Capítulo 11: Entre las Sombras del Deseo: El Fuego Secreto de la Noche

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Clarke estaba en la tienda, inmersa en el silencio que había envuelto su momento íntimo. Había sido un instante de tal intensidad que ahora la dejaba con un torbellino de pensamientos confusos. No podía entender por qué Lexa parecía tan distante, tan reacia a hablar de lo que había sucedido entre ellas. ¿Quizás, se preguntaba, no había sido suficiente para satisfacerla? ¿O tal vez Lexa solo deseaba su cuerpo, sin involucrar sentimientos más profundos? Las sombras de la guerra parecían seguir danzando en los profundos ojos de Lexa, transformando la luz que antes brillaba en algo más frío y distante. Y sin embargo, a pesar de todo, se habían aventurado en ese momento de amor, un paso que ambas habían esperado con ansias. Clarke anhelaba comprender qué perturbaba tanto a Lexa, pero las respuestas parecían escapársele, ocultas detrás de una mirada distante y fría.

Con un gesto melancólico, Clarke recogió la camisa de Lexa que yacía abandonada en el suelo de la tienda. La tela, impregnada de su aroma, emanaba un aura familiar que la envolvía como un abrazo reconfortante. Cerró los ojos y acercó la tela a su nariz, aspirando su fragancia especiada, un recuerdo tangible de la pasión compartida. La mente de Clarke regresó, reviviendo imágenes vívidas, de los cuerpos desnudos que se unían en un abrazo ardiente, del tacto de la piel desnuda de Lexa bajo sus manos, de la belleza de cada beso, de cada caricia. Cómo Lexa había sido apasionada y delicada al mismo tiempo, combinando deseo y amor en un torbellino de sensaciones abrumadoras. El recuerdo de sus cuerpos unidos, de las manos hábiles de Lexa que exploraban cada centímetro de su piel, del aliento cálido que rozaba su cuerpo, era un hechizo que todavía la envolvía.

Los labios de Lexa sobre su cuerpo, la mordida ligera que la hacía gemir de placer, su voz susurrando palabras de pasión y deseo... Sus cuerpos se movían juntos, danzando al ritmo de la pasión, mientras Clarke se perdía en el placer de cada caricia, de cada beso robado. Sentía la piel de Lexa contra la suya, cálida y sedosa, mientras sus manos exploraban territorios desconocidos con una habilidad sorprendente. El aliento entrecortado de Lexa en su cuello, sus gemidos suaves de placer, llenaban el aire a su alrededor, creando una atmósfera cargada de tensión y deseo. Clarke se aferraba a esos recuerdos, intentando disipar el vacío dejado por la repentina distancia de Lexa.

Era imposible para Clarke creer que ese momento de intimidad había significado tan poco para Lexa, cuando cada gesto, cada movimiento, rebosaba de amor y pasión. Y sin embargo, ahora se encontraba sola, rodeada por el vacío dejado por la partida repentina de Lexa. Su ausencia pesaba como una losa en su corazón, mientras el eco de sus momentos compartidos aún resonaba en las paredes de la tienda.

Pero Clarke se aferraba a esos recuerdos, alimentando la llama de la esperanza de que algún día comprendería el verdadero significado de ese momento de intimidad compartido. Y mientras apretaba la camisa de Lexa entre sus manos, sentía el calor de su amor arder dentro de ella, un faro de luz que iluminaba el camino hacia un futuro incierto pero lleno de posibilidades.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora