Cap 12 "El joven exterminador de demonios"

1 3 0
                                    

No tan lejos de la aldea donde vivía Helen con su nueva familia y sus amigas (porque si, pese a que las casitas estaban a cierta distancia, formaban una pequeña aldea) existe adentrada en lo mas profundo de las montañas una aldea grande y extensa ocupada por humanos.

Pero no eran humanos cualquiera...

Eran conocidos como "exterminadores de demonios" o simplemente "exterminadores". El jefe de toda la aldea y del grupo más especializado en este arte de la cacería era muy respetado, querido y seguido por todos.

Inclusive por su hijo, de 17 años, cabello negro y ojos azules mucho mas oscuros que los de la semi-gata. Su nombre era Raku, y era de los mejores entre los suyos, entrenado al nivel de un exterminador experimentado.

- Hijo, buenos días - saludó - necesito encomendarte un favor.

- Por supuesto padre - dijo acercándose a él - ¿De qué se trata? ¿Es alguna misión en particular?

- En la aldea más cercana a la nuestra fuera del bosque espeso, donde viven Eri y Adlet percibo una energía demoníaca muy diferente aparte de la de Adlet. Me preocupa...

- ¿Tanto así?

Él asiente - es un cúmulo de energía muy grande, pero es bastante amorfa esa presencia. Es como si tuviese poder espiritual también.

- Eso es... Raro - dijo, frunciendo el entrecejo dudoso.

- Por lo mismo es una perfecta misión para ti. Quiero que averigües de que se trata esta nueva esencia. Puede ser un verdadero peligro, pero no levantes sospechas con ellos, descúbrelo... Y deshazte de esa inminente amenaza - ordenó, con voz grave y firme.

Raku asintió con la cabeza adoptando una posición firme y personalidad seria para este caso. Su padre confiaba plenamente en sus capacidades cuando lo enviaba a una misión de tamaña dimensión, solo, contando simplemente con lo que sabe al respecto por sus años de entrenamiento desde que cumplió exactamente 8 años.

Tomó todo lo que creyó que le haría falta y se dispuso a marchar hacia su siguiente objetivo...

Narra Helen:
Había despertado temprano y salí a dar una vuelta por el espacio abierto que simulaba un campo verde sin plantar. Mi teléfono no tenía señal de ningún tipo desde crucé el túnel del tiempo, echo así por la inexistencia de estos artefactos en esta época de al parecer unos cuantos siglos atrás.

Me coloco mis audífonos para escuchar mi lista de música, ya mi dispositivo móvil solo servía de reproductor de canciones. Me acuesto sobre el césped verde sintiendo como me hacía cosquillas y el viento mecía mi cabello refrescándome.

Hasta mi nariz llegó un olor ya conocido tensando mis movimientos y acabando con mi paz mental reciente. Me levanto y guardo mis cosas poniéndome a la defensiva.

- Al fin pequeña rata con orejas peludas. ¡Te encontré! - exclamó la mujer de negros cabellos y piel pálida.

Sonrío ladinamente - perfecto, así me ahorras el tener que preocuparme por tu existencia. Terminemos esto aquí y ahora Azura - hablo confiada de mi poder haciendo crecer mis garras.

Inició un nuevo combate. Había aprendido a proyectar mi poder para crear una especie de escudo con el poder del Rubí Rosa mientras me ayudaba con las garras para herir todo lo que podía rasgar con ellas.

Azura llevaba consigo un báculo echo de granate muy peligroso capaz de provocar una destrucción masiva si se sabe usar correctamente. Una batalla bastante desigual desde mi punto de vista.

Aún así no me rendiría tan fácil, y atacaba deteniendo entre las garras de una de mis manos el báculo y usando las otras para intentar atestar más ataques hacia mi enemiga.

Doy un vuelta mortal hacia atrás y junto mis garras antes de blandirlas unas con otras creando una resonancia magnética que provocó un ataque en forma de cruz guiado por la presión del viento que impactó en la mano de la ojiazul enviando lejos el báculo y destruyéndolo al instante, lo cual la hizo enojar grandemente.

En un arranque de ira esta se me acercó con furia intentando tomarme por el cuello y pese a su rápido movimiento Azura logró arrancarme el collar del cuello y lanzarlo a un lado.

Trago en seco y miro el colgante en el suelo, brillando intensamente.

Maldición, me descuidé” - pienso internamente volviendo la vista hacia Azura.

- No intentes recuperarlo, no puedes. Si te mueves te destruiré - amenazó con una sonrisa en los labios, una que prometía lo que decía - vas a pagar muy caro las heridas que me causaste la última vez.

“Demonios” - me quejaba mentalmente -“ si me muevo tendré que bajar la guardia, va a destruirme. Aunque igual lo hará si no me muevo. Maldita sea, estoy en una encrucijada. Pero sea como sea tengo que encontrar la manera de recuperar el Rubí Rosa, no puedo permitir que sea suyo. Tengo que volverme más fuerte... No puedo permitirme morir aquí. Ni ahora, ni después.”

Azura caminó hasta mi con elegancia, como si con ello consiguiera un gran premio, y vaya que lo haría. Con su poder creó un cuchillo negro, que planeaba insertar en mi pecho de un movimiento rápido y sagaz que no me permitiría actuar con la suficiente rapidez para esquivarlo.

Mis ojos se abrieron grandemente sorprendida, y siento mi cuerpo paralizado por el miedo a sucumbir en ese preciso instante.

- No te saldrás con la tuya - se escuchó en un grito y observé atónita como una especie de ¿Cuchilla con cadena? Atacaba a Azura arrebatándole de la mano esa arma y alejándola de mi.

El dueño de aquella curiosa arma acercó la cuchilla hacia él de un halón de la cadena y pude verlo con claridad cuando de un salto se puso frente a mi. Sus cabellos desalineados caían por su rostro, mis pupilas se quedan inquietas ante los últimos acontecimientos, admirando al chico que me ha salvado de ser convertida en trocitos de picadillo para las aves de rapiña.

De detrás aparece una gata enorme color amarilla clara, con colmillos largos y garras peligrosamente afiladas. Se lanzó contra Azura y cuando la de cabellos negros intentó atacar nuevamente él lanzó la cadena de su arma atrapando la pata de la gata arrastrándola hacia él, montándose en su lomo mientras volaba por los aires.

Doy varias vueltas mortales hacia atrás para que no me alcancen los ataques y me elevo hacia el cielo.

Cuando recuerdo que llevo arco y flechas disparo en su dirección 3 de las que tengo de un mismo tiro.

Estas crearon una especie de barrera que la encerraban en un espacio pequeño de aura purificadora que estuvo a punto de desintegrarla. Pero aun así logró huir de mi triángulo del dolor dejando en claro quien realmente lleva el control aquí y lo mucho que nos falta por aprender para llegar al nivel que se requiere para vencerla.

Me molestaba en demasía que aún no era capaz de controlar todo el alcance de mi poder y eso me hacía sentir inservible. Aprieto los puños y suspiro un tanto enojada buscando desde mi interior la calma que necesito.

"Mi secreto"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora