atributos jodidamente despampanantes. Su mirada azulina verdosa y sus cabellos negros combinaban con su piel tan blanca como la nieve.

Esta poquito más y puede representar a la Blancanieves.
- Ya cállate, mejor respóndeme quién eres - dije con tono demandante y a la vez aburrido.

Ella me inspecciona con rabia pero en el momento en el que mi colgante brilló vi de refilón una mirada de sorpresa.

Se quitó las flechas y su cuerpo curó las heridas. Se recompuso y dijo presentándose, ¿Qué es esto? ¿El próximo recital de Britney Spears?
- Mi nombre es Azura, y tú, mocosa, vas a darme esa esfera que llevas en tu cuello. ¿O quieres que te la arranque a la fuerza?
- Eso, si es que puedes - reté con la misma mirada retadora de siempre.

Eri y Adlet se unieron a la pelea intentando detenerla a toda costa. Azura envió a sus monstruos a atacar y no me fue fácil destruirlos en el proceso de estar a salvo.

Me uno a la batalla usando el arco inventado que había armado y mis garras. Mis orejas y colas me ayudan a distinguir muchas cosas y acoplar mis movimientos a la velocidad que requiero.

*En la época futura*
- ¿Qué estás haciendo aquí? - dijo seriamente.
- Sé que no somos las mejores amigas ni nada por el estilo pero creo que no estoy loca, tu misma lo has visto - dijo completamente seria cruzada de brazos - Helen no es la persona que creemos que es...
- No sé a que te refieres - dijo intentando ignorar los hechos para irse.
- Escúchame bien betas azules - dijo seria - tu amiguita ha pedido la baja de la preparatoria, y si no hacemos algo no la volveremos a ver más.

Ayumi abre los ojos de manera sorprendente, como si estos pudiesen ser más grandes.
- Se ha abierto otro de esos portales locos cerca del árbol sagrado de la que era su casa. Como ya dije no somos las mejores amigas, pero deberíamos darnos prisa si queremos descubrir que es lo que sucede.

Ella asintió y ambas se dirigieron lo más rápido que pudieron hacia el sitio mencionado. Se dieron una mirada rápida antes de saltar en el portal que se hacía diminuto para desparecer.

Ambas chillaron cuando se encontraron callendo en picada del cielo. La ley de la gravedad no juega, se estrellarían contra el suelo y posiblemente perdieran la vida... Que final más lamentable ¿No?

Ambas se abrazaron al como pudieron y cerraron sus ojos esperando su triste final. Cayeron sobre un montón de árboles golpeándose en el proceso contra las ramas que se extendían por todo el follaje de su "suave zona de paraje". Después de llegar al suelo con algunos raspones por las ramas se levantaron quitándose el polvo de la ropa y comenzaron a andar.

Usaba los palos que ahora eran mis flechas para deshacerme de los monstruos pero me quedo completamente estupefacta cuando mi nariz percibe con claridad el olor de perfumes irreconocibles para mí pero que de cierta forma llamaban mi atención.

Echo a correr mientras escapo de los monstruos saltando en las ramas de los árboles.
- Atrás, de aquí no pasan - mencioné destruyendo a los que me seguían.

Giré rápidamente mi nuevo arco creando una ráfaga de viento demoledora que envió a los pocos que quedan lejos por los aires destruyéndose con la presión del viento.

Suspiro y me giro al percibir nuevamente esos aromas quedándome en completo shock...

"Mi secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora