Mientras Clarke estaba absorta en sus pensamientos y atrapada por el dolor, Lexa intentaba con todas las fibras de su ser aliviar su sufrimiento. Sin embargo, sus palabras amables y cariñosas parecían caer en el vacío, mientras la tensión entre ellas se volvía cada vez más palpable. Clarke, perdida en sus tribulaciones, parecía no darse cuenta del mundo que la rodeaba. En un intento desesperado por captar su atención, Lexa, con un gesto decidido pero afectuoso, tiró hacia atrás la capucha de Clarke, exponiendo su cabello a la lluvia incesante.
Clarke la miró sorprendida, un sonrisa que no podía contener apareció en sus labios. "No, Lexa, ahora me mojaré toda," protestó Clarke, pero sus palabras estaban acompañadas de una ligera sonrisa y una mirada intensa que traicionaba su verdadero estado de ánimo.
Lexa, decidida a traer algo de ligereza a ese momento, respondió con dulzura: "Déjate mojar por la lluvia, Clarke. No te defiendas de ella. La lluvia trae alegría y seguridad, además de que te hace..." Lexa se detuvo repentinamente, encantada por la vista de Clarke con el rostro mojado. La lluvia resbalaba por sus rasgos, haciendo que su rostro se viera aún más sensual, con el cabello pegado a sus mejillas y labios, añadiendo un toque de sensualidad y deseo que hizo que Lexa temblara.
Lexa escrutó el rostro de Clarke con tal intensidad que parecía querer capturar cada detalle, cada matiz de su belleza. Sus ojos seguían cada gota de lluvia que se deslizaba por el cabello mojado de Clarke, que caía sobre su rostro con una gracia desarmante. Clarke resplandecía bajo la lluvia, emanando un aura de deseo que atraía a Lexa como un imán. Sin embargo, Lexa permaneció quieta, deseando observar un poco más, memorizar esa imagen indeleble.
Después de un silencio cargado de tensión, Clarke, con una voz que traicionaba su incomodidad mezclada con deseo, preguntó: "Lexa, continúa. ¿Qué querías decir? Termina lo que estabas diciendo."
Lexa buscó las palabras, pero su mirada no podía apartarse del rostro de Clarke. En ese momento, sus miradas se encontraron con una intensidad casi tangible, como si estuvieran haciendo el amor sin tocarse. Clarke podía leer perfectamente en los ojos de Lexa todo lo que ella deseaba. No hacían falta palabras.
"¿Quieres besarme, Lexa? ¿Quieres continuar ese beso que me diste con tanta pasión, que me hizo saltar el corazón?" preguntó Clarke con una voz baja y cargada de deseo.
Lexa temblaba visiblemente, el deseo que sentía por Clarke era tan intenso que casi le dolía. Sus dedos trazaron círculos delicados en la mejilla de Clarke, un toque que era al mismo tiempo reconfortante y cargado de promesas no dichas.
"Clarke, ¿cómo puedes pensar que no quiero besarte? Es lo único que he deseado desde que estamos aquí. Solo quiero hacerlo despacio, disfrutando cada instante de este momento contigo," respondió Lexa con voz sofocada por la emoción.
Sus manos se encontraron, y Clarke sintió el calor del toque de Lexa a través de la piel fría por la lluvia. Sus cuerpos estaban tan cerca que Clarke podía sentir el aliento de Lexa en su piel, cada respiro era una caricia invisible que la hacía arder de deseo.
La lluvia seguía cayendo, enfriando la superficie pero alimentando el calor interno que crecía entre ellas. Los dedos de Lexa trazaban líneas de fuego a lo largo de la espalda de Clarke, rozando la piel desnuda con una delicadeza que contrastaba con la feroz pasión del momento. Clarke respondía con el mismo deseo, sus manos deslizándose por el cuerpo de Lexa, explorando cada curva, cada músculo tenso, cada centímetro de piel que podía alcanzar.
Los dedos de Lexa trazaron una línea a lo largo del cuello de Clarke, bajando lentamente hacia los hombros, deteniéndose apenas antes de tocar el borde de su camisa mojada. Clarke se estremeció bajo ese toque, una mezcla de frío y deseo que la hacía temblar.
"Lexa," susurró Clarke, cerrando los ojos por un momento, dejando que la sensación del toque de Lexa la abrumara. "Te deseo tanto."
"Clarke," respondió Lexa, su voz un susurro apenas audible sobre el sonido de la lluvia. "No imaginas cuánto te deseo. Cada momento que pasamos juntas, cada instante en que no puedo tenerte es un tormento."
Las manos de Lexa se movieron a lo largo de las caderas de Clarke, acercándola más, sintiendo la presión de sus cuerpos uno contra el otro. Clarke gimió cerca de los labios de Lexa, el sonido ahogado por el deseo de ese beso que esperaba cargado de deseo y pasión. Cada gemido era una invitación, cada respiro una señal de cuánto se deseaban la una a la otra.
"Déjame sentir tu aliento, Clarke," dijo Lexa, su voz un susurro ronco. "Déjame sentir cuánto me deseas."
Clarke respondió con un gemido, sus manos apretando a Lexa más fuerte, sus cuerpos moviéndose juntos en una danza de deseo. Cada toque, cada caricia era un recordatorio del deseo que ardía entre ellas, un fuego que no podía ser apagado.
La lluvia seguía cayendo, enfriando la superficie pero alimentando el calor interno que crecía entre ellas. Los labios de Lexa se movían cerca de los de Clarke, sin llegar a tocarlos nunca, creando una anticipación casi insoportable. Clarke podía sentir el aliento de Lexa mezclarse con el suyo, cada respiro un eco del deseo que ardía dentro de ella.
"Lexa," gimió Clarke, sus ojos entrecerrados por el placer. "Por favor, no nos hagas esperar más. Quiero sentirte."
"Ssh, Clarke," respondió Lexa, su voz un susurro. "Disfrutemos este momento. Cada instante, cada respiro."
Las manos de Lexa se deslizaron a lo largo del cuerpo de Clarke, trazando líneas de fuego a lo largo de su piel. Clarke temblaba bajo ese toque, cada fibra de su ser en llamas por el deseo. Pero a pesar del fuego que ardía entre ellas, sus labios nunca se encontraron. Permanecieron suspendidos, cercanos pero nunca unidos, creando una anticipación que hacía cada instante aún más intenso.
Clarke podía sentir cada respiro de Lexa, cada latido de su corazón, cada fibra de su ser que clamaba por un contacto que siempre parecía al alcance pero nunca completamente realizado. Y sin embargo, en ese momento, la ausencia del beso era lo que hacía todo tan increíblemente poderoso. El deseo no realizado, la pasión contenida, todo contribuía a crear un vínculo que iba más allá del simple contacto físico.
"Te amo, Lexa," susurró Clarke, su voz temblando por la emoción. Y así, bajo la lluvia torrencial, Clarke y Lexa permanecieron suspendidas en un momento de deseo puro e incontaminado, un momento que, aunque sin un beso, estaba cargado de una pasión y un amor que recordarían para siempre.

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The Grounders (Versión en Español)
FanfictionEn una época de tumultuosos cambios en la Tierra, dos pueblos se enfrentan en una guerra sin cuartel: los fieros Grounders y el Pueblo del Cielo. En el torbellino de este conflicto interminable, destacan dos figuras destinadas a cambiar el curso de...