Capítulo 21: Bajo la Lluvia del Sentimiento

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La lluvia caía ligera, como un susurro desde lo alto, mientras Clarke y Lexa caminaban bajo el cielo gris. Gotas cristalinas se deslizaban entre el cabello de Clarke, adornando sus rizos rubios con reflejos plateados. Lexa observaba su rostro, iluminado por una luz delicada, casi como si hubiera sido esculpido por un artista divino. El latido de su corazón era como el ritmo de un tambor lejano, un sonido constante que acompañaba su andar.

Clarke, concentrada en su búsqueda de hierbas medicinales, se movía con gracia entre los árboles, recogiendo con cuidado cada planta necesaria para su laboratorio. Lexa, en cambio, encontraba su atención capturada por la propia Clarke. Cada gesto, cada movimiento, parecía una obra de arte en sí misma. Su mirada seguía cada paso de Clarke, como si quisiera memorizar cada instante de aquel momento mágico. Las hojas vibraban suavemente con el soplo del viento, mientras Clarke y Lexa se encontraban envueltas en una quietud que solo la naturaleza sabía ofrecer. Clarke, agachada entre las plantas, explicaba pacientemente a Lexa la importancia de las hierbas medicinales, intentando hacer una reserva para los cuidados que tanto necesitaban en su mundo post-apocalíptico. Pero en ese momento, mientras sus palabras danzaban en el aire, un susurro sutil se perdió entre los tallos de la hierba. "Eres hermosa, Clarke", dijo Lexa con una delicadeza que revelaba más de lo que sus palabras podían expresar. Clarke se tensó imperceptiblemente, como si su corazón hubiera decidido dar un latido más fuerte. No estaba acostumbrada a oír a Lexa expresar sus sentimientos tan abiertamente, pero ese dulce temor se desvaneció cuando Lexa volvió a concentrarse en las hierbas. Pero Clarke no podía ignorar ese susurro. Se levantó lentamente, fijando su mirada en Lexa con ojos que delataban su asombro y su afecto. "Lexa, ¿podrías repetirlo?", preguntó con una dulzura que envolvía su voz como un abrazo. Lexa, generalmente reservada con sus emociones, parecía casi sorprendida por la petición de Clarke. "No", respondió, una leve sonrisa danzaba en sus labios. "No hace falta que te lo repita. Lo has entendido perfectamente". Clarke sintió un escalofrío de decepción recorrerla, pero la adoración que sentía por Lexa la empujó a intentarlo de nuevo. "Pero me gustaría oírlo una vez más", imploró suavemente. "A cambio, no me acercaré a ti, así no te sentirás incómoda". Una sonrisa maliciosa rozó los labios de Lexa. "Lo siento, Clarke, pero no te lo diré de nuevo", dijo con un tono juguetón. "Y no hago tratos contigo". Clarke se estremeció ligeramente, una risa traviesa se escapó de sus labios. No podía resistir el encanto de Lexa, ni su inimitable reserva. Se acercó a Lexa con paso lento pero decidido, sus miradas entrelazándose como tallos de hierba en la brisa primaveral. "Eres terriblemente terca, ¿lo sabías?", dijo Clarke con cariño, sus ojos brillaban con una luz que solo Lexa podía encender. Y así, entre las hierbas medicinales y los susurros de la naturaleza, Clarke y Lexa se miraban, con amor y comprensión. Porque aunque las palabras podían escapar, el vínculo entre ellas era más fuerte e indisoluble que cualquier promesa o pacto, como las raíces de un árbol centenario.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora