Capítulo 17: El Amanecer de un Vínculo Indisoluble

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Clarke se levantó lentamente de la cama, tratando de liberarse con delicadeza de los brazos de Lexa que aún la mantenían cerca en el sueño. Los primeros rayos del sol del amanecer se filtraban a través de las cortinas, creando una atmósfera de íntima quietud en la habitación. Se giró para mirar a Lexa por un instante, el rostro de la comandante relajado en el sueño, y sintió una oleada de emociones contradictorias invadirla. Las líneas suaves del rostro de Lexa, en ese momento, parecían tan diferentes de su habitual expresión orgullosa y resuelta. Clarke sintió una profunda e inesperada ternura, un deseo de proteger y ser protegida.

Al cambiar la mirada, Clarke notó su ropa esparcida por la habitación, aquella que Lexa le había quitado con deseo y pasión la noche anterior. Entre esas prendas, había una camiseta particular, una pieza de tela que Clarke había creado especialmente para Lexa. Había bordado sus nombres, unidos por un ala de ángel blanca y un corazón, símbolos de un vínculo profundo e intenso. Clarke tomó la camiseta entre sus manos, apretándola como un talismán, como si esa tela pudiera contener y proteger todos sus momentos juntas.

De repente, Lexa abrió los ojos. La comandante la observaba en silencio, el rostro serio pero los ojos llenos de una emoción que Clarke no lograba descifrar del todo. Sin hacer ruido, Lexa se levantó de la cama y se acercó a Clarke, abrazándola por detrás con una delicadeza sorprendente pero también con cierta posesividad. Clarke sintió el calor del cuerpo de Lexa contra su espalda, y una parte de ella deseó abandonarse por completo a esa sensación, dejarse envolver y perderse en ese abrazo.

"¿A dónde crees que vas, Clarke?" murmuró Lexa con una voz baja y ronca, sus labios rozando el oído de Clarke. "¿Ya te quieres ir? No he terminado contigo", agregó en tono provocador, apretándola un poco más fuerte.

Clarke se tensó, tratando de mantener la calma. "Yo, en cambio, he terminado, Lexa," respondió con voz firme, aunque por dentro temblaba. "Te he dado lo que deseabas, ahora debes dejarme como prometiste."

Lexa no aflojó el abrazo, la presión de sus brazos permaneciendo firme y decidida. "¿Quieres decir que tú no deseabas hacer el amor conmigo? Sin embargo, me parece que lo deseaste tanto como yo," le dijo, la voz velada por una emoción que Clarke no podía ignorar. "Nos besamos, nos tocamos con ardor, lo deseaste tanto como yo."

Clarke se giró ligeramente, buscando sus ojos. "Yo hice el amor contigo porque te amo, Lexa. En cambio, tú hiciste el amor conmigo para satisfacerte a ti misma."

Por un instante, Lexa no respondió. Luego, apretándola más fuerte contra sí, susurró, "Clarke, sabes muy bien que no es así."

Clarke suspiró, sintiendo los brazos de Lexa alrededor de ella como una cadena dulce pero inexorable. "Lexa, ¿cómo puedo confiar en ti si ni siquiera ahora me confirmas tus sentimientos? ¿Cómo puedo creerte?"

Lexa miró la camiseta que Clarke aún sostenía entre sus manos. "La camiseta, Clarke. Esa que tienes entre las manos, esa en la que has bordado nuestros nombres. Siempre la llevo puesta, no me separo de ella ni en batalla, porque huele a ti, porque huele a nosotras. Y porque la hiciste para mí con tus hermosas manos y con tanta dedicación para protegerme del frío y mantenerme caliente. Cuando todo se vuelve oscuro y estoy sola, la abrazo para recordarme que después de cada batalla estás tú aquí esperándome."

Lexa hizo una pausa, luego continuó, "La misma dedicación y protección que estoy tratando de darte cada día, Clarke. Si no fueras importante para mí, no estaría aquí contigo suplicándote que vuelvas a la cama conmigo y hacer el amor todo el día solo contigo. Sabes cuánto estrés me causan mis deberes en este momento. Tú mejor que nadie lo puedes entender, Clarke. ¿Por qué tienes que hacerlo todo tan difícil?"

Clarke no respondió de inmediato, pero las palabras de Lexa la tocaron profundamente. Sintió cómo sus defensas se desmoronaban una a una. Lentamente, se abandonó en los brazos de Lexa, buscando el calor y la seguridad que solo ella podía darle. Acarició los brazos de Lexa, presionándolos contra su vientre, sintiendo el latido del corazón de la comandante resonar en su propio cuerpo.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora