Capítulo 33: El Peso de la Decisión

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Clarke estaba sola en su tienda, las mejillas mojadas, las lágrimas deslizándose libres, testigos silenciosos de su amor por Lexa. Cada gota parecía llevar consigo un fragmento de su corazón, un dolor que no podía ignorar. Las noticias habían llegado al campamento: Lexa había vuelto a la Torre. Clarke se secó las lágrimas al saber que Lexa estaba allí de nuevo, pero a pesar de todo, ya había tomado una decisión: no iría a verla. Decidida a cerrar ese capítulo doloroso, Clarke se giró hacia la guardia en la entrada de su tienda. "Es hora de reunirme con la Comandante Lexa", dijo, su voz firme pero cargada de emoción. "Pero quiero que el encuentro sea privado. Debemos estar solas." La guardia asintió, respetando su deseo.

A pesar de las intrigas de Lexa y la traición que había sentido como una afilada cuchilla, Clarke no podía ignorar los sentimientos que aún tenía por ella. La distancia y la guerra habían alimentado sus preguntas, el porqué de cada acción de Lexa, incluidas aquellas que afectaban su relación. Clarke quería una confrontación, estaba lista para soportar cualquier verdad, siempre que Lexa confesara todo. Tenía derecho a saber, independientemente del resultado.

En el campamento, Clarke entrenaba con otros guerreros, impartiendo lecciones de defensa. Su mente, sin embargo, estaba lejos. Los golpes que daba y recibía eran mecánicos, el cuerpo reaccionaba por hábito mientras la mente vagaba entre recuerdos y temores. Fue interrumpida por las guardias que, con miradas preocupadas, le informaron que Lexa se había presentado en el campamento y se había dejado capturar voluntariamente. Clarke se detuvo, el sudor corriendo por su frente. Su corazón dio un vuelco, casi saltando fuera del pecho. Lexa había venido a verla, un gesto que no podía ignorar.

Incrédula y, de alguna manera, feliz, Clarke se tomó un momento para descansar. Se sentó en una roca cerca del campamento, la mirada fija en la distancia. Lexa, la mujer que amaba, estaba allí, tan cerca, y sin embargo tan lejos. La idea de que Lexa no hubiera venido en son de paz la preocupaba, pero la felicidad de verla de nuevo superaba cualquier emoción negativa. El corazón de Clarke era un torbellino de emociones, una mezcla de esperanza, miedo, amor y rabia.

El sol estaba cayendo, tiñendo el cielo de un rojo intenso, casi como reflejo del fuego que ardía dentro de ella. Clarke cerró los ojos por un momento, tratando de recoger sus pensamientos. Lexa estaba allí, pero ¿qué significaba realmente? Necesitaba respuestas, claridad. Y sin embargo, el miedo de lo que podría descubrir la atormentaba.

El tiempo parecía ralentizarse mientras Clarke esperaba. La tensión era palpable en el aire, cada sonido parecía amplificado, cada movimiento sospechoso. Las guardias estaban tensas, listas para intervenir si era necesario. Clarke se sentía como en un limbo, suspendida entre la esperanza y el miedo.

Finalmente, una de las guardias se acercó a Clarke. "La Comandante Lexa está esperando", dijo, su voz calma pero con una nota de preocupación. Clarke asintió, levantándose lentamente. El corazón le latía con fuerza, las manos le temblaban ligeramente. Tomó una respiración profunda y se dirigió hacia la tienda donde Lexa estaba prisionera. Mientras se acercaba, Clarke podía sentir el peso de cada paso. Cada movimiento la acercaba a una verdad que no estaba segura de estar lista para conocer. Lexa estaba allí, detrás de esa tienda, y Clarke sentía su presencia como una sombra constante.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora