Capítulo 8. Y la tarde no deja de ser terrible.

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la foto es el protagonista de seth.

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Capítulo 8. Y la tarde no deja de ser terrible.


-ha alguien se le ha caído su jirafa en medio pasillo -alce mi cabeza del suelo y mire hacia el imbécil que estaba mirándome con cara de gracia -a no, eres solo tú.

-Que gracioso -le dije, me alce del suelo y sacudí mis zapatos, ignore la tonta sonrisa que siempre se le veía llevar y camine hasta el contenedor de basura.

Sentí los pasos del chico detrás de mí, pero ahora estaba tan frustrada que no me importaba si veía meter mi cabeza en la basura.

-oh chica, no sabía que ahora comer de basureros te gustara -quería callarlo, era tan imbécil, sus chistes ni daban gracia -creía que eran los avestruces quienes anclaban su cabeza en el suelo, eres algo como una jiravestruz.

Seguí revolviendo la basura en busca de la carta estúpida esa, ignorando lo absurda combinación entre jirafa y avestruz del chico... pero la carta, que al parecer estaba maldecida por algún budista o brujo que no quería que esta llegara a mi profesor, no aparecía.

¡Ahora le daba por volver a ser la carta invisible! No me jodas.

-en serio Ariadne, si tienes mucha hambre no me importaría prestarte para el almuerzo -pi de nuevo decir, pero ignore todo aquello al ver una hoja blanca, que por suerte, aún seguía limpia.

- ¡al fin! -salte del basurero con la carta en mano, sentí como por mi pelo caían cascaras de bananas y algún condón en mi blusa... esperen ¡un condón! ¡Ew!

- ¿Quién diablos usa condones en el colegio? -dije quitando esa cosa de mi blusa, ahora tendría que quemar mi blusa favorita, mire al chico que estaba todavía ahí, y por su sonrisa deduje, que alguien si usaría un condón en este colegio.

¿Cómo si no fuera obvio?

- ¿Qué es eso? -Dijo conteniendo la risa, pero esta fue a rebosar cuando miro hacia mi cabeza -no espera, quédate quieta.

Su risa no me dejaba pensar que pasaba, y ya me estaba molestando, era tan imbécil... siquiera, ¿Qué hacia él hablando conmigo? Yo no lo conocía, era un imbécil, eso todos lo sabían, pero nunca habíamos tenido ningún tipo de relación.

- ¿Qué te pasa? Te ríes como paralitico con problemas de Parkinson -él me miro e hizo una mueca, de repente, su risa freno al ver mi cara y yo lo supe.

Una, dos, tres y hasta que eran ocho patas, ocho patas que sentía caminar por mi hombro, temí voltear mi cabeza para encontrarme con lo que sea que lo causaba, la curiosidad me gano y mi grito hizo saltar a Seth.

- ¡araña! ¡Quítamela! ¡Quítamela! -salte y grite, Seth no se me acerco en ningún momento - ¡quítala, quítala! Vamos Seth, quita esa maldita araña.

Él chico por fin hizo un movimiento, se acercó a mí y me sostuvo de los hombros, pude ver sus ojos negros que sonreían y como daba miedo esa mirada.

-Ya la has matado -me pare y fruncí mi ceño, él señalo hacia el suelo donde se veía un animal muerto, había caído de mi hombro en todo ese revoloteo y fue pisado por mi pie.

¡Lo ven! Deberían sacar el próximo hombre pie, hasta le gana al hombre araña.

-Imbécil -lo aleje, quite la suciedad de mi ropa, pero luego sentí el olor que tenía.

No podría pasar todo el día así, hasta los profesores me sacarían de sus clases.

-Hueles muy mal, Gairdner -me dijo Seth alejándose también -creo que tendrás que quedarte así hasta que salgas.

Imposible quererte, profesor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora