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El abrazo que compartían en la penumbra del departamento se sentía casi irreal. Lee Hyunwoo estaba envuelto en una calidez que contrastaba profundamente con el frío de la madrugada. Sentía el latido de su corazón acelerado contra el pecho de Jung Minho, y, por un momento, el mundo exterior dejó de existir. Sin embargo, lo que sucedió a continuación lo tomó completamente por sorpresa.

Minho, con su rostro apenas a centímetros del de Hyunwoo, bajó la voz a un susurro, un tono tan íntimo que hizo que el vello de la nuca de Hyunwoo se erizara.

-¿Quieres que te caliente? -susurró Minho, su aliento acariciando la oreja de Hyunwoo. No se refería al frío, y ambos lo sabían.

Hyunwoo sintió como si el suelo bajo sus pies desapareciera. El significado de aquellas palabras era claro, y por un momento, su mente se quedó en blanco. El sonrojo que ya teñía sus mejillas se intensificó, volviéndose de un rojo profundo. No sabía qué responder; la situación lo superaba. Levantó la vista para encontrar los ojos de Minho, buscando algún tipo de guía o explicación en esa mirada intensa que lo tenía atrapado desde hace semanas.

Minho, al ver la reacción de Hyunwoo, sonrió apenas, pero no había rastro de burla en esa sonrisa. Sus dedos, que aún sostenían la mejilla de Hyunwoo, se deslizaron lentamente hacia su cuello, acariciándolo con una suavidad que contrastaba con la tensión del momento. Luego, sin dejar de mirarlo a los ojos, Minho se inclinó hacia él, dejando un beso suave en su cuello.

El apartamento estaba sumido en una oscuridad rota solo por la tenue luz que entraba por la ventana. Lee Hyunwoo apenas había tenido tiempo de comprender lo que estaba ocurriendo cuando Jung Minho se acercó, sus labios apoderándose de los suyos con una urgencia que lo dejó sin aliento.

Minho no perdía tiempo. Sus manos rápidas y experimentadas despojaron a Hyunwoo de su ropa, mientras él se deshacía de la suya con una precisión casi mecánica. Para Minho, Hyunwoo no era más que una presa en esa noche, y Minho, hambriento de deseo, no tenía intenciones de contenerse.

-Minho... -Hyunwoo trató de hablar, pero su voz tembló ante la fuerza y la ferocidad con la que Minho lo manejaba.

-Cállate, Hyunwoo -murmuró Minho, su voz ronca de deseo-. No te detengas.

Antes de que Hyunwoo pudiera decir algo más, Minho lo llevó a la habitación y lo empujó con fuerza hacia la cama. El joven policía cayó sobre el colchón, su cuerpo desnudo temblando ante la intensidad de la situación. Intentó incorporarse, pero Minho ya estaba encima de él, inmovilizando sus manos sobre su cabeza con una sola mano.

-¿Alguna vez te han hecho esto antes? -preguntó Minho, su voz baja y amenazante mientras sus ojos recorrían el cuerpo de Hyunwoo con una mezcla de hambre y posesividad.

-No... -Hyunwoo susurró, su voz apenas audible.

Minho sonrió, una sonrisa fría que envió escalofríos por la espalda de Hyunwoo. Con un movimiento rápido, Minho separó las piernas de Hyunwoo, posicionándose entre ellas. Hyunwoo sintió el miedo apoderarse de él, pero antes de que pudiera reaccionar, Minho se inclinó y lo penetró de un solo golpe.

-¡Ah! -Hyunwoo gritó de dolor, sus uñas clavándose en las sábanas mientras Minho lo embestía sin piedad.

El dolor era intenso, y Hyunwoo sintió que todo su cuerpo se tensaba ante la intrusión. Intentó moverse, liberarse, pero Minho lo mantenía firmemente en su lugar, sus embestidas rápidas y fuertes, sin darle tiempo para adaptarse.

-Por favor... despacio... -suplicó Hyunwoo, las lágrimas acumulándose en sus ojos.

Pero Minho no escuchaba. Estaba demasiado perdido en su deseo, demasiado consumido por la necesidad de calmar el fuego que ardía en su interior. Sus embestidas continuaron, cada vez más rápidas y profundas, sin preocuparse por el dolor que causaba a Hyunwoo.

Minho cambió su posición, girando a Hyunwoo sobre su estómago, sus caderas ahora alzadas mientras el pecho de Hyunwoo se aplastaba contra el colchón. La nueva posición solo intensificó la sensación, y Hyunwoo no pudo contener el grito que salió de sus labios cuando Minho volvió a entrar en él con fuerza.

-Minho... ¡por favor! -Hyunwoo gritó, su voz desesperada mientras intentaba resistirse a la marea de dolor y placer que lo invadía.

-No me detendré, Hyunwoo. Te haré mío esta noche -gruñó Minho, sus manos sujetando con fuerza las caderas de Hyunwoo mientras lo embestía sin descanso.

La habitación se llenó con los sonidos de sus cuerpos chocando, los gemidos sofocados de Hyunwoo y la respiración pesada de Minho. Hyunwoo sentía que su mente estaba en blanco, incapaz de procesar la intensidad del momento, mientras su cuerpo se rendía al control absoluto de Minho.

Minho finalmente alcanzó su clímax, liberándose dentro de Hyunwoo con un gruñido profundo. Se mantuvo dentro de él por un momento, sus manos aún aferradas a las caderas del joven, antes de retirarse lentamente. Hyunwoo cayó sobre el colchón, exhausto y temblando, su cuerpo adolorido y su mente abrumada.

Pero Minho no había terminado. Su deseo no estaba completamente satisfecho. Con un tirón, lo giró nuevamente, esta vez colocándolo de espaldas con las piernas abiertas, exponiéndolo por completo. Hyunwoo lo miró con ojos vidriosos, su cuerpo temblando de agotamiento y miedo.

-Minho... no puedo... -intentó decir, pero Minho lo calló con un beso brusco, sus manos acariciando con posesividad el pecho de Hyunwoo.

-Vas a soportar otra ronda, Hyunwoo. No he terminado contigo -murmuró Minho contra sus labios antes de bajar una mano entre las piernas de Hyunwoo, comenzando a estimularlo nuevamente.

A pesar de su dolor y su resistencia, el cuerpo de Hyunwoo reaccionó a las caricias expertas de Minho. Su erección volvió a crecer en la mano de Minho, y aunque su mente estaba en conflicto, su cuerpo lo traicionaba, dejándose llevar por las sensaciones.

Minho no tardó en volver a posicionarse. Esta vez, lo levantó hasta sentarlo en su regazo, haciendo que Hyunwoo se sentara encima de él. Hyunwoo jadeó ante la sensación de estar completamente lleno una vez más, sus piernas temblando mientras Minho lo sostenía con fuerza.

-Mírame, Hyunwoo. Mírame mientras lo hacemos -ordenó Minho, su voz baja y dominante.

Hyunwoo, con esfuerzo, abrió los ojos y lo miró. Los ojos de Minho eran oscuros, llenos de deseo y control, y a pesar de su temor, no pudo apartar la mirada. Minho comenzó a moverlo, levantando y bajando las caderas de Hyunwoo sobre él en un ritmo constante y profundo.

El dolor aún estaba presente, pero ahora se mezclaba con un placer que hacía que Hyunwoo gimiera en voz alta. Cada vez que Minho lo bajaba, sentía cómo todo su cuerpo se estremecía, una mezcla de sensaciones tan intensas que apenas podía contenerse.

-Minho... no puedo más... -gimió Hyunwoo, sus manos aferrándose a los hombros de Minho mientras trataba de mantener el ritmo que él le imponía.

-Sí puedes, Hyunwoo. Vas a hacerlo hasta que yo lo diga -murmuró Minho, apretando las caderas de Hyunwoo para aumentar la velocidad.

Hyunwoo estaba al borde del clímax, su cuerpo temblando mientras Minho lo llevaba al límite una vez más. Y cuando finalmente no pudo más, se corrió con un gemido ahogado, su cuerpo temblando incontrolablemente mientras su semen cubría el abdomen de ambos.

Minho no se detuvo. Continuó embistiéndolo con fuerza, llevándose a sí mismo al borde del clímax mientras Hyunwoo gemía de sobreestimulación. Finalmente, con un gruñido bajo, Minho alcanzó su segundo clímax, llenando a Hyunwoo nuevamente antes de detenerse por completo.

Ambos quedaron jadeando, sudorosos y agotados. Minho dejó que Hyunwoo cayera sobre la cama, su cuerpo temblando mientras intentaba recuperar el aliento. Hyunwoo estaba completamente agotado, su mente y cuerpo abrumados por lo que acababa de suceder.

Minho se apartó lentamente, su respiración aún pesada mientras observaba a Hyunwoo, ahora completamente inmóvil sobre la cama.

-Te lo dije, Hyunwoo -murmuró Minho, su voz ronca-. Esta noche, eres mío.

Hyunwoo, incapaz de hablar, solo cerró los ojos, dejándose llevar por la oscuridad que lo envolvía mientras el cansancio finalmente lo vencía.

entre sombras y deseos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora