Después de entregar su informe en la comisaría, Hyunwoo dejó escapar un suspiro de alivio. Sentía que una gran carga había sido levantada de sus hombros, pero no podía negar el peso emocional que aún persistía. Mientras caminaba hacia una tienda de conveniencia cercana, las imágenes de Minho seguían rondando su mente, especialmente la intensidad con la que lo había mirado y tocado la noche anterior. Había algo en Minho, una atracción que empezaba a crecer dentro de Hyunwoo, y aunque intentaba no pensar en ello, la realidad era ineludible.
Al acercarse a la tienda, la melodía de "Mr. Loverman" de Ricky Montgomery comenzó a sonar en su cabeza, como un reflejo de los sentimientos contradictorios que lo invadían. Sin darse cuenta, empezó a tararear la canción mientras entraba en la tienda.
El tintineo de la campanilla sobre la puerta anunció su llegada, y Hyunwoo se dirigió directamente a la sección de snacks. Sus pasos eran casi automáticos mientras buscaba las galletas favoritas de su hermano pequeño. Cuando finalmente las encontró, sonrió, imaginando la cara de felicidad del niño al recibirlas.
—Aquí están —murmuró para sí mismo, levantando la caja con una sonrisa satisfecha.
Aún tarareando la melodía pegajosa, se dirigió a la caja registradora. El cajero, un joven de su edad, lo saludó con una sonrisa amistosa.
—¿Eso es todo? —preguntó el cajero mientras escaneaba las galletas.
—Sí, eso es todo —respondió Hyunwoo, sacando su cartera.
—¿Galletas para un antojo? —bromeó el cajero, intentando iniciar una pequeña conversación.
—No, son para mi hermano pequeño. Son sus favoritas —contestó Hyunwoo mientras pagaba.
—Buen hermano. Seguro que estará feliz —dijo el cajero con una sonrisa, entregándole las galletas.
—Lo estará —Hyunwoo asintió, recogiendo la bolsa—. Que tengas un buen día.
—Igualmente —respondió el cajero mientras Hyunwoo se despedía.
Al salir de la tienda, el tarareo continuó, y aunque intentaba enfocarse en la canción, su mente volvía una y otra vez a Minho. La manera en que lo había tocado, cómo su piel había respondido a cada caricia… Sentía un nudo en el estómago al recordar esos momentos, una mezcla de deseo y temor que no podía ignorar.
Finalmente, llegó a casa. Apenas abrió la puerta, el aroma de la comida casera lo envolvió, dándole una sensación de hogar que tanto necesitaba. Su hermano pequeño salió corriendo a recibirlo, con una energía desbordante.
—¡Hyunwoo hyung! —exclamó, lanzándose a sus brazos con un abrazo fuerte—. ¿Me trajiste algo?
Hyunwoo sonrió ampliamente y sacó las galletas de la bolsa, entregándoselas.
—Claro que sí. Aquí tienes tus favoritas.
El niño dio un grito de alegría, agarrando las galletas y abrazándolo de nuevo.
—¡Gracias, hyung!
Antes de que Hyunwoo pudiera responder, su madre apareció en la sala, con las manos en las caderas.
—¿Galletas antes del almuerzo? —dijo en tono de reproche, mirando al niño—. Y tú, Hyunwoo, deja tu abrigo en su lugar y ve a lavarte las manos.
Ambos hermanos se miraron, y aunque sabían que estaban siendo regañados, no pudieron evitar sonreír cómplices. El menor rápidamente escondió las galletas detrás de su espalda, mientras Hyunwoo iba a recoger su abrigo y luego se dirigió al baño.
—Vamos, antes de que mamá nos regañe más —dijo Hyunwoo mientras se dirigían al baño.
En el baño, mientras ambos se lavaban las manos, el pequeño rompió el silencio.
—Hyung, ¿has tenido un día difícil?
Hyunwoo, que estaba enfocado en enjabonarse las manos, levantó la vista hacia su hermano.
—Un poco. ¿Por qué preguntas?
—Porque… te ves un poco triste —dijo el niño con inocencia, mirando a su hermano mayor.
Hyunwoo suspiró suavemente, tocado por la percepción de su hermano.
—No es nada que no pueda manejar. Además, estar aquí contigo y mamá siempre me anima.
El niño sonrió, satisfecho con la respuesta de su hermano. Hyunwoo le revolvió el cabello con cariño antes de terminar de enjuagarse las manos.
—¿Sabes? Mamá se va a enojar si no guardas bien esas galletas —dijo Hyunwoo, intentando cambiar el tema y hacer reír a su hermano.
—No te preocupes, las esconderé bien —dijo el niño con una sonrisa traviesa.
Ambos salieron del baño, listos para disfrutar del almuerzo. Aunque el día había sido largo y lleno de emociones, estar en casa, rodeado de su familia, le daba a Hyunwoo un respiro necesario. Sin embargo, en lo más profundo de su mente, Minho seguía presente, como una sombra que no podía evitar. Sabía que esos sentimientos no desaparecerían fácilmente, pero por ahora, prefería concentrarse en el momento, en la paz que su hogar le ofrecía.

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entre sombras y deseos
عاطفيةDescripción: Tras cumplir una condena de cinco años en prisión, Jung Minho es liberado bajo estricta supervisión. El sistema judicial no confía en su rehabilitación, por lo que asignan a Lee Hyunwoo, un joven y brillante policía de 22 años, para vig...