Capítulo 40: Los Fantasmas del Pasado

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En las semanas que siguieron, Clarke y Lexa se vieron obligadas a colaborar más estrechamente de lo que ambas habrían querido. Las negociaciones para la paz eran lentas y a menudo frustrantes, con continuos roces entre los consejeros de Lexa y los emisarios del pueblo de Clarke. Cada decisión parecía ser una batalla en sí misma, sin que ninguna de las dos facciones estuviera dispuesta a ceder terreno.

Pero, a medida que pasaba el tiempo, Clarke comenzó a notar pequeños cambios en Lexa. Su frialdad se suavizaba a veces, especialmente cuando estaban solas. Las discusiones entre ellas se volvían menos cortantes, aunque el dolor del pasado seguía siendo palpable en cada palabra no dicha, en cada mirada que evitaban cruzar.

Una noche, después de un intenso día de negociaciones, Clarke encontró a Lexa en la terraza de la Torre, sola con sus pensamientos. El cielo estaba despejado, salpicado de estrellas, pero el aire estaba cargado de una energía que parecía retener las palabras de ambas.

"¿Puedo unirme a ti?" preguntó Clarke, incierta.

Lexa la miró brevemente, luego hizo un gesto afirmativo. Clarke se acercó, colocándose a su lado, y juntas observaron el panorama de Polis.

"¿Recuerdas cuando nos conocimos por primera vez?" preguntó Clarke después de un largo silencio, su tono reflexivo.

Lexa asintió, un atisbo de una sonrisa triste en los labios. "No podría olvidarlo nunca."

"Eras tan diferente entonces," continuó Clarke. "Estaba asustada, confundida... pero tú estabas tan segura, tan decidida. Pensaba que tenías todas las respuestas."

Lexa suspiró, uno de sus raros momentos de vulnerabilidad. "Solo era una chica que intentaba no dejar que todo se derrumbara a su alrededor. Las respuestas que buscaba nunca las tuve."

Clarke se volvió hacia ella, sus ojos azules llenos de tristeza. "¿Y qué buscas ahora, Lexa? ¿Cuál es tu objetivo?"

Lexa permaneció en silencio durante un largo momento, como si estuviera sopesando cuidadosamente cada palabra. "Busco proteger a mi pueblo, Clarke. Y trato de no perderme en el proceso. Pero a veces me pregunto si ya no es demasiado tarde."

Clarke sintió un nudo apretarse en su pecho. "Nunca es demasiado tarde, Lexa. No estás sola."

Las palabras quedaron suspendidas en el aire, una oferta de reconciliación, de un nuevo comienzo. Pero Lexa parecía vacilar, como si no supiera si aceptar o rechazar ese gesto.

"¿Y tú, Clarke?" preguntó finalmente Lexa, su voz baja y cargada de emoción. "¿Qué buscas?"

Clarke dudó, buscando las palabras adecuadas. "Busco una manera de hacer las paces con el pasado, Lexa. Busco construir un futuro para mi pueblo, un futuro en el que no tengamos que vivir más en el miedo. Pero... también busco entender quién soy ahora, después de todo lo que hemos pasado."

Lexa la miró intensamente, como si intentara leer la verdad detrás de esas palabras. "Quizás estamos buscando lo mismo, Clarke. Pero no sé si podemos encontrarlo juntas."

Las palabras de Lexa golpearon a Clarke como un golpe, un recordatorio doloroso de la distancia que aún las separaba. Pero en lugar de alejarse, Clarke decidió enfrentar esa distancia, no permitir que el pasado las mantuviera prisioneras.

"Lexa," dijo Clarke con determinación, "no estoy tratando de cambiar lo que ha pasado. No puedo hacerlo. Pero quiero creer que podemos encontrar una manera de seguir adelante, incluso si ya no somos las mismas personas que éramos."

Lexa la miró, su rostro indescifrable. "¿Y si no lo conseguimos? ¿Y si todo esto es inútil?"

Clarke respiró profundamente. "Entonces al menos sabremos que lo intentamos. Pero yo creo que podemos lograrlo, Lexa. Si tan solo estuviéramos dispuestas a dejar atrás lo que nos ha herido."

Un largo silencio cayó entre ellas, sus palabras como eco en la noche. Luego, sin previo aviso, Lexa se acercó a Clarke, tomando su mano. Sus dedos se entrelazaron, y por un momento el tiempo pareció detenerse. No era una reconciliación, no era un perdón completo, pero era un pequeño paso hacia algo nuevo.

"No sé si puedo hacer lo que me pides, Clarke," susurró Lexa, su rostro cerca del de Clarke. "Pero intentaré hacerlo."

Clarke asintió, sintiendo una ligera chispa de esperanza en su corazón. "Es todo lo que pido, Lexa. Solo un intento."

Y así se quedaron allí, mano a mano, dos líderes quebradas por el dolor del pasado, pero unidas por la esperanza de un futuro mejor. El camino por delante aún era largo e incierto, pero esa noche, bajo el cielo de Polis, Clarke y Lexa dieron un paso hacia adelante, hacia un mañana que construirían juntas, aunque no como en el pasado.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora