Capítulo 24. Normalidad nula.
Entrar a la puerta del cielo era algo extraño y suponía, magnifico para alguien, me imaginaba grandes puertas de oro con un hermoso angel sonriendo e indicándome que pasara. Y no, no es que haya muerto y haya ido al cielo, Steph tampoco se apareció en la noche en mi casa como Hanibal Lecter para matarme. Además, si yo llegara a morir ¿en verdad iría al cielo? Creo que dé haya me sacarían cuando intentara robar una viga de la puerta de oro.
Pero eso no es el caso, la cosa era que si así era llegar a la entrada del cielo, pues entonces cuando vi la puerta del apartamento de John, creo que me sentí igual –y no, no quería robarme su picaporte –era solo algo magnifico, y aunque yo ya haya venido antes. Saber que ahora mi profesor estaba alli dentro, que él me esperaba y que no tenía un exótico disfraz, eso hacia toda la diferencia.
—Piensas que tienes poderes mentales y abrirás puertas —escuche una voz detrás de mí —o eres de esas personas raras con gustos sexuales por puertas.
Salte de mi lugar, yo conocía esa voz, lentamente voltee para cruzarme con otro ser hermoso, pero demasiado egocéntrico.
—ojala pudiera, ya sabes, explotar cosas con la mirada —le conteste —así no tendría que usar mi mano para darte un golpe.
Él retrocedió dos pasos, y sonrio sínicamente, ¡hombre! Los chicos si eran predecibles, si eran guapos y divertidos, tenían más ego que Japón y eran hermanos de narciso, si eran tiernos y románticos, eran unos miedosos y nerds, y si por alguna razón, tenían todas las cualidades, significaba dos cosas, o estaba pedido y era posiblemente gay. Pero había uno, uno solo que yo sabía que era todas aquellas, y no estaba ni pedido y tampoco gay, el problema era que era mi profesor y parecía no interesarle meterse con sus estudiantes.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunte, él se alzó de hombros.
—No puedo visitar a mi amigo —entrecerré los ojos, por alguna razón loca, no le creía —ya sabes, soy un gran amigo y me gusta saber cómo esta —extraño —bien, bien, John quería que ustedes dos no estuvieran solos, ya sabes, eso de...
—Las violaciones —termine por él.
—sí, aunque pensándolo bien, no creo que sea molestia para ti ¿o sí, Aria? —me quede callada, total, ¡era excusable!
Si tienes a un sexy profesor solo en su casa contigo, y él quiere sobrepasarse, y por mi colección de muñecos, que el hombre esta como para darle un lametazo. ¿Lo desaprovecharían? Ni la más virgen maría se resistiría.
—El silencio otorga —sonrio Edwin. Resultaba que el hombre era no solo encantador, también era todo un adivino.
—bien, bien —refunfuñe, él camino para tocar pero la puerta ya se había abierto, John estaba mirándonos extrañamente a los dos en el pasillo, y se quedó observando a su mejor amigo.
Los dos tenían una conversación con sus ojos, mientras yo pensaba, no era estúpido. Pedirle que viniera para estar más seguro, cualquier persona en mi lugar tendría miedo. ¡Estaría en un apartamento sola con dos hermoso hombres! Bueno, no había problemas de violación, no existen cuando la víctima lo permite.
—Saben, este pasillo es tan agradable —silbe cuando vi que ellos no hacían movimiento, John pareció recobrar sentido y me sonrio, bueno, no me importaría quedarme aquí si así podía ver su hermosa sonrisa.
—Pasa, ve sacando tus apuntes —estaba un poco nervioso, me provocaba poner una fresa en su boca y mojarla con nutella y pasar mi boca... "¡puedes concentrarte!".
Salí de mi ensoñación, para asentir, de seguro tenia esas caras de retrasada enamorada. Si chicas, nos vemos patéticas cuando lo hacemos, solo parecemos un simio con problemas mentales, nada bonitas.
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Imposible quererte, profesor I ©
Roman d'amourY cuando nos miramos, algo en mí se prendió, sus ojos, estaban llenos de un oscuro deseo que pronto termino por asustarme. Era mi profesor y yo lo acababa de besar, era mi profesor, y tal vez las cosas hayan cambiado, porque esto, lo que habíamos se...