capítulo 25. Casi.

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capítulo 25. Casi.

Sus labios, sus labios...

La pantalla Aria, mira hacia alli. Seguía insistiéndome a mí misma, pero él estaba hablando obre algo que la verdad no sé, y yo, miraba solo sus hermosos labios.

Sus labios son tan deseables, con ellos, podría morderlos y untarle nutella y lamerlos...

¡La pantalla, Aria!

Sus labios...

—... así que la raíz cuadrada de... ¿Me estas poniendo atención, Aria?

—sí, si —moví mi cabeza, mientras mi mente me regañaba por seguir mirando sus labios... esos labios rosados que... ¡Aria! —la raíz cuadrada... de... tus labios —termine un poco más bajo, tanto, que ni yo mismo me di cuenta de lo que había dicho.

— ¿de qué? —abrí mis ojos, comprendiendo lo que acaba de decir, seguía viendo sus labios y él solo fruncía su ceño, por suerte, no había escuchado lo yo le había dicho —si no te sientes bien, podemos...

—No, no —negué, mierda, tenía que controlar mis hormonas —estaba atenta, solo que tenía un poco de sed.

Me pare de mi lugar para ir a la cocina, la verdad, si necesitaba refrescarme un poco, era increíble que llevaba media hora imaginándome en todas las posiciones que John se vería sexy, como esa en la que me levantaba... ¡concéntrate! Saque agua del grifo para haber si de esa forma podía apartar esa mente pervertida que no me dejaba concentrar.

¡No era yo! ¡Era perversión! Si, así se llamaba la pequeña Aria con un cuerpo más sexy vestida de rojo que me estaba controlando ahora mismo. ¡No lo podía creer!

—Ese hombre —murmure mientras bebía un poco de agua.

—Así que es un chico —salte de mi lugar dejando caer el vaso, lo mire, por suerte era de plástico —ya decía yo...

Lo mire, él solo sonreía y se veía tan hermoso, yo comencé a sentir mis mejillas rojas de vergüenza, solo asentí.

—creí que habías terminado con tu novio —era tan extraño hablar con mi profesor así, pero me gustaba, todo de él me gustaba —no es de mi incumbencia, pero. ¿Cómo seguiste?

—Superado —mentí, la verdad es que cuando recordaba a Steph era doloroso, pero por alguna razón, pasarse pensando en las posiciones que podía hacer con John en su apartamento, era algo que distraía mucho.

—así qué... ¿ya hay otro pretendiente? —el parecía interesado, se sentó en una silla de la barra y me acomode también para verlo.

—Más o menos —hice una mueca y lo vi, —solo es alguien, pero él parece no fijarse en mí.

Él implanto sus ojos en mi curioso, por dentro, una pequeña Aria nerviosa se mordía las uñas inquietamente... ¡estas Arias y sus cosas! John no sabía que en verdad, estábamos hablando de él, él era ese hombre que no me dejaba concentrar, ni siquiera cuando me estaba bañando. De hecho, cuando me bañaba era cuando más lo recordaba...

Jesucristo, perdóname. ¡Me estoy corrompiendo! ¡Eso hacen estos hombres! Que se les mire y no poder evitar empapar tus bragas.

—Bueno, eso debe ser un poco imposible —se rio, yo lo mire y me mordí el labio.

— ¿en serio?

—Sí, digo, esto te lo digo como si fuera tú amigo —él sonrio y un brillo en sus ojos me hizo prestarle mi mayor atención, más de la que ya tenía —eres muy hermosa, y si un chico no te nota, debe estar realmente ciego.

Entonces tu realmente lo estas...

Pensé mientras seguía mordiendo mi labio fuertemente.

—pues yo creo que a él no le intereso. —mencione, sabía que él no captaba sobre quien le estaba hablando, la verdad era mejor así.

—Entonces es un idiota —fije mi mirada en sus ojos, relucía un azul intenso.

Él también lo hizo conmigo, algo en su mirada cambio al verme, y podía distinguir como su pupila comenzaba a dilatarse y una tensión comenzaba a crearse entre los dos.

Sus ojos bajaron a mis labios, del cual mordía y sentía la hinchazón en ellos, los abrí involuntariamente y su pupila se dilato más, y con ese simple acto, mis latidos comenzaron a latir rápidamente, no pude evitar fijarme en la curva de su nariz y la montaña de sus labios gruesos, mis manos comenzaron a sudar y mi corazón parecía con taquicardia. Yo comencé acercarme a él y era como una línea magnética que hacía que los dos nos uniéramos, estábamos más cerca, yo me incline y si me alzaba más, podría tocar mis labios con los suyos, John parecía mirar los míos con cierto deseo en sus ojos.

Quería tocarlos, quería saber a qué sabían los suyos, como se sentían sus manos en mi cintura y su lengua en mi boca. Ese deseo hizo que rompiera la distancia entre los dos, pero antes de poder llegara a ellos, la silla rechino y caí al suelo.

¡Caí al suelo!

"¿en serio?". Bufe cuando levante mi cabeza del suelo mientras gruñía, John se bajó rápidamente de su silla.

— ¿E-estas bien? —tartamudeo, me ayudo a lamentar y podía ver que él estaba nervioso.

—Si... yo —me rasque el cuello y mire el suelo —se me había caído un pendiente, sí, eso fue.

Él trato de sonreír, la verdad es que sabía lo que casi iba a pasar entre nosotros dos. ¿Qué hubiera pasado? No podía imaginarme la reacción de John después de besarnos, si ocurría. Pero diablos, como hubiera querido que pasara, pero no, allá arriba me odiaban tanto que siempre me ocurrían estas cosas.

—Debemos seguir estudiando —John camino hacia la sala y me dejo sola en la cocina, no podía creer lo que casi pasa entre los dos.

Casi lo beso.

¡Oh por dios! ¡Casi beso a mi profesor! Pero me caí, me caí de cara contra el suelo.

¡Pero casi lo beso!

Solo que el casi, es lo que lo daña.

Imposible quererte, profesor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora