Clarke, después de terminar de recoger las hierbas, se volvió hacia Lexa. Su mirada estaba llena de alegría después de la confesión de Lexa. Sus ojos irradiaban amor y comprensión, reflejando un afecto profundo que iba más allá de las simples palabras y los gestos medidos de Lexa. Aunque Lexa era reacia a demostrar o hablar de sus sentimientos, Clarke lograba atravesar su coraza, sentirla en lo más profundo. A pesar de que Lexa negaba o ocultaba cuánto amaba realmente a Clarke, ésta última lograba percibir la intensidad de ese amor no declarado. Con dulce firmeza, Clarke dijo:
"Un día me lo dirás, estoy segura," declaró Clarke, con el corazón latiendo fuerte. Quería seguir sintiéndola, comprendiéndola, y no se rindió. Esperaba con ansias la respuesta de Lexa.
Lexa se quitó la capucha y la miró con una mirada que mezclaba dulzura y comprensión. Divertida por la audacia de Clarke, respondió: "¿De qué estás hablando, Clarke?" Su rostro era una máscara de ternura.
"Sabes de qué hablo, no te hagas la tonta," replicó Clarke con una sonrisa desafiante.
Lexa suspiró, mirándola intensamente. "Ese día podría no llegar nunca, Clarke."
Clarke se tensó. Su corazón se encogió; no era la respuesta que esperaba. Pero no se rindió. Clarke intentó nuevamente hacerle entender sus sentimientos. "¿Recuerdas este lugar? Justo aquí..." Lexa se puso seria, casi asustada. Clarke notó de inmediato el cambio en la expresión de Lexa, como si un tormento interior la consumiera. Clarke volvió a hablar, decidida a romper ese muro. "Era un día lluvioso como este y me besaste por segunda vez, diciéndome que un día me demostrarías cuánto significaba para ti, pero que necesitabas tiempo porque yo te asustaba. Lo que sentías te asustaba y no podías manejarlo. Yo cumplí mi palabra, esperándote. Hice el amor contigo y fue hermoso, pero de tus labios no salió nada de lo que quería escuchar. Quiero respuestas, Lexa. Te he dado todo de mí, ¿y tú?"
La lluvia comenzó a caer cada vez más fuerte. Lexa permaneció en silencio, sin decir una palabra, pero su mirada hablaba por sí sola. Clarke percibía claramente la dificultad de Lexa en ese momento, pero estaba cansada de esperar. Quería entender por qué Lexa era tan reacia a mostrarle sus verdaderos sentimientos.
Lexa respondió, con un hilo de voz: "Clarke, yo..."
Pero Clarke la interrumpió, sabiendo ya lo que iba a decir. "Está bien, Lexa, déjalo. Ya sé lo que quieres decirme," dijo con la voz quebrada.
Lexa se soltó el cabello, ya mojado por la lluvia que caía incesantemente. Miraba a Clarke, incapaz de pronunciar una palabra. Pero en ese momento no había palabras para expresar lo que sentía. Esas emociones nuevas y abrumadoras la confundían, la hacían sentirse vulnerable. Cuanto más se acercaba Clarke, más Lexa se sentía oprimida, como si su ser se rehusara a sentir, a confiar en esos sentimientos que Clarke le transmitía.
Había demasiadas incomprensiones, demasiadas cosas en la cabeza de Lexa en ese momento. Aunque Clarke estaba en el centro de su tormento emocional, Lexa sentía que no merecía siquiera su amor, habiendo hecho y pensado tantas cosas de las que Clarke no estaba al tanto. Algo que Clarke no podía imaginar.
Y sin embargo, en ese momento estaban solas. Lexa la miraba con adoración, aunque Clarke había vuelto a mostrarse seria y resentida. Lexa la encontraba igualmente hermosa, y la declaración de Clarke le había atravesado el corazón como solo ella sabía hacerlo. En ese silencio, entre miradas cargadas de amor, resentimiento y miedo, no había más que el deseo de amarse, de tener el coraje de enfrentar sus sentimientos.
La lluvia martillaba sobre sus cabezas, las gotas resbalaban por sus rostros, mientras Clarke contenía las lágrimas. Cada gota parecía amplificar el silencio entre ellas, un silencio que hablaba más fuerte que cualquier palabra jamás dicha. Clarke se sentía como si estuviera ahogándose en ese silencio, mientras Lexa, inmóvil, la miraba.
"Lexa, ¿por qué no puedes simplemente hablarme de lo que sientes?" Clarke casi gritó, su voz quebrada por el dolor y la frustración. "¿Por qué es tan difícil para ti?"
Lexa bajó la mirada, incapaz de sostener la vista de Clarke tan vulnerable y desesperada. Cada fibra de su ser deseaba acercarse, abrazarla, consolarla. Pero una parte de ella se contenía, la parte que había aprendido a no confiar en las emociones, a temer el vínculo profundo que Clarke deseaba.
"No es lo que piensas, Clarke," dijo finalmente Lexa, su voz apenas un susurro, casi ahogada por la lluvia. "Es que... estar cerca de ti no es algo que pueda hacer fácilmente. Es más difícil que cualquier batalla, más que cualquier enemigo."
Clarke avanzó un paso, el barro bajo sus pies salpicando ligeramente. "No es difícil, el amor es lo más simple y hermoso que existe, Lexa, deja que tus sentimientos y emociones exploren el amor. Yo estoy aquí para ti. Siempre."
Lexa cerró los ojos, tratando de encontrar la fuerza para decir lo que llevaba dentro. Pero cada palabra parecía una herida que se reabría, cada sentimiento un peso insoportable. "No entiendes, Clarke. Esto me hace débil. Y en este mundo, tener una debilidad puede ser fatal."
"Pero el amor no es una debilidad," insistió Clarke, acercándose más. "El amor es nuestra fuerza, Lexa. Es lo que nos hace humanos, lo que nos da esperanza. Y yo necesito saber que tú lo crees."
Lexa abrió los ojos, su mirada intensa, pero atormentada. "Tal vez tengas razón, Clarke. Pero yo... no soy como tú. No sé cómo ser esa persona para ti."
"Entonces aprendamos juntas," respondió Clarke, su voz llena de determinación y dulzura. "No tienes que hacerlo todo sola. Estamos nosotras. Juntas."
Por un instante, Lexa pareció vacilar, como si estuviera a punto de ceder. Pero luego, con un profundo suspiro, miró seriamente a Clarke. "No es tan sencillo. Hay cosas que no sabes, cosas que no puedo decirte."
Clarke lo sentía, ese muro invisible entre ellas. Un muro hecho de miedos, secretos e incomprensiones. Y sabía que no sería fácil derribarlo. Pero no estaba dispuesta a renunciar, no después de todo lo que habían pasado.
"No importa cuán difícil sea, Lexa," dijo Clarke, su voz firme. "Te esperaré. Siempre. Porque te amo."
Lexa miró a Clarke, sus ojos llenos de emociones contradictorias.
La lluvia seguía cayendo, mientras las dos mujeres permanecían allí, inmersas en ese momento de profunda intimidad e incertidumbre. El futuro era incierto, sus caminos llenos de obstáculos. Pero en ese silencio, entre las gotas de lluvia y sus miradas intensas, había una promesa no dicha, un lazo indisoluble que ni el tiempo ni las dificultades podrían romper.
ESTÁS LEYENDO
The Grounders (Versión en Español)
FanfictionEn una época de tumultuosos cambios en la Tierra, dos pueblos se enfrentan en una guerra sin cuartel: los fieros Grounders y el Pueblo del Cielo. En el torbellino de este conflicto interminable, destacan dos figuras destinadas a cambiar el curso de...