Durmiendo con el enemigo

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Durmiendo con el enemigo.

SETH'S POV.

Había algo que me jodia más que tener que sentarme a escuchar a mi padre hablar sobre su trabajo, algo más exasperante que tener que ir un día a ver lo que se hacía en la empresa de él o estar en la casa cuando mamá llevaba a sus amigas que solo querían emparejarme con sus irritantes hijas plásticas.

Y ese algo, era tener que ver a Mery Ericsson, una de las amigas de mi madre y peor aún, la madre de Lena Ericsson, quien resultaba ser una de las tantas chicas con las que había estado y una de las que era más irritante que un moco atravesado.

—Tienes que ir al baile —escuche a mi madre, y rodé mis ojos por enésima vez —es tu último año y ¿Cuándo volverás a ir a uno en toda tu vida?

—tal vez, en el baile de invierno y de graduación, o en uno de los millones que hacen ustedes o sus amigos —ella bufo.

—no es lo mismo, cariñito —hice una mueca, mi madre tenía la costumbre de llamarme de esa forma —iras, y conseguiré una pareja para el nene más lindo de este mundo.

—Y malo —ella se rio, amaba mucho a mi madre, de las pocas mujeres que yo amaba, y eran pocas, solo mi madre y mi abuela tenían ese placer. Aunque había alguien más, pero ahora mismo, no quería pensar en eso.

Ella me dio un abrazo, aunque temía que su elección fuera una irritante rubia con vos exasperante, podría ser bueno, claro, yo y mis necesidades tenían eso en mente.

***

"mamá, Phineas y Ferb han construido una montaña rusa en el pa..."

— ¡Ya tengo tu cita! —me sobresalte por el grito de mi madre, apague el televisor y la mire.

— ¿Por qué quitas tus muñecos? —sonrio con malicia, bien, no es que yo eligiera algunas películas terroríficas o series como the Simpson para ver. —ignorare eso por ahora, pero como una adulta responsable y madre que te ama, tendrá que hablar eso después contigo, esos cambios hormonales...

— ¡mamá! —ella se rio, y yo rodé mis ojos al verla, siempre le gustaba tomarme del pelo en cuanto a mis gustos televisivos se refería.

—Bien, bien —se acercó a mí —ella llegara a las siete, así que, ya fui a comprar tu vestido.

—Aja —me alce de hombros y volví a prender el televisor.

— ¿Qué estás haciendo? —seguí viendo como candase se volvía loca por sus hermanos sin prestar cuidado.

—Viendo televisión —ella bufo detrás de mí y apago el televisor, yo la mire y tenía su ceño fruncido, luego señalo su reloj con su larga uña.

—son las seis, tienes que prepararte, cariñito —rodé mis ojos, y comencé a subir las escaleras, diecinueve años de mi vida me decía que lo mejor era siempre hacerle caso a mi madre, o ella podía ser toda una mujer miedosa.

En mi cuarto, estaba el traje sobre la mesa, hice una mueca al ver el material, no era mi tipo usar cosas como esas. Simplemente no me gustaban esas fiestas.

Más tarde, estaba acomodando la corbata del traje, cuando mi madre entro por la puerta y sonrio con orgullo al verme, simplemente rodé mis ojos, ella era muy sentimental y eso. Aunque sabía que había pasado por cosas duras y eso la había hecho fuerte, también la había hecho dependiente de unas pastillas para la depresión para no estar pensando en suicidarse o para no decaer. Eso realmente no me agradaba.

—Te ves tan guapo —se limpió una lagrima, yo me acerque a ella —eres muy guapo, cualquier chica estaría feliz de estar contigo.

Trate de sonreír, el problema no era ese, las chicas querían estar conmigo, eso era obvio. Pero yo simplemente no quería estar con ellas, no de forma romántica ni seria. Pero había un pequeño problema alli, y era tener mi mente diciendo "solo hay una". Y esa, ella no quería estar conmigo.

Imposible quererte, profesor I ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora