La segunda túnica: Atherion - El Gris de las Cenizas
La segunda túnica, de un gris tenue, era llamada *Atherion*. Su color evocaba las cenizas, los restos del fuego que ardía en las batallas pasadas, un símbolo de lo que había sido destruido y que ahora permanecía como memoria. Esta túnica representaba el pasado, las vidas perdidas, los sacrificios hechos por el presente. Era un recuerdo de las almas que habían luchado y que habían recorrido el sendero de la muerte, pero que a través del sacrificio habían hecho posible la vida misma. Lexa, envuelta en Atherion, llevaba consigo el peso de la memoria y de las promesas no cumplidas.
Atherion - El Gris de las Cenizas - era la segunda túnica que llevaban los guerreros del Reino de las Sombras, una tierra donde las memorias y el pasado no eran solo recuerdos fugaces, sino raíces profundas que envolvían cada acción, cada elección y cada respiro de sus habitantes. Este atuendo sagrado, cuyo color era un tenue gris, evocaba inmediatamente las cenizas, los restos de lo que alguna vez estuvo vivo, ardiente, palpitante de energía. El gris de Atherion no era solo un símbolo de lo que había sido reducido a cenizas; era un recordatorio constante de lo que el fuego de la guerra y el tiempo habían destruido, un eco de las vidas rotas y de los edificios derrumbados, pero también una celebración de lo que había resistido a la furia del fuego y al paso de los años.
Cada guerrero que llevaba Atherion lo hacía con un profundo sentido de reverencia. No era solo un trozo de tela, ni una prenda práctica para usar durante la batalla. Era, en realidad, un símbolo sagrado. Se decía que la esencia de las almas de los caídos se mezclaba con el propio tejido, como si las sombras de los muertos caminaran al lado de quien lo llevaba. Por esta razón, Atherion se consideraba tanto una protección como una responsabilidad. Quien la llevaba asumía todas las vidas perdidas, todos los sacrificios hechos, todas las batallas libradas y, al mismo tiempo, todas las promesas no cumplidas. Era un peso abrumador, y no todos eran capaces de soportarlo.
Lexa, joven y valiente, fue elegida para llevar Atherion en uno de los momentos más difíciles de su vida. Apenas había salido de una larga guerra, una guerra que había devastado su aldea, y su mente aún estaba nublada por el dolor. Las llamas que habían quemado las casas de su gente parecían nunca apagarse en sus recuerdos, y cada vez que cerraba los ojos, veía las cenizas flotando en el aire, como una danza macabra de espectros silenciosos. Cuando le fue entregada la túnica, Lexa no pudo evitar preguntarse si estaba lista para cargar con ese peso. Sabía que no era una elección ligera, y sabía que una vez envuelta en Atherion, ya no sería la misma.
El tejido de la túnica era suave al tacto, y sin embargo parecía envuelto en una energía antigua y poderosa. El gris que la caracterizaba no era uniforme; dependiendo de cómo caía la luz sobre él, se podían notar matices más oscuros, como si pequeños remolinos de humo danzaran apenas debajo de la superficie. Se decía que estos matices eran el signo de las almas de los caídos que aún se agitaban, incapaces de encontrar paz completa, pero que encontraban cierto consuelo al saber que sus sacrificios no serían olvidados. Lexa se inclinó para tocar el tejido, y de inmediato una oleada de emociones la abrumó: tristeza, arrepentimiento, un sentido de pérdida tan profundo que le faltaba el aliento. Era como si, a través de ese simple contacto, pudiera sentir todas las vidas que se habían perdido, todas las batallas que se habían librado, todas las promesas rotas.
Atherion, el Gris de las Cenizas, no era solo el pasado. También era una advertencia para el presente. Quien la llevaba nunca podría olvidar de dónde venía, ni el precio que se había pagado para permitirles vivir un día más. El peso de esos sacrificios resonaba con fuerza en las acciones de quien la portaba. Lexa sabía que ya no podría mirar la guerra, o incluso la paz, con los mismos ojos de antes. Cada decisión que tomara estaría influenciada por ese recuerdo constante del pasado. Cada paso sería un tributo a quienes habían dado la vida para que otros pudieran vivir.
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The Grounders (Versión en Español)
أدب الهواةEn una época de tumultuosos cambios en la Tierra, dos pueblos se enfrentan en una guerra sin cuartel: los fieros Grounders y el Pueblo del Cielo. En el torbellino de este conflicto interminable, destacan dos figuras destinadas a cambiar el curso de...