The Grounders (Versión en Español)

Capítulo 20: Un Día Bajo la Lluvia

Clarke se giró hacia Lexa con una sonrisa radiante que le iluminaba el rostro. "¿Qué te parece si pasamos el día juntas lejos de las murallas de la torre y de los deberes?" propuso, su voz cargada de esperanza. Lexa observó el cielo oscuro, las nubes amenazantes que se acumulaban en el horizonte. "Está por venir una tormenta. ¿No crees que es mejor posponerlo?" preguntó, intentando mantener un tono práctico. "No," respondió Clarke decidida. "Deja de buscar excusas porque tienes miedo de quedarte a solas conmigo. Últimamente no haces más que evitarme." Lexa suspiró, su mirada se desvió hacia abajo, casi como si estuviera buscando las palabras correctas entre los guijarros del patio. "Clarke, si te evito es porque tengo deberes. Sé que podría no ser capaz de apartarme de ti si no mantengo cierta distancia. Mi fuerza de voluntad se pone a prueba cuando estás frente a mí." Clarke la miró, completamente absorta en sus palabras y en su mirada. Estaba contenta de que Lexa finalmente se hubiera abierto, exponiendo sus miedos. Sentía un calor en el corazón después de las declaraciones que Lexa acababa de hacer. "Lexa, yo te quiero conmigo, siempre. Me gustaría que nunca te apartaras de mí. Tus deberes son importantes, pero yo también lo soy. No quiero que te contengas conmigo y me evites. Podemos estar juntas si tú lo deseas, aunque tengamos nuestros deberes." Una leve sonrisa se dibujó en los labios de Lexa, una sonrisa que reflejaba la de Clarke. Se miraron con aprehensión, pero también con una nueva conciencia. Clarke dio un paso adelante y tomó la mano de Lexa, su piel fría por la lluvia inminente. "Vamos," dijo Clarke, su tono lleno de dulzura y determinación. "Demos un paseo bajo la lluvia, recordando los viejos tiempos y relajándonos, dejando ir cualquier pensamiento negativo." Lexa vaciló por un momento, el conflicto interno visible en sus ojos. Pero luego, con un ligero asentimiento, consintió. "Está bien, Clarke," dijo en voz baja. "Vamos." Las dos mujeres salieron de la torre, la lluvia comenzando a caer suavemente, como un velo fino que envolvía al mundo en una calma relajante. Clarke apretó la mano de Lexa, sintiendo el contacto reconfortante de sus dedos entrelazados. Caminaron lentamente, disfrutando del sonido de la lluvia golpeando las hojas y los tejados de las casas. "¿Recuerdas la primera vez que estuvimos juntas bajo la lluvia?" preguntó Clarke, su voz llena de nostalgia. Lexa asintió, una ligera sonrisa aflorando en sus labios. "¿Cómo podría olvidarlo? Estabas tan enojada conmigo." Clarke rió, el sonido melodioso que se mezclaba con el golpeteo de la lluvia. "Y tú eras tan testaruda. Pero al final encontramos una manera de entendernos." "Siempre hemos encontrado una manera," respondió Lexa, apretando ligeramente la mano de Clarke. "Incluso cuando parecía imposible." Caminaron un rato en silencio, disfrutando de la compañía mutua y del momento de tranquilidad. La lluvia se hizo más intensa, pero no les molestaba. Al contrario, parecía lavar todas las preocupaciones y los miedos, dejando solo una sensación de paz. "Lexa," comenzó Clarke, deteniéndose y mirándola a los ojos. "Sé que tienes muchos deberes y responsabilidades. Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para ti. No importa lo que pase, no importa cuán difícil sea. Yo estaré." Lexa la miró, sus ojos llenos de emoción. "Clarke, no puedo prometerte que será fácil, pero puedo prometerte que haré lo mejor que pueda para no dejarte nunca." Clarke se acercó, posando una mano en la mejilla de Lexa. "Y yo te prometo que nunca te dejaré sola. Estamos en esto juntas, siempre." "Clarke," susurró Lexa. "Quiero estar contigo, siempre. Aunque tenga mis deberes, no quiero que eso nos separe." Clarke se volvió seria por un momento, temiendo lo que Lexa pudiera querer decir. "Encontraremos una manera, porque el amor que tenemos es más fuerte que cualquier cosa. Y mientras estemos juntas, nada podrá detenernos." Continuaron caminando bajo la lluvia, las manos entrelazadas, los corazones unidos por una promesa indisoluble. Cada paso que daban era un paso hacia un futuro incierto, pero también un futuro lleno de esperanza y amor.