Capítulo 8: Encuentro Fatal

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Sus miradas se encontraron como destinos entrelazados por hilos invisibles, un magnetismo que desafiaba la lógica y la realidad. Clarke sintió un escalofrío recorrer su espalda, una ola gélida que la inmovilizó, mientras el tiempo parecía doblarse y ralentizarse. En el vibrante silencio de la tienda, quedaron solos, suspendidos entre el pasado y el presente, incapaces de apartar la mirada de la intensidad abrasadora en los ojos de Lexa.

"Lexa," susurró Clarke, la palabra un suspiro, un aliento apenas perceptible en el aire cargado de tensión. Los ojos de Lexa, un abismo insondable de emociones, traicionaban un fuego antiguo, una pasión indómita que ardía sin piedad. La expresión de Lexa era impenetrable, pero la determinación y la voluntad férrea en su mirada eran inequívocas.

"Clarke..." respondió Lexa, su voz profunda y resonante como el sonido lejano de un tambor. El corazón de Clarke latía furiosamente en su pecho, una sinfonía de emociones tumultuosas que amenazaba con sobrepasarla. No podía ocultar el asombro pintado en su rostro, ni la atracción magnética que la mantenía anclada a ese momento, como una abeja atrapada en la miel de la tentación.

"¿Qué quieres hacer?" preguntó Clarke, la voz ligeramente temblorosa, un hilo de incertidumbre que se colaba en sus palabras. Lexa sonrió, pero no era una sonrisa amable. Era la sonrisa de un depredador que percibe a su presa, consciente de su poder y sin vacilación para usarlo.

"No te preocupes, Clarke," respondió Lexa con una confianza que helaba la sangre de Clarke. "No estoy aquí para hacerte daño." Pero las palabras de Lexa resonaban como una amenaza velada, un siseo siniestro que ocultaba algo oscuro e inquietante detrás del velo de su aparente calma.

Clarke intentó leer en sus ojos la verdad escondida tras esa sonrisa enigmática. Pero Lexa era un enigma envuelto en un misterio, un oscuro laberinto de deseos y secretos que Clarke luchaba por descifrar.

"¿Por qué estás aquí?" preguntó Clarke, la voz un hilo de tensión que vibraba en el aire. Lexa se acercó, sus movimientos fluidos como los de un depredador al acecho. Clarke sintió la envolvente fragancia de su piel, el calor de su aliento que encendía un fuego dentro de ella.

"Necesito tu ayuda," dijo Lexa, sus palabras una sombra danzante en la oscuridad de la tienda. Clarke se puso rígida, su mente vagando entre dudas y sospechas. No podía confiar en Lexa, no podía olvidar el oscuro pasado que las unía.

"¿Qué quieres de mí?" preguntó Clarke, la voz afilada como el filo de una espada. Lexa volvió a sonreír, pero esta vez había una sombra en sus ojos, un reflejo de un dolor antiguo que Clarke apenas logró captar.

"Quiero que me ayudes a proteger a nuestro pueblo," respondió Lexa, la voz un susurro cargado de promesas y amenazas. Clarke miró a Lexa, su corazón dividido entre el deseo de confiar en ella y el miedo de ser traicionada nuevamente. Pero había algo en Lexa que la atraía, algo oscuro y peligroso que la tentaba como el canto de las sirenas.

"¿Y si me niego?" preguntó Clarke, la voz un eco distante en la noche silenciosa. Lexa se acercó más, sus ojos ardiendo de deseo y determinación.

"Entonces será tu fin," susurró Lexa, la voz una sombra que envolvía a Clarke como un manto de niebla. Clarke temblaba, pero no de miedo. Temblaba por el deseo que ardía dentro de ella, un fuego antiguo que despertaba sus instintos más primordiales.

"De acuerdo," aceptó Clarke, la voz un voto hecho en la oscuridad de la noche. Lexa sonrió, pero no había alegría en su sonrisa. Solo había el reflejo de un destino oscuro que pendía sobre ellas como una espada de Damocles.

Clarke y Lexa permanecieron allí, inmóviles en el silencio que rodeaba su frágil alianza como cristal. Pero había una comprensión tácita entre ellas, un vínculo que iba más allá de las palabras y los gestos.

"¿Confías en mí?" preguntó Lexa, la voz un suspiro en la noche. Clarke miró a Lexa, sus ojos ardiendo con una luz antigua y salvaje.

"Sí," respondió Clarke, la voz un eco distante en la oscuridad de la tienda. Lexa se acercó a Clarke, sus movimientos lentos y deliberados. Clarke sintió el calor de su aliento en la piel, la fragancia envolvente de su presencia.

"Te daré lo que deseas," susurró Lexa, la voz un bálsamo para el alma atormentada de Clarke. Clarke cerró los ojos, permitiéndose ser envuelta por el toque de Lexa, por el calor de su abrazo. Sentía los latidos de su corazón sincronizarse con los de Lexa, una perfecta armonía en el caos del mundo a su alrededor.

Y cuando sus labios se encontraron en un beso ardiente, Clarke supo que ese beso significaba algo más, pero no podía evitar desearlo con todo su ser. Sus labios se movían en un tango sensual y apasionado, un encuentro de almas y cuerpos que iba más allá del simple contacto físico. Cada beso, cada toque era una promesa, un vínculo que las unía de manera indisoluble.

Lexa profundizó el beso, sus manos moviéndose con una precisión experta, rozando la piel de Clarke, encendiendo llamas donde quiera que tocara. Clarke se aferró a Lexa, su mente nublada por el deseo, su cuerpo respondiendo con una necesidad primitiva. Su pasión era salvaje, incontrolada, una explosión de emociones que las envolvía a ambas.

Cuando sus labios se separaron brevemente, Clarke jadeó, sus ojos buscando los de Lexa, encontrando un reflejo de su propio deseo y vulnerabilidad. Lexa la miró con una intensidad que le robaba el aliento, una mezcla de poder y ternura que Clarke nunca había experimentado antes.

"Eres mía," susurró Lexa, la voz un eco profundo que resonaba en el alma de Clarke. Y en ese momento, Clarke supo que no había retorno. Estaba unida a Lexa por un vínculo que iba más allá del tiempo y el espacio, un vínculo que desafiaría cualquier adversidad, cualquier oscuridad.

Se perdieron la una en la otra, sus cuerpos moviéndose al unísono, unidos en un ritmo antiguo y primitivo. Era un encuentro de almas, una fusión de deseos y sueños que las envolvía en un torbellino de pasión y amor. Y mientras el mundo a su alrededor desaparecía, solo quedaron ellas dos, unidas en un abrazo eterno, destinadas a compartir un futuro incierto pero inextricablemente ligadas la una a la otra.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora