Capítulo 14: Entre Deseo y Rabia

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La tensión entre Lexa y Clarke era palpable, una atmósfera cargada de emociones contrastantes, de deseo y rabia que se entrelazaban en un intricado laberinto de pasiones y conflictos. Después de la última discusión, se tomaron un momento de pausa, pero la distancia entre ellas se hacía cada vez más adversa, como dos corrientes que chocan con violencia. Lexa, agobiada por los compromisos y las responsabilidades de su papel en el consejo, rara vez estaba en la torre, y Clarke sentía el peso de esa lejanía. Los rumores que circulaban sobre Lexa, acerca de encuentros con otras mujeres durante la guerra, alimentaban un fuego de celos en el corazón de Clarke, que ardía cada vez más intensamente.

Se había fijado una cita por Lexa para discutir la situación, pero Clarke no se presentó a la reunión organizada. La ausencia de Clarke irritó profundamente a Lexa, quien decidió ir a buscarla a sus habitaciones. La tensión en el aire era palpable cuando Lexa enfrentó a Clarke, preguntándole qué había sucedido. Pero Clarke, de espaldas, permaneció en silencio. Lexa se acercó lentamente a Clarke, intentando comprender su ira. Trató de besarla, de acercarse físicamente, "¿Hacemos el amor aquí?" susurró Lexa, con la voz cargada de deseo. Clarke, reaccionando bruscamente, rechazó el avance de Lexa. "No me toques," susurró, con la voz llena de dolor.

Lexa se tensó, confundida y herida. "Clarke, ¿puedo saber qué te pasa? ¿Has estado con otras mujeres?" preguntó Clarke, tratando de mantener la calma a pesar del fuego que ardía dentro de ella.

Lexa se irritó, con la mirada cargada de dolor y rabia. "No sé qué te está pasando, pero deja de hacer esas acusaciones," respondió con voz cortante. "No me has respondido, Lexa. Solo te quiero a ti, ahora. Hacer el amor contigo, y nada más." Las manos de Lexa se movieron hacia la camiseta de Clarke, pero esta la detuvo con una mirada fría. Clarke se rebeló, tratando de liberarse del férreo abrazo de Lexa. "No haremos absolutamente nada, tú y yo," dijo con voz cargada de dolor. "Déjame," ordenó Clarke, tratando de resistir el agarre de Lexa. Pero Lexa no cedió, manteniendo su dominio sobre Clarke. Con determinación, la sostuvo firmemente entre sus brazos, intentando calmar la tormenta de emociones que rugía entre ellas. "Cálmate, Clarke," dijo con firmeza, tratando de hacerla razonar. "No escuchaste lo que te dije. Solo te quiero a ti." Las palabras de Lexa no calmaron la ira de Clarke, que se sentía traicionada y abandonada. "¿Por cuánto tiempo más, Lexa?" preguntó, con la voz entrecortada por la emoción. "Y luego te irás con otras mujeres. Pensé que me amabas." El silencio que siguió fue ensordecedor, el vacío que separaba a las dos mujeres lleno solo por el latido acelerado de sus corazones y roto solo por la respiración entrecortada. Lexa no respondió, pero su mirada decía más que mil palabras, hablaba de un deseo intenso, de una pasión incontenible, de una atracción que ardía como fuego. En ese momento, entre los oscuros muros de la torre, dos almas se enfrentaron, con pura intensidad. Lexa y Clarke se encontraron envueltas en una colisión de deseos contrastantes, de amor y rabia mezclados en un torbellino irresistible. Las manos de Lexa exploraban el cuerpo de Clarke con ardiente deseo, mientras esta última luchaba por resistir, por proteger su corazón herido.

Pero en el caos de las emociones, en medio de la tormenta que las envolvía, también había un fino hilo de pasión inextinguible, un lazo indisoluble que las unía a pesar de todo. Y mientras el mundo a su alrededor se desmoronaba, Lexa y Clarke se entregaron la una a la otra, perdiéndose en el fuego de su pasión, conscientes de que, a pesar de todo, su amor resistía cualquier prueba.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora