The Grounders (Versión en Español)

Capítulo 29: Laberinto de las Sombras: El Código Oculto de Clarke y Lexa

Clarke se encontraba en su tienda, el viento que soplaba suavemente hacía ondear la tela tosca y traía consigo el olor del bosque. Era una noche clara, y las estrellas parecían mirarla desde lo alto, testigos silenciosos de sus tormentos interiores. Clarke intentaba ordenar sus pensamientos, tratar de entender si las atenciones de Lexa eran genuinas o parte de un plan más grande. Algunos momentos con Lexa parecían tan reales, tan íntimos, que la hacían creer en algo más profundo. Pero luego estaban esos momentos de distanciamiento, de fría distancia, que la hacían dudar de todo.

Una noche, Clarke recordaba distintamente, Lexa la había abrazado con una fuerza y desesperación que nunca había visto antes. "Clarke, no puedes permitirte estar enojada conmigo," le había dicho, la voz quebrada por una emoción contenida. Clarke había respondido con una frustración acumulada durante mucho tiempo: "¿Por qué, Lexa? No haces más que alejarme. No me dices a dónde vas, qué haces. Veo más a tu guardia personal que a ti últimamente, y no entiendo por qué lo pones a mi lado cuando tú no estás."

Lexa había bajado la mirada, la tensión evidente en sus rasgos. "Tengo deberes, Clarke. El guardia al que te asigné es un buen amigo. Sé que nunca te haría daño y nunca te tocaría. Confío en él, y es por eso que te lo asigné para protegerte. El Consejo no sabe de nosotras. ¿Quieres hacer que la alianza se derrumbe? Porque si eso es lo que quieres, tú y yo no tendremos ningún futuro como pueblo."

Clarke sentía un nudo formándose en su garganta. "¿Y nosotras, Lexa? Siempre pones primero nuestros deberes y nuestro pueblo, pero nosotras, ¿qué pasará con nosotras?" Lexa la había abrazado más fuerte, casi como si quisiera fundir sus cuerpos en uno solo. "No puedo prever el futuro, Clarke, pero hay cosas a las que debo dar prioridad, y tú también."

"¿Pero de qué estás hablando? Ya estamos haciendo todo esto," había respondido Clarke, sintiendo una creciente inquietud.

"No como tú crees, Clarke," había replicado Lexa, su voz apenas un susurro. Clarke, desesperada, había implorado: "Entonces explícamelo, dime qué te pasa, qué está ocurriendo que yo no puedo saber."

Lexa parecía asustada, un miedo que Clarke nunca había visto antes en ella. "Clarke, no es algo que se pueda explicar," había dicho Lexa, sus palabras cargadas de secretos que Clarke no lograba descifrar.

En otro momento, Clarke se había despertado bajo un gran árbol, acostada sobre una suave alfombra de hojas. Lexa estaba junto a ella, mirándola con una intensidad que Clarke encontraba al mismo tiempo reconfortante e inquietante. Los ruidos de los arbustos cercanos habían asustado a Clarke, pero Lexa la había tranquilizado, diciendo que solo era el viento que susurraba entre las hojas. Clarke se había relajado, acurrucándose junto a Lexa, disfrutando de la paz del momento. "Sabes, Lexa, a veces me pasa que no recuerdo dónde estoy, y me despierto en lugares a los que ni siquiera recuerdo cómo llegué," había dicho Clarke.

Lexa había asentido. "Probablemente estás cansada, Clarke. Ahora estamos bajo presión, es más que normal." Clarke se había vuelto a dormir en los brazos de Lexa, sintiendo una seguridad que no lograba explicarse.

Pero luego estaban esos recuerdos, esos flashbacks. Clarke recordaba un momento antes de hacer el amor con Lexa, cuando había tenido una visión. Estaba desnudando y besando a Lexa, pero de repente se había desplomado, asustada por un recuerdo recurrente. "¿Qué te pasa, Clarke?" había preguntado Lexa, preocupada.

"Tuve un recuerdo de un sueño que se repite a menudo. Hay sangre, veo muchas luces a mi alrededor, y luego estás tú, que me miras y me acaricias, diciéndome que no me preocupe. Pero luego me sostienes, con fuerza, y yo grito, pero no me sueltas. Y luego esas luces, cada vez más fuertes, lo nublan todo y ya no te veo. Parecen déjà vu, como si fueran cosas que realmente sucedieron," había explicado Clarke, temblando.