Capítulo 36: Clarke y Lexa: El Destino y la Evolución de la Mujer

16 4 1
                                    

Lexa y Clarke se habían separado recientemente, cada una reflexionando sobre la última vez que se vieron, un recuerdo que marcaría el final de una era y el comienzo de una nueva separación.

En la penumbra de la habitación, Clarke y Lexa se encontraban lado a lado, apenas vestidas después de horas de intensa unión física y mental. La tensión entre ellas era palpable, su vínculo había alcanzado un nuevo nivel de intimidad, trascendiendo los límites tradicionales de la fisicidad. La respiración de Clarke aún era irregular, signo de las emociones contradictorias que burbujeaban dentro de ella. Lexa, percibiendo el cambio en la energía de su compañera, se acercó preocupada, tocándole suavemente el rostro.

"¿Estás bien, Clarke? Pareces turbada," preguntó Lexa con un tono preocupado pero inquieto.

Clarke exhaló un largo suspiro, sus ojos estaban lejanos, perdidos en pensamientos que no lograba disipar completamente. "No es nada grave, Lexa," respondió con una calma aparente. "Es solo que en los últimos días me siento rara. Solo es un poco de náuseas, o un efecto residual del nuevo virus que hemos combatido."

Lexa, aunque preocupada, trató de mantener la calma. Sin embargo, su corazón aceleró ligeramente al pensar que Clarke pudiera estar enferma. "¿Estás segura de que solo es el virus? ¿Has hecho todos los exámenes?"

Clarke sonrió dulcemente, tratando de tranquilizar a Lexa. "Sí, Lexa, todas mis pruebas están en orden. Mi organismo está en salud, y tengo todo bajo control, incluso la cura para mi corazón."

Lexa, en un intento de aligerar la atmósfera, rió nerviosamente. "Quizás estés embarazada, Clarke."

Clarke rió, pero su sonrisa era nerviosa. "Imposible, Lexa. Hemos sido cuidadosas... Y además, somos ambas mujeres. No podemos tener hijos."

En ese momento, Lexa tomó el rostro de Clarke entre sus manos, mirándola intensamente a los ojos. "Clarke, sabes que no soy una mujer como todas las demás. He sido diseñada para algo diferente. Mi genética ha sido alterada. Puedo crear vida incluso con otra mujer. No se necesita la intervención de un hombre. Mi cuerpo es capaz de procrear de maneras que desafían la naturaleza humana tradicional."

Clarke se detuvo, sorprendida por las palabras de Lexa. "¿Estás diciendo que realmente podrías... embarazarme?" preguntó Clarke, asombrada pero también intrigada por la idea.

Lexa asintió lentamente. "Exactamente. Mi cuerpo ha sido genéticamente modificado para producir células germinales únicas que, a través de un proceso complejo, pueden fusionarse con tus óvulos y crear un nuevo ser humano. Mis células, gracias a esta ingeniería genética avanzada, son capaces de comportarse de manera similar a los espermatozoides, sin contener ninguna característica genética masculina. En esencia, son células de fusión femenina que llevan solo material genético femenino, pero con las capacidades reproductivas de un gameto masculino."

Clarke miró a Lexa con los ojos muy abiertos, sus manos temblaban ligeramente mientras procesaba la información. "Entonces... si es así, ¿podríamos realmente tener un hijo juntas?"

Lexa sonrió, su mirada se suavizó mientras le acariciaba la mejilla. "Sí, Clarke. Podríamos tener un hijo. Y sería nuestro, generado solo por nosotras dos. No necesitaríamos nada más, solo nuestro amor y nuestras células. Es una posibilidad increíble, fruto de una innovación científica sin precedentes."

*La Ciencia de la Procreación Femenina*

El cuerpo de Lexa representaba una frontera nunca antes explorada en la biología de la reproducción humana. Su genética no solo la había convertido en una luchadora extraordinaria, sino que también le había conferido la capacidad de generar vida de una manera completamente nueva. A través de la ingeniería genética avanzada, sus genes habían sido programados para producir una sustancia especial, una especie de fluido seminal femenino, libre de cualquier componente masculino pero capaz de interactuar con los óvulos de otra mujer.

Este fluido no contenía espermatozoides en el sentido tradicional, sino células germinales reprogramadas con un corredo cromosómico femenino. Estas células podían atravesar la membrana de los óvulos y completar el proceso de fertilización. Una vez dentro, la fusión de los dos núcleos celulares llevaría a la creación de un embrión con un corredo genético enteramente femenino, pero completo, con genes tomados equitativamente de ambas madres.

En esencia, el cuerpo de Lexa era capaz de generar células reproductivas que desempeñaban el mismo papel que los espermatozoides, pero sin la intervención de cromosomas Y, llevando a la creación de un niño genéticamente femenino, o en algunos casos, masculino si se lograba manipular marcadores genéticos específicos a través de tecnologías avanzadas. El proceso requería una interacción delicada entre hormonas y proteínas genéticamente modificadas, pero el resultado final era extraordinario: la posibilidad para dos mujeres de concebir una nueva vida sin la necesidad de un hombre.

Clarke sentía una oleada de emociones contradictorias: miedo, excitación, amor y una especie de sacralidad que rodeaba la posibilidad de crear una nueva vida con Lexa. "Si fuera verdad, si realmente pudiéramos tener un hijo, ¿cómo sería? Sería amado, ¿verdad?" preguntó Clarke con un hilo de voz, casi asustada por el peso de lo que estaba diciendo.

Lexa le tomó ambas manos, apretándolas con ternura. "Sí, Clarke. Sería amado, más que cualquier otra cosa en el mundo. Cada parte de ese niño sería una parte de nosotras. Y lo amaríamos con toda nuestra alma, porque sería el fruto de nuestro vínculo, de nuestra unión."

Las palabras de Lexa resonaban en la mente de Clarke, y lentamente, su miedo comenzaba a desvanecerse. "Hacer el amor contigo," dijo Clarke, "ha sido como tocar el cielo. Cada movimiento, cada conexión entre nuestros cuerpos, ha sido perfecto, como si estuviéramos destinadas a fusionarnos en una sola alma. Si de esto pudiera nacer una vida, entonces aceptaría cualquier consecuencia."

Lexa sonrió y la besó con una pasión aún más intensa. Sus labios se buscaron con fuerza, como si fueran imanes el uno hacia el otro, sin querer separarse nunca. El choque de sus cuerpos era una danza entre deseo y amor, una fusión perfecta de emociones y sensaciones.

"¿Aceptarías realmente un embarazo?" preguntó Lexa, mientras se separaba ligeramente del beso, con sus rostros aún muy cerca.

Clarke asintió. "Sí, lo haría. ¿Y tú?"

Lexa la miró con una intensidad que la hizo temblar. "Deseo con todo mi corazón una familia contigo, Clarke. Y quiero gobernar contigo, construyendo nuestro futuro, mientras el tiempo nos lo permita."

La decisión había sido tomada. Su vínculo, ya indisoluble, sería aún más reforzado por la posibilidad de crear una nueva vida juntas.

The Grounders (Versión en Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora